El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó a Israel reducir el número de trabajadores extranjeros, en alusión a los palestinos, para combatir la grave crisis económica que atraviesa ese país.
Aunque el número de palestinos que trabaja en Israel se encuentra actualmente en un mínimo histórico, la recomendación del Fondo terminará de devastar a la economía palestina, que depende en gran parte de los empleos en ese país.
Según el Banco Mundial, en junio de 2000, tres meses antes del comienzo de la segunda intifada o insurrección palestina contra la ocupación israelí, 21 por ciento de todos los palestinos trabajaban en Israel, en su mayoría en la industria de la construcción.
Los ingresos procedentes de fuera de los territorios palestinos constituyen más de 22 por ciento del producto interno bruto (PIB) palestino, lo que convierte a esa economía en una de las más dependientes de las remesas del exterior, observó el Banco.
Sin duda la arruinada economía palestina sufrirá todavía más con la recomendación del FMI a Israel de que facilite el retorno a la fuerza laboral de los desempleados y receptores de ayuda estatal israelíes, incluso a través de una reducción drástica del número de trabajadores extranjeros.
Para lograr esa reducción, es esencial introducir medidas que acerquen el costo de contratar trabajadores extranjeros al de los trabajadores israelíes, agregó el Fondo en su evaluación anual de la economía de Israel, presentada el lunes, luego de consultas con autoridades israelíes.
El gobierno israelí ya aprobó un plan en el presupuesto de 2003 tendente a disminuir en forma drástica el número de trabajadores palestinos.
Este es un paso en la dirección correcta, pero debe acompañarse de medidas que faciliten la búsqueda de trabajo, como el aumento y la mejora de la enseñanza de oficios y los servicios de empleo, sugirió la institución financiera.
Según el FMI, la peor recesión de la historia de Israel se debe tanto a factores externos como a la política económica del gobierno.
Las operaciones militares en territorios palestinos, la posibilidad cada vez más cercana de la guerra de Estados Unidos contra Iraq y el enlentecimiento de la economía mundial, junto con la falta de disciplina fiscal, provocaron el deterioro de las condiciones macroeconómicas y el estancamiento de la demanda externa.
La institución prevé que el PIB israelí se reducirá uno por ciento en 2002, el segundo año consecutivo de crecimiento negativo.
La desaceleración de la economía mundial hizo caer la demanda de productos israelíes basados en la tecnología, como programas de computación, compuestos químicos y productos agrícolas, mientras el turismo y el comercio regional, ambos dependientes de un ambiente de seguridad, también disminuyeron.
El informe del FMI fue publicado días después de que Israel solicitara a su aliado Estados Unidos 14.000 millones de dólares en garantías de préstamos y asistencia militar adicional.
El Fondo no evaluó el impacto del posible nuevo préstamo sobre el desempeño futuro de la economía israelí, pero dado que Washington suele perdonar las deudas de Israel, es improbable que el nuevo crédito represente una carga para el Estado judío.
Medios de prensa israelíes indicaron que el préstamo solicitado sería utilizado para combatir la insurrección palestina y contrarrestar los efectos de lo que parece una inevitable acción militar de Estados Unidos contra Iraq, ambos temas ignorados en el informe del FMI.
Pero el Fondo no culpa sólo a la falta de seguridad —que causó perjuicios mucho mayores a la economía palestina— por los males económicos de Israel.
Según los técnicos de la institución financiera, la política económica israelí es la culpable de la pérdida de confianza de los inversionistas.
Las autoridades recortaron las tasas de interés en dos puntos porcentuales, apartándose del gradualismo anterior que, de acuerdo con el Fondo, trastornó los mercados financieros y monetarios en la primera mitad de 2002.
Pero la falta de reducción posterior del déficit fiscal provocó una marcada depreciación de la moneda israelí y el aumento de la inflación, además de amenazar la estabilidad financiera.
El Estado israelí necesita políticas macroeconómicas coherentes, transparentes, creíbles y encaminadas hacia la estabilidad, recomendó el FMI.
Sorprendentemente, la institución no hizo mención alguna al exorbitante gasto militar de Israel, que equivale a 11 por ciento de su PIB, tres veces más que el porcentaje de Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/em/ml/mlm/if/02