Siria podría ser el siguiente objetivo militar de Estados Unidos si éste logra llevar a cabo su guerra contra Iraq, advirtieron funcionarios en Damasco.
Hay serias razones para preocuparse. Un poderoso grupo de presión dentro de Estados Unidos está en campaña para lograr acciones (militares) contra Siria, dijo un funcionario.
Siria está en la lista de estados que respaldan el terrorismo del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, por su apoyo a la milicia armada libanesa Hizbolá (Partido de Dios) y a los grupos palestinos Hamas-Ejército de Resistencia Islámica y Jihad Islámica.
El respaldo de Damasco a estas organizaciones es el argumento central del proyecto de Ley de Responsabilidad de Siria, que propone sanciones comerciales y diplomáticas contra el país árabe, el Congreso legislativo de Estados Unidos.
Estados Unidos cree que Hizbolá es responsable de un atentado cometido en Beirut en 1983, en el que murieron 241 infantes de marina estadounidenses.
El gobierno de Siria quiere poner paños fríos a la campaña contra Iraq.
Damasco sostiene que la crisis por las presuntas armas de destrucción masiva de Iraq debe resolverse en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que debe preservarse la integridad nacional del país y evitarse más sufrimientos a su pueblo.
Toda la comunidad internacional, en especial Europa, debe jugar un papel activo para restaurar el equilibrio en las relaciones internacionales, dijo esta semana el canciller de Siria, Farouk Al-Sharaa, al vicecanciller de Suiza, France Van Dienkin, de visita en Damasco.
A Siria le preocupa su propia suerte, aunque no siente ninguna simpatía por el gobierno iraquí de Saddam Hussein. Sin embargo, el país no escapa al enojo que despierta el gobierno de George W. Bush por haber elegido a una nación árabe como objetivo militar.
No tememos una agresión. Ningún país árabe está libre de esa amenaza, aunque se ponga del lado de Estados Unidos en su ataque contra Iraq, dijo el miércoles el viceprimer ministro de Iraq, Tariq Aziz, al fin de una conferencia de dos días celebrada en Damasco, en reclamo del cese de las sanciones de la ONU contra su país.
Al encuentro asistieron cientos de delegados de Líbano, Jordania, Egipto y Africa del Norte. También asistió el diputado del gobernante Partido Laborista de Gran Bretaña, George Galloway.
Bagdad asegura que es incapaz de producir armas nucleares, químicas o biológicas y califica de mentiras y artilugios el informe divulgado por Gran Bretaña, según el cual Saddam Hussein podría desplegar armas químicas o biológicas en 45 minutos.
Funcionarios sirios señalan que la estrategia de Bush es un feroz ejemplo del doble discurso de Estados Unidos. La cuestión más urgente para la mayoría de los árabes es el conflicto entre palestinos e israelíes.
Fue perturbador que en su discurso (del lunes) Bush ni siquiera mencionara la última y mortal incursión de Israel en los territorios palestinos, que causó la muerte de al menos 15 personas y heridas a otras 100, dijo una fuente oficial siria.
La política de Washington está motivada por el petróleo iraquí, no por las armas de Saddam Hussein, alegan funcionarios sirios.
Aún bajo las sanciones internacionales, Iraq suministra nueve por ciento del petróleo que consume Estados Unidos. Hasta la pasada primavera boreal, Estados Unidos adquiría la mitad de todas las exportaciones de crudo iraquí.
Los obstáculos estadounidenses al retorno de los inspectores de armas a Iraq y sus intentos de lograr una nueva resolución del Consejo de Seguridad (de la ONU) que incluya la amenaza del uso de la fuerza están motivados por el deseo de apropiarse del petróleo, sostuvo un artículo editorial del diario oficial al- Thawra.
Si Iraq es atacado, Siria podría perder a su principal socio comercial. El año pasado el intercambio entre ambas naciones superó los 2.000 millones de dólares.
Estos vínculos suponen un comercio ilícito del petróleo iraquí por debajo de los precios del mercado y en violación del programa petróleo por alimentos de la ONU, sostiene Gran Bretaña.
Los británicos alegan que esto permite a Siria satisfacer su demanda interna de combustibles mientras exporta su petróleo a precios más elevados.
Damasco replicó que todos sus acuerdos petroleros respetan el régimen de sanciones, que también alcanzará a la producción de un nuevo oleoducto que planifica construir. (FIN/IPS/tra- eng/gb/ss/dcl/ip/02