El sistema internacional de propiedad intelectual puede ser empleado para reducir la brecha digital que todavía subsiste entre países industrializados y en desarrollo, concluyó un estudio especializado divulgado este lunes.
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la agencia intergubernamental que administra los tratados de protección de las invenciones humanas, examinó los efectos de las tecnologías digitales sobre su campo de actividad.
Una parte substancial del trabajo se ocupa del papel que la OMPI y el sistema de propiedad intelectual pueden desempeñar para ayudar a los países en desarrollo a construir los puentes que les permitan involucrarse en el comercio electrónico.
Al mismo tiempo, esos países del Sur promoverían el desarrollo futuro de su propiedad intelectual mientras protegen y preservan su herencia cultural, apuntó la OMPI en su estudio dado a conocer este lunes en su sede de Ginebra.
El trabajo, en la descripción del panorama de la economía digital, refiere que hasta este año sólo 10 por ciento de la población mundial se encuentra conectada a la red mundial de computadoras, un porcentaje que equivale a más de 605 millones de personas.
Ese dato refleja un mundo donde una tercera parte de la población nunca ha hecho una llamada telefónica, indicó.
Sin embargo, la cantidad de usuarios de Internet se expande en forma exponencial y supera todas las previsiones. En 1999 se había calculado que los usuarios de la red llegarían a 250 millones en 2002 y ahora se pronostica que ascenderían a 709 millones en 2004 y a 1.000 millones el año siguiente.
Pero Internet, a su firme ampliación sin pausa, suma otra constante y es la profunda separación en su nivel de desarrollo entre países ricos y pobres.
La OMPI cita conclusiones sacadas por un estudio de la Red Internacional de Cátedras en Comunicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Orbicom) y de la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA), que califica de enorme la brecha que separa a esos países.
El estudio de Orbicom-CIDA concluye que, aun cuando a ritmo lento, esa brecha se está reduciendo, pero con diferencias de velocidad muy marcadas entre los países, que dependen de la difusión de las nuevas tecnologías.
Alrededor de 99 por ciento del gasto mundial en tecnologías de la información se concentra en 55 países. Por otra parte, más de dos tercios de los usuarios en línea se localizan en Estados Unidos y en Europa.
Ante esta realidad, la OMPI deduce que el sistema de propiedad intelectual es una herramienta que puede ser usada para achicar esa brecha digital.
La agencia multilateral interpreta que políticas y sistemas legales nacionales, que incluyan leyes actualizadas sobre propiedad intelectual, pueden fomentar las inversiones extranjeras y locales.
Esas normas estimularían la creación de contenidos locales que permiten a la población obtener beneficios económicos y sociales de sus esfuerzos creativos.
Al respecto, Internet crea una insaciable demanda de contenido y una oportunidad para producirlo, que no ha sido tenida en cuenta plenamente por los países en desarrollo, lamentó el estudio.
Las disparidades en el acceso a Internet se aprecian en la distribución geográfica, que atribuye 37 por ciento a América, 31 por ciento a Asia, 29 por ciento a Europa y uno por ciento a Africa.
La mayoría de los indicadores usados por el estudio de la OMPI engloban en el área americana a América Latina y el Caribe junto con América del Norte, pese al distinto desarrollo de esas regiones.
La distribución en el acceso mundial refleja los niveles de desarrollo económico, pero también muestra la incidencia de otros factores, como la cantidad de computadoras conectadas a la red mundial.
También influyen la disponibilidad y el costo del acceso a las infraestructuras de telecomunicaciones, los niveles de educación y de formación electrónica y las políticas reguladoras de telecomunicaciones y de comercio electrónico.
El costo del acceso varía entre países y entre regiones, aunque en general el precio más elevado en el mundo en desarrollo lo coloca en desventaja respecto de la celeridad y el desarrollo del comercio electrónico.
El acceso mensual a Internet equivale en Nepal a 278 por ciento del ingreso promedio mensual de la población, en Sri Lanka asciende a 60 por ciento, mientras en Estados Unidos absorbe apenas 1,2 por ciento de ese concepto.
A pesar de ese panorama, la tendencia muestra que el mayor crecimiento en el número de usuarios de Internet se registra en Asia, donde la cantidad de conexiones aumentó 5,6 por ciento en el último trimestre de 2001.
En tanto, el crecimiento en Europa en el mismo lapso fue de 4,9 por ciento, en América Latina de 3,3 por ciento y en Estados Unidos de 2,5 por ciento.
Se espera que en diciembre la cantidad de usuarios de la región Asia-Pacífico se eleve a 180 millones, por encima de Europa y América del Norte separados.
Así, la región Asia-Pacífico contará con 236 millones de usuarios en la red mundial de computadoras en 2004.
Los avances más marcados se verifican en China, donde se proyecta un crecimiento de 36 por ciento hasta 2004 para alcanzar 51 millones de usuarios, y en India, que para la misma época habrá aumentado 47 por ciento para totalizar 10,1 millones de conexiones.
Mientras, en América Latina, la población en línea para 2004 ha sido estimada en 60,6 millones, casi el doble de la actualidad.
En Africa, una región de baja penetración de Internet, aparecen signos de crecimiento al respecto al registrar 20 por ciento más de suscriptores a Internet en los últimos 18 meses.
Sin embargo, excluyendo las áreas más desarrolladas de Sudáfrica y de Africa septentrional, sólo uno de cada 250 africanos esta conectado a la red mundial, comparados con uno cada dos en América del Norte y Europa.
La investigación de la OMPI concluye que la brecha digital no se limita a las diferencias entre países ricos y pobres. También se manifiesta entre las propias naciones menos avanzadas y depende de distinto grado de desarrollo digital, de participación en el comercio electrónico y en la economía digital.
Las causas son, a su vez diversas, pero en parte muestran el compromiso de esos países con el estímulo a las innovaciones locales y a la creación de contenidos, y también a la promoción y la protección de su industria local a través del sistema de propiedad intelectual. (FIN/IPS/pc/dm/sc ic if/02