La República Checa está abocada a reconstruir su capital, dañada por las graves inundaciones de agosto, para alojar en noviembre la próxima cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La cumbre se llevará a cabo el 21 y 22 de noviembre, aunque los lujosos hoteles cinco estrellas ubicados a orillas del Vltava, que se desbordó por las intensas lluvias del verano boreal, aún permanecen cerrados.
No obstante, los trabajos continúan y estarán concluidos a tiempo, aseguró el portavoz de la OTAN, Yves Brodeur.
Pero el asunto sobre el cual los checos no están tan seguros es cómo acompañarán a Estados Unidos, el principal socio militar de la OTAN, en su campaña contra el terrosimo, mientras se ensancha su déficit presupuestario.
Reparar los daños provocados por las inundaciones costará 650 millones de dólares. El Ministerio de Finanzas corrigió a la baja sus perspectivas de crecimiento económico para el año próximo de 3,6 a 3,3 por ciento.
La propuesta del gobierno de George W. Bush para que la OTAN construya un sistema de defensa contra misiles supone inversiones de cientos de millones de dólares.
Como país miembro de la OTAN, la República Checa duda de la conveniencia del plan, aunque Estados Unidos ofreció a sus aliados la oportunidad de participar con contribuciones no monetarias.
El ministro de Defensa, Jaroslav Tvrdik, se mostró entusiasmado por esa opción y anunció que radares y otros equipos de defensa podrían ser instalados en territorio checo, tras reunirse el mes pasado en Washington con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
Aunque el gobernante Partido Social Demócrata, ganador de las elecciones de junio, decidió restringir las misiones militares en el exterior debido a los recortes del presupuesto, los gastos de defensa continúan aumentando.
Luego de su visita a Estados Unidos, Tvrdik anunció que destinará unos 120 soldados de elite para participar en una misión especial, sobre la que no dio muchos detalles.
Será una unidad de operaciones especiales, que trabajará con un régimen por completo diferente a las del resto, señaló el ministro.
Su tarea será buscar militantes terroristas, armas y arsenales, ya sea de manera independiente o en coordinación con unidades de la OTAN, para eliminar o capturar células terroristas, añadió.
Se espera que la mayoría de los parlamentarios checos apoyen la creación de la unidad, con la excepción del Partido Comunista de Bohemia y Moravia, para el cual el país no está en condiciones de participar en ese tipo de operaciones internacionales.
Para costear esta unidad, se suspenderán varias misiones militares checas en el exterior, de las cuales sólo permanecerá un hospital militar instalado en Afganistán.
En estos planes, sin embargo, no se incluye la posibilidad de un eventual apoyo a la inminente ofensiva militar estadounidense contra Iraq.
Se espera que Washington presione durante la cumbre de Praga a sus aliados para que apoyen una guerra contra el régimen de Saddam Hussein.
Las seis naciones que aspiran a sumarse a la alianza atlántica — Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Lituania y Rumania— no escaparán a esas presiones.
Los atentados del 11 de septiembre contribuyeron en gran medida a la muy probable ampliación de la OTAN, sostuvo Alexandr Vondra, ex embajador en Estados Unidos que encabezará la delegación checa ante la cumbre.
El año pasado fue muy importante para los países del Báltico, pues luego de los atentados se convirtieron en naciones con mucha importancia estratégica, y pueden colaborar en gran medida con la alianza, subrayó Vondra.
Pero según encuestas de opinión pública, los checos están divididos sobre un presunto respaldo a la guerra contra Iraq.
Tvrdik reconoció en una entrevista a la Radio Checa que la población tiene un gran espíritu de lealtad hacia sus aliados, pero está dividida en dos tipos de actitud.
Una actitud es apoyar a Estados Unidos en su guerra contra Iraq, y la otra es apoyar la postura (crítica) de la Unión Europea (UE). Esto sucede también en los países candidatos a ingresar a la OTAN y es un gran problema para ellos, pues aspiran asimismo a sumarse al bloque europeo, señaló el ministro.
Si apoyan la ofensiva estadounidense, se alejarían de la UE, y viceversa, indicó Tvrdik.
Pero los checos, gracias a la experiencia de la primera y segunda guerra mundial, tienen claro quizás más que ningún otro país, que la contemporización no es la mejor solución en estos casos, añadió el ministro.
Como sede de la histórica cumbre, la República Checa está bajo fuerte presión para que ponga su propia casa en orden.
De acuerdo a un informe sobre Iraq presentado el mes pasado por el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, Bagdad está fabricando armas biológicas y químicas, con materiales procedentes, entre otras fuentes, de aviones militares fabricados en la antigua Checoslovaquia.
La campaña contra el terrorismo de Washington, de momento centrada en Iraq, tiene otras conexiones con este país.
El presunto líder del grupo de atacantes suicidas que secuestraron y estrellaron aviones contra el World Trade Center y el Pentágono el 11 de septiembre de 2001, Mohammed Atta, viajó en dos ocasiones a Praga, donde habría tomado contacto con funcionarios de inteligencia iraquíes.
Un ex inspector de armas de la Organización de las Naciones Unidas dijo inclusive que sospechaba que Atta obtuvo muestras de ántrax en Praga.
Tvrdik admitió en septiembre que la protección de los arsenales militares es frágil.
El año pasado, la policía investigó en vano unos 3.500 robos de material militar, incluyendo armas por valor de 30 millones de dólares, cuyo paradero se desconoce. (FIN/IPS/tra- eng/bk/ss/rp/dcl/ip/02