Perú tendrá que pagar el año próximo más de 2.000 millones de dólares de su deuda externa, una obligación imposible de cumplir y que podría precipitar un colapso fiscal y arriesgar la estabilidad política, advirtieron analistas.
Mientras el presidente Alejandro Toledo busca nuevos préstamos internacionales para cumplir con el pago de adeudos anteriores, además de ajustar los impuestos para aumentar la recaudación, algunos expertos advierten el riesgo de una conversión forzada de reservas y depósitos en bonos del gobierno.
La economía de Perú padece desde hace cinco años una grave crisis recesiva. El producto interno bruto (PIB) asciende a 55.000 millones de dólares y se estima que las exportaciones de este año alcancen apenas a 6.000 millones de dólares.
La deuda externa de 28.120 millones de dólares debe ser devuelta progresivamente hasta 2039, pero Perú está obligado a amortizar sumas superiores a 1.000 millones de dólares anuales entre 2003 y 2014, según el plan de pagos concertado con los acreedores.
Las mayores obligaciones corresponden a 2003, 2004 y 2005, cuando el país deberá abonar por concepto de intereses y capital más de 2.000 millones de dólares por año.
El ministro de Economía, Javier Silva Ruete, expuso gráficamente la situación al señalar que nos acercamos a la joroba del dromedario de la deuda externa que nos dejó en herencia el ex presidente (Alberto) Fujimori (1990-2000).
Para equilibrar el presupuesto, Silva Ruete encamina sus esfuerzos en tres direcciones: vender las empresas estatales que aún no han pasado al sector privado, imponer nuevos tributos y buscar más préstamos en el exterior.
El ministro espera obtener así 2.548 millones de dólares para equilibrar el presupuesto fiscal y hacer frente a los pagos internacionales.
En líneas de crédito de libre disponibilidad se esperan obtener 695 millones de dólares, 400 millones del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial y 295 millones de dólares de la banca privada, y tenemos pendiente una conversación con la Corporación Andina de Fomento, sostuvo.
Aunque las condiciones de los créditos para América Latina se muestran duras después del negativo desenlace en Argentina y la evolución política de Brasil, esperamos obtener 700 millones de dólares en bonos del mercado internacional, concluyó.
Fue una picardía del gobierno de Fujimori el concentrar volúmenes prácticamente impagables para su sucesor, picardía que contó con el respaldo de los expertos de los organismos internacionales que aceptaron un plan de pagos a todas luces irreal e imposible de cumplir, sostuvo el legislador Javier Diez Canseco, de la opositora Unión Parlamentaria Descentralista.
Los errores de cálculo de los organismos financieros internacionales, que aceptan compromisos irreales a los países en desarrollo en el momento de conceder préstamos o renegociar débitos, son pagados por los pueblos de esos países, añadió Diez Canseco.
Y si las naciones no pueden pagar, la única solución que ofrecen dichos organismos es negociar nuevos préstamos, es decir nos invitan a aumentar aun más nuestra deuda externa, y en condiciones más duras, concluyó.
Los organismos financieros internacionales aceptaron a Perú un plan de pagos que concentra las sumas más altas en 2003, 2004 y 2005 en base a cálculos muy optimistas para el periodo 1996- 2001, de (un crecimiento) 8 por ciento en las exportaciones y de 5 por ciento en el PIB, explicó el analista Hugo Aquino.
A pesar de que Perú cumplió disciplinadamente las pautas dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento previsto por sus expertos no se produjo, y por el contrario, nos despeñamos en una crisis recesiva de la que aún no salimos, agregó Aquino, editor del mensuario Avance Económico.
Algunos economistas próximos al gobierno, como Guillermo Runciman, de la Universidad del Pacífico, y Oscar Ugarteche, especialista en cuestiones de deuda externa, creen que es posible obtener recursos mediante mecanismos de canje de deuda en inversión, para estimular la economía nacional.
Runciman apuntó, a modo de ejemplo, que Chile convirtió 11.000 millones de deuda en inversión y eso le permitió un acelerado crecimiento de sus exportaciones.
Por su parte, el analista independiente Jose Villaurduña, en una columna publicada en el diario opositor Correo, se manifestó escéptico sobre las posibilidades del gobierno de conseguir recursos financieros en el actual panorama de crisis de América del Sur.
Las previsibles dificultades para financiar el déficit fiscal con crédito exterior probablemente generen en el gobierno la tentación de echar mano de los 9.500 millones de dólares de las reservas internacionales, advirtió.
En esa línea, podría desembocar en la codicia de los fondos privados de pensiones, que ascienden a 3.943 millones de dólares, y en parte de los 1.571 millones de dólares que el sector público tiene depositado en los bancos, que podrían ser canjeados por bonos del gobierno, concluyó Villaurduña. (FIN/IPS/al/dcl- dm/if/02