Los últimos avances científicos contra la malaria serán inútiles si no se destinan más fondos a combatir esa enfermedad, que mata a una persona cada 30 segundos en Africa subsahariana.
La advertencia fue formulada por el economista Jeffrey Sachs, asesor especial del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
La decodificación del genoma del parásito de la malaria y el mosquito que la transmite fue anunciada la semana pasada como un descubrimiento que permitiría grandes avances en la lucha contra esa enfermedad.
El descubrimiento, publicado en la última edición de las revistas científicas Nature y Science, sienta las bases para combatir la malaria y otras enfermedades transmitidas por mosquitos.
Pero la alta tecnología no reemplaza a la voluntad y la financiación internacionales para combatir la enfermedad, advirtió Sachs.
Es estima que el parásito de malaria infecta a 500 millones de personas en todo el mundo y mata a tres millones cada año. Más de 90 por ciento de esas muertes ocurren en Africa subsahariana.
Hace 20 años, el mundo perdió interés en la lucha contra la malaria al concluir que su erradicación era imposible, recordó.
Esa pérdida de interés coincidió con la reducción general de la ayuda para el desarrollo, y Africa cayó en una gran crisis de la deuda de la que todavía no ha salido, agregó el economista.
Con el mapa genético del parásito, los investigadores podrán seleccionar con más precisión nuevas drogas y descubrir de qué forma el microbio ha desarrollado su resistencia a los dos principales fármacos contra la malaria, la cloroquina y el Fansidar.
Asimismo, los científicos crearon un mosquito modificado genéticamente que resiste el parásito de la malaria.
La investigación, realizada por un equipo de 160 científicos de 10 países, descubrió también que el mosquito de la malaria se volvió inmune a pesticidas como el DDT, y en algunos lugares, se está inmunizando contra las redes de cama tratadas con piretroides.
Las redes tratadas con insecticida eran hasta hace poco una forma eficaz y barata de controlar la enfermedad, promovida por el programa mundial Roll Back Malaria.
Si logramos identificar los receptores que usan los mosquitos para oler a los humanos, podremos diseñar nuevos repelentes y señuelos pare reducir sustancialmente la incidencia de la malaria, dijo Laurence Zwiebel, de la Universidad de Vanderbilt, en el estado de Tennessee.
Los expertos advierten que el desarrollo de nuevas armas contra la malaria en base a la información genética llevará al menos 10 años, pero otros instrumentos podrían estar más cerca.
Este año, la Case Western Reserve University de Cleveland, Ohio, creó el primer mosquito transgénico resistente al parásito de la malaria e incapaz de transmitir la enfermedad.
Los científicos intentan que el mosquito de laboratorio compita en la naturaleza con el Anopheles Gambiae, transmisor de la malaria, y lo supere en número.
Pero otros advierten que es imposible anticipar si este descubrimiento logrará el control de la malaria. Se sabe muy poco sobre la ecología del mosquito, previno el entomólogo médico Durland Fish, de la Universidad de Yale.
Por ahora, será mejor adoptar medidas de control intensivo de la enfermedad combinadas con un mejor tratamiento de los individuos infectados, como se hizo en zonas subtropicales, para reducir la transmisión en Africa, opinó Sachs.
Es posible controlar sustancialmente la malaria ampliando la cobertura de las tecnologías disponibles en la actualidad a los hogares y comunidades pobres, afirmó el economista.
Aunque la malaria es una de las enfermedades curables que más víctimas fatales cobra en el mundo, el gasto público y privado en la investigación de fármacos y vacunas contra la enfermedad no llega a 100 millones de dólares al año.
Esa cifra representa 0,14 por ciento de los 70.000 millones de dólares que se invierten anualmente en investigación y desarrollo biomédico, destacó Sachs. (FIN/IPS/tra-en/sl/ml/mlm/he-dv/02