Las elecciones más transparentes en la historia de Turquía derivaron en la mayor incertidumbre política desde que este país adoptó el sistema multipartidario en 1946, pues este miércoles, un día antes de la primera sesión del nuevo parlamento, aún no se sabía quién encabezará el gobierno.
El primer ministro no será, por cierto, Tayyip Erdogan, quien condujo al proislámico Partido Justicia y Desarrollo (AKP) a la victoria electoral del 3 de este mes.
El AKP obtuvo 363 de los 550 escaños del parlamento con 34,41 por ciento de los votos. Pero Erdogan no encabezará el gobierno porque no fue candidato a legislador.
La justicia electoral prohibió a Erdogan figurar en las listas del AKP tras condenarlo por incitar al odio religioso, tras haber leído en 1998 en un acto público este poema: Los minaretes son nuestras bayonetas, las cúpulas, nuestros yelmos, las mezquitas, nuestros cuarteles, los creyentes, nuestros soldados.
El presidente Ahmet Necdet Sezer deberá pedir a un miembro del AKP que forme gobierno. Los nombres en danza son los del ex viceprimer ministro del gobierno proislámico de Necmettin Erbakan, Abdullah Gul, el ex alcalde de Ankara Vecdi Gonul y el ex ministro del Interior Abdulkadir Aksu.
Erdogan deberá recorrer un largo laberinto de prohibiciones antes de poder aspirar a la jefatura de gobierno. Pero la falta de un cargo no ha afectado su poder político.
El líder del AKP fue saludado este miércoles en Roma por el jefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi como primer ministro turco de hecho.
Erdogan visitará también esta semana España y Grecia para promover el ingreso de su país a la Unión Europea y para convencer a Occidente de que su partido atenuó su tendencia islámica.
La gira por Europa deja en evidencia la intención de Erdogan de mantenerse en el primer plano de la política turca a pesar de carecer de un cargo en el gobierno o en el parlamento.
El primer ministro saliente Bulent Ecevit cuestionó la capacidad de Erdogan como representante del país en el extranjero. Me pregunto en qué carácter ha visitado a jefes de gobierno de otros países. Esto es muy dañino, dijo Ecevit a la prensa este miércoles.
Erdogan socavó las políticas nacionales turcas al sugerir la posibilidad de un acuerdo sobre el destino de Chipre, hoy dividida entre el sur, cercano al gobierno de Grecia, y el norte proturco, sostuvo Ecevit.
De todas maneras, la proscripción de Erdogan no hizo otra cosa que aumentar su popularidad. Setenta y tres por ciento de las personas entrevistadas por la firma encuestadora Verso afirmó desear que él ocupe el cargo de primer ministro. El apoyo al AKP se elevó a 38 por ciento desde las elecciones, según el sondeo.
Al partido de Erdogan sólo le faltan cuatro votos en el parlamento para obtener la mayoría de dos tercios requerida para reformar la constitución, una posibilidad que el AKP maneja para permitir que su líder ocupe la jefatura del gobierno.
El Partido Republicano del Pueblo que lidera Deniz Baykal, que con 178 escaños es hoy el único partido opositor con una presencia parlamentaria significativa, tendría que apoyar esa enmienda.
Pero Baykal advirtió que la constitución no debe ser reformada con propósitos personales. El presidente Sezer había afirmado lo mismo la semana pasada.
El Supremo Consejo Electoral prohibió a Erdogan figurar en las listas del AKP, porque las leyes electorales establecen que los ciudadanos sentenciados por delitos contra el Estado no pueden ser candidatos al parlamento.
El artículo 312 del código penal, por el cual Erdogan fue condenado a 10 meses de prisión en 1998, fue modificado este año. Pero el Alto Tribunal de Apelaciones rechazó una solicitud del líder del AKP que le habría permitido presentarse como candidato.
El partido de Erdogan pretende enmendar el artículo 109 de la constitución, según el cual el presidente designa a uno de los diputados para formar el gabinete. El AKP quiere incluir en esa norma la posibilidad de designar a una persona ajena al parlamento.
Algunos abogados afirmaron que tal reforma constitucional violaría el carácter del sistema parlamentario, basado sobre la supremacía del Poder Legislativo y el principio de responsabilidad de los legisladores elegidos por el voto popular.
La proscripción de Erdogan fue un error legal, dijo a IPS el jurista Zafer Uskul, de la Universidad Yeditepe de Estambul. La enmienda del artículo 312 del código penal debió ser suficiente para que el líder del AKP se presentara a las elecciones, pues deja sin efecto el delito por el que se lo condenó.
Pero Uskul también cuestionó la reforma constitucional propuesta. La única enmienda razonable en las actuales circunstancias es abreviar el periodo entre elecciones de cinco a cuatro años y reducir el plazo para las elecciones intermedias luego de las generales de 30 a seis meses, sostuvo el experto.
De ese modo, Erdogan podría convertirse en primer ministro con el menor conflicto legal posible, agregó Uskul.
Pero lo que se necesita ahora en Turquía es una reforma constitucional que combata la impunidad de los gobernantes, que reconozca los derechos sindicales y la independencia del Poder Judicial y que modifique las facultades del presidente, advirtió el jurista. (FIN/IPS/tra-eng/nm/ss/mj/ip/02