ESTADOS UNIDOS-IRAQ: Más cerca de la guerra

Estados Unidos dio otro paso firme hacia la guerra contra Iraq esta semana, cuando el Congreso legislativo autorizó al presidente George W. Bush a ejercer la fuerza contra ese país, aunque no obtenga aprobación de la ONU.

Pero Bush cometería un gran error si interpreta las resoluciones favorables del Senado y de la Cámara de Representantes como un cheque en blanco para una acción unilateral destinada a derrocar al presidente de Iraq, Saddam Hussein, advirtieron analistas y activistas antibelicistas.

Este fue el mensaje explícito de muchos de los legisladores que votaron la resolución, incluyendo varios del gobernante Partido Republicano.

”Como hay mucho en juego, Estados Unidos debe ser cuidadoso con su retórica y consciente de la forma en que otros perciben sus intenciones”, sostuvo el senador republicano Chuck Hagel.

”Las acciones en Iraq deben materializarse en el contexto de un abordaje multilateral, encabezado por Estados Unidos y destinado al desarme, y no como el primer ejemplo de una nueva doctrina estadounidense de uso preventivo de la fuerza”, advirtió.

Si bien las encuestas continúan exhibiendo una significativa mayoría a favor de la acción militar para derrocar a Saddam Hussein, indican asimismo una gran inquietud por operar en soledad.

Más aún, una clara mayoría de los consultados en dos encuestas divulgadas la semana pasada se opone a una guerra si el mandatario iraquí accede a las demandas de ”inspecciones de armamento plenas y completas”, o si el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) no la aprueba.

”Si bien esperaría que la votación de esta semana impulse el respalo popular a la guerra, las tendencias van en dirección a reducir el apoyo a una acción bélica”, dijo el director del Programa sobre Actitudes ante la Política Internacional de la Universidad de Maryland, Stephen Kull.

La votación en ambas cámaras legislativas, en la tarde del jueves y en las primeras horas del viernes, puso fin a varios días de debates.

La resolución que obtuvo 296 votos a favor y 133 en contra en la cámara baja y 77 a favor y 23 en contra en el Senado, subraya la necesidad de agotar las opciones diplomáticas para resolver la crisis, pero autoriza a Bush a iniciar una acción militar, si concluye que esas gestiones resultan infructuosas.

Los legisladores del opositor Partido Demócrata quedaron divididos en ambas cámaras. Pero aun quienes votaron a favor de la propuesta de Bush, advirtieron que el mandatario no debería considerarla como una licencia para proceder como quiera.

”Ignorar por completo a la ONU sentaría un peligroso precedente que sería usado en el futuro por otros países en detrimento nuestro”, dijo el líder de la minoría en la cámara baja, Dick Gephardt, cuyas negociaciones con Bush lograron la semana pasada limitar un proyecto mucho más radical, presentado por el propio mandatario.

A su pesar, Gephardt —probable candidato presidencial para 2004— quedó en minoría dentro de su partido, pues 126 diputados demócratas votaron contra la resolución y sólo 81 lo hicieron a favor, un resultado que saludó el también demócrata Lloyd Doggett, quien organizó los esfuerzos opositores.

”Mantuvimos a los defensores de esta resolución debajo de su meta de 300 votos. Espero que esto sea para el presidente un mensaje de que debe reconsiderar lo que está haciendo”, dijo Doggett.

En la cámara alta, el líder de la mayoría demócrata, Tom Daschle, logró que una ajustada mayoría de sus correligionarios respaldara la propuesta de la Casa Blanca. Pero sólo un puñado de ellos manifestó total confianza en Bush.

Mientras tanto, los sectores contrarios a la guerra consideran que, al menos, han ganado presencia. En las últimas dos semanas orquestaron el envío de cientos de miles de cartas, mensajes de correo electrónico y faxes que inundaron las oficinas del Congreso.

Incluso los legisladores republicanos admitieron que los mensajes antibelicistas que recibieron superaron en diez a uno los de adhesión a la guerra.

”Observamos una notable movilización contra una guerra que ni siquiera ha comenzado”, sostuvo el jueves el director y fundador de la Campaña por el Futuro de Estados Unidos, durante una abarrotada conferencia de prensa en la que estuvieron presentes más de 12 personalidades destacadas del país.

La mayoría de los activistas señalan que la tarea de aglutinar lo que podría convertirse en la mayor coalición de grupos opuestos a una acción militar desde la guerra de Vietnam, marcha a un ritmo sorprendentemente rápido.

Cientos de manifestaciones locales contra la guerra se registraron en los últimos 15 días.

El martes, 53 organizaciones humanitarias y religiosas divulgaron un comunicado reclamando al Congreso que rechazara la guerra.

Greenpeace, Oxfam Estados Unidos, el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo (que representa a 140.000 prominentes congregaciones protestantes) y Médicos por la Responsabilidad Social fueron algunos de los firmantes.

”Creemos que un ataque unilateral preventivo contra Iraq socavaría la fortaleza de la seguridad nacional. Nos preocupa que tal acción pueda elevar el riesgo de ataques terroristas contra ciudadanos estadounidenses y minar la cooperación internacional para abatir el terrorismo”, sostenía el comunicado.

La inminencia del ataque también movilizó a otras dos grandes organizaciones, que suelen abstenerse de un compromiso profundo con el movimiento pacifista.

John Sweeney, presidente de la principal central sindical, American Federation of Labor-Congress of Industrial Organisation (AFL-CIO), se opuso con firmeza esta semana a una acción unilateral contra Iraq, rechazada asimismo por la Organización Nacional de Mujeres y otros grupos feministas.

El ataque a Iraq obtuvo 62 por ciento de adhesiones, según una encuesta divulgada el viernes por el Consejo de Relaciones Exteriores y el Pew Research Center for the People and the Press (Centro de Investigaciones Pew para la Población y la Prensa).

Pero el estudio, basado en entrevistas con más de 1.500 personas, subrayó que la presunta relevancia de Iraq en la guerra contra el terrorismo es el principal factor de ese apoyo.

Según la encuesta, los polémicos esfuerzos del gobierno por vincular a Saddam Hussein con la red Al-Qaeda parecen haber dado frutos.

Pese a que los informes de inteligencia señalan lo contrario, dos tercios de los consultados considera que ”Saddam Hussein ayudó a los terroristas en los ataques terroristas del 11 de septiembre” y casi 80 por ciento cree que ”está cerca de tener” o ”ya tiene” armas nucleares.

A juicio de Andrew Kohout, director del Centro Pew, la razón central por la cual muchos ciudadanos respaldan la guerra es la convicción de que ”impulsará el combate al terrorismo”, que sigue siendo su principal preocupación. (FIN/IPS/tra-eng/jl/dcl/ip/02

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