La retirada de tropas ruandesas de República Democrática del Congo (RDC), tras cinco años de involucramiento en conflictos internos, crea riesgos de aumento de la violencia y agravamiento de la crisis humanitaria, según funcionarios y activistas.
Ruanda controlaba casi un tercio del territorio de su gigantesco vecino, mediante el despliegue de unos 23.000 soldados en la región oriental de RDC, y se espera que este viernes termine de repatriarlos, en el marco de un acuerdo de paz con el gobierno congoleño firmado el 30 de julio en Pretoria.
Es probable que la situación de seguridad puede empeorar tras nuestra retirada, y advertí con franqueza sobre eso al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señaló la semana pasada el presidente ruandés, Paul Kagame.
Funcionarios de la ONU que realizan tareas en RDC comparten que la ausencia de tropas ruandesas puede crear un peligroso vacío de poder.
Insurgentes congoleños se despliegan para ocupar posiciones abandonadas por los ruandeses, y sobreviven mediante saqueos, indicó Jean-Charles Dei, del Programa Mundial de Alimentos (PMA) del foro mundial.
Esos combatientes no reciben remuneraciones, y sus armas son las únicas herramientas de que disponen. Establecen sus propias leyes, y cada persona armada actúa como un rey, afirmó.
La población congoleña esta expuesta a saqueos y violaciones. Lo que ocurre en la actualidad es una tragedia, agregó Dei, quien trabaja en la oriental ciudad de Bukavu, a unos 1.600 kilómetros de Kinshasa y cercana a la frontera con Ruanda.
El PMA suspendió la semana pasada sus actividades en la ciudad de Kindu, 350 kilómetros al oeste de la frontera con Ruanda, debido a combates entre grupos rivales de insurgentes que comenzaron pocas horas después de la retirada ruandesa y causaron la muerte de unos 50 civiles.
Unos 900.000 habitantes de la región oriental de RDC necesitan com urgencia alimentos, medicamentos, semillas y herramientas, y los combates en áreas rurales impiden a esas personas ocuparse de cultivos o ganado, mientras la creciente inseguridad impide al PMA asistir a 700.000 de ellos.
Muchos pobladores de esa zona no pueden salir de sus casas para producir alimentos, y dependen por completo de la asistencia humanitaria, según Dei.
La organización no gubernamental (ONG) Merlin, que trabajaba para rehabilitar el hospital de Kindu, decidió retirar a su personal extranjero de esa ciudad, debido a la creciente violencia.
Las ONG humanitarias Food for the Hungry, Solidary y Medicins du Monde evacuaron a su personal extranjero de la sudoriental ciudad de Kongolo, ubicada a unos 250 kilómeros de la frontera con Ruanda, según el semanario East African, editado en Nairobi.
Bukavu es aún relativamente segura, porque allí tiene importante presencia la facción insurgente Unión por la Democracia Congoleña-Goma, que se consolidó como fuerza dominante en la región oriental de RDC tras la retirada ruandesa.
La Unión por la Democracia Congoleña se escindió hace tres años en una facción con sede en la oriental de Goma, apoyada por Ruanda, y otra autodenominada Original, respaldada por Uganda.
En la actualidad, el grupo de Goma trata de concentrar sus fuerzas en torno a esa ciudad y a Bukavu, y eso significa que Bukavu es un lugar bastante seguro, en comparación con Kindu, señaló Dei.
Sin embargo, hubo combates cerca de Bukavu esta semana, u los encargados de seguridad del PMA están preocupados, dado que que en la actualidad la única salida segura de la ciudad es la que pasa por su aeropuerto.
Esos combates se produjeron entre integrantes de la facción de Goma y milicianos de otros dos grupos que también tratan de controlar las posiciones abandonadas por el ejército ruandés.
Uno de esos grupos está integrado por extremistas ruandeses de la etnia hutu, que se trasladaron a RDC tras participar en el genocidio de 1994 en Ruanda, y el otro es una de las dos partes en que se dividieron las milicias congoleñas Mai Mai.
En el acuerdo de paz firmado en Pretoria, Kinshasa quedó a cargo de desarmar a los milicianos ruandeses, que fueron en un tiempo sus aliados, pero no ha logrado avances de importancia en esa tarea.
De todos modos, el analista político François Grignon, de la organización independiente de expertos Grupo Internacional de Crisis, piensa que la crisis en la región oriental de RDC es transitoria y no se agravará.
Las partes en conflicto sólo tratan de mejorar sus posiciones de fuerza antes de la próxima ronda de negociaciones de paz, opinó.
No habrá problemas si la facción de Goma trata de reforzar su legitimidad como interlocutora en forma coherente con la negociación política, pero si apelan al terror, no lograrán buenos resultados, añadió Grignon.
Esa facción anunció el miércoles que está dispuesta al diálogo con el grupo de Mai Mai que la atacó la semana pasada en Kindu.
El presidente congoleño Joseph Kabila firmó en abril, en la nororiental ciudad sudafricana de Sun City, un acuerdo con los insurgentes del Movimiento de Liberación Congoleño, liderado por Jean-Pierre Bemba, a quien se comprometió a nombrar primer ministro, pero el grupo de Goma no aceptó ese pacto.
Kabila aseguró en agosto que estaba dispuesto a reanudar el diálogo, y que Bemba sólo será primer ministro si las demás partes en conflicto lo aceptan, pero no propuso una fecha para nuevas conversaciones de paz.
El conflicto de RDC ha causado la muerte de unos 2,5 millones de personas y comenzó en agosto de 1998, cuando el entonces presidente Laurent Kabila ordenó salir de ese país a tropas y asesores militares de Ruanda, que lo habían ayudado el año anterior a derrocar a Mobutu Sese Seko.
Desde entonces, grupos insurgentes comenzaron a luchar contra las fuerzas de Kinshasa y entre sí.
Burundi, Ruanda y Uganda decidieron apoyar a facciones rebeldes, mientras Angola, Namibia y Zimbabwe otorgaban respaldo a gobierno, ejercido por Joseph Kabila desde enero de 2001, cuando fue asesinado su padre, Laurent.
El año pasado, investigadores de la ONU comprobaron que varios de los grupos armados que operan en RDC explotan ricos recursos naturales de ese país, y tienen por eso intereses ajenos a la política en el mantenimiento del conflicto. (FIN/IPS/tra- eng/ks/mn/mp/ip/02


