ALIMENTACION-CUBA: Guía del buen comer

Expertos en nutrición esperan corregir el mal hábito alimenticio de los cubanos, causante de malnutrición y graves enfermedades, mediante una campaña educativa cuyos resultados sólo podrán evaluarse dentro de cinco años.

Los especialistas se basaron para diseñar la campaña en encuestas y consultas entre diferentes estratos sociales de Cuba, con más de 11,2 millones de habitantes, para confeccionar nueve ”Guías Alimentarias” que ayuden a las personas a elegir una dieta saludable.

Se trata de recomendaciones precisas que tienen como objetivo, a corto plazo, elevar los conocimientos de la familia sobre alimentación y nutrición y, a partir de ahí, modificar conductas erróneas a la hora de comer.

La familia cubana muestra una marcada preferencia por un menú a base de carne de cerdo, viandas (tubérculos) principalmente fritas, arroz y frijoles, y suele dejar de lado las hortalizas, verduras y frutas.

”Aquí cualquiera prefiere un plato de frituras que una ensalada de vegetales. La piña y la fruta bomba (papaya) las ven muy bonitas, pero prefieren comprar plátano para freír”, resumió Gladys Fariñas, vendedora en un mercado capitalino de productos del campo.

Una encuesta realizada el año pasado por el gubernamental Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA) confirmó el comentario de Fariñas, cuyos productos son de calidad, aunque caros.

En la actualidad, medio kilogramo de tomates cuesta de 12 a 20 pesos, una lechuga se cobra cinco pesos, una cabeza de ajo mediana tres pesos y una piña pequeña 15 pesos. ”Con estos precios y mi salario mensual de 270 pesos tengo que medir mucho mis compras”, dijo a IPS una clienta de Fariñas.

Un dólar es igual a un peso al cambio oficial y a 26 pesos en las casas estatales de cambio.

Más de 90 por ciento de las personas interrogadas por el INHA manifestó déficit notorio en el consumo de frutas, vitales para adquirir vitaminas, fibra dietética y agentes fitoquímicos que previenen muchas enfermedades.

Además, la gran mayoría de los encuestados expresó su preferencia por refrescos artificiales, de dudoso valor nutricional, frente a los jugos naturales, mientras que el cerdo resultó la carne más consumida, dejando mal parados a huevos y pescados.

Respecto del menú ideal, menos de uno por ciento de los consultados señalaron preferir un menú sin la codiciada ”proteína” animal, mientras que 62 por ciento obviaron incluir una buena ensalada de tomate, zanahoria o cualquier otro vegetal.

Los expertos aseguraron que detrás de esos gustos alimenticios, unidos al hábito muy extendido de concentrar la principal comida diaria en la noche, se encuentran los motivos principales de muchas enfermedades que llevan a la muerte.

Los males cardiacos, el cáncer y los problemas cerebrovasculares concentran 60 por ciento de las causas de muerte en Cuba.

Las Guías para la población cubana recomiendan en primer lugar una alimentación variada, que incluya alimentos de los siete grupos básicos, cereales y viandas, vegetales, frutas, carnes y sustitutos, lácteos, grasas y azúcar.

También instan a consumir verduras y hortalizas diariamente, además de frutas naturales, utilizar aceites vegetales y no la manteca de origen animal, y, entre las carnes, se exhorta a optar por el pollo y el pescado, que son más saludables que la carne de cerdo.

La disminución del consumo de azúcar y de sal, mantenerse en forma física adecuada haciendo ejercicios y comenzar cada día con un desayuno completan el ciclo de recomendaciones incluidas en el programa de orientación, válido para toda persona mayor de 2 años.

Los expertos esperan que esos principios se conviertan en el instrumento principal de cualquier programa de cultura alimentaria, con especial acento en los niños, que todavía no han adquirido los hábitos poco sanos de sus mayores y que son excelentes promotores en su ambiente.

Si bien a mediados de los años 90 hubiera sido una utopía hablar en Cuba de una dieta balanceada, la producción de hortalizas ha crecido en los últimos años. Pero los expertos en nutrición la consideran aún insuficiente para satisfacer las necesidades de la población.

Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) indican que la cantidad de hortalizas pasó de 36 kilogramos por persona en 1995 a casi 99 kilogramos en 2000

El bajo consumo de productos lácteos, de probada aceptación en la isla, tiene mucho que ver con carencias concretas derivadas de los avatares de la ganadería, un sector fuertemente golpeado por la recesión de los años 90.

La crisis que sobrevino luego de la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo, originó una drástica reducción en el consumo de alimentos.

La ingestión diaria descendió a mediados de la década del 90 hasta 1.863 calorías y 46 gramos de proteína por persona. Esas cantidades representan 74 y 61 por ciento, respectivamente, de las necesidades reconocidas como básicas.

Ese fenómeno repercutió en la salud de la población, al punto que el déficit acumulado de vitaminas, sobre todo las del complejo B y algunos aminoácidos esenciales, hizo recrudecer las enfermedades neurológicas en 1993.

En la segunda mitad de los años 90, la ingesta se había elevado a 2.400 calorías y 65 gramos de proteína diarios, cifras aún inferiores a las necesidades básicas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación señaló en un informe divulgado a mediados de octubre que la subnutrición en Cuba pasó de cinco por ciento de la población en 1990-92 a 13 por ciento en 1998-2000. (FIN/IPS/pg/dm/dv/02

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