El pragmático mundo de los negocios podría resultar decisivo para la eventual flexibilización e incluso el levantamiento del embargo que Estados Unidos impone a Cuba.
Los agricultores estadounidenses, después de esperar cuatro décadas, tienen la oportunidad de vender sus productos a un país vecino que está a sólo 90 millas marinas (162 kilómetros) de nuestras costas, señaló el vicepresidente de la compañía Cargill, Jim Bohlande.
Por su parte, el investigador cubano Lázaro González apuntó que ahora será difícil volver a meter el genio en la botella, al comentar el impacto de la exposición agroalimentaria de Estados Unidos clausurada el lunes en La Habana.
¿Cómo se les dice a estos granjeros que no pueden volver a Cuba?, se preguntó ante IPS González, vicedirector del Centro de Estudios sobre Estados Unidos de la Universidad de la Habana.
En la feria, la primera en 43 años de ausencia de contactos comerciales entre los dos países, participaron 288 firmas de 33 estados, y de Columbia, el distrito federal donde se encuentra Washington, y de Puerto Rico.
Cargill, junto a Archer Daniels Midland y Riceland Foods, también presentes en exhibición, figuran entre las primeras grandes compañías estadounidenses que comercian con Cuba desde noviembre del pasado año.
Las operaciones se realizan de acuerdo a una legislación de 2000 que permite a firmas estadounidenses la venta de alimentos y medicinas a Cuba, pero prohibe el financiamiento y eventuales compras estadounidenses a la isla.
El gobierno de Fidel Castro inicialmente se negó a comerciar en esas condiciones, que le obligan a hacer sus compras al contado. No obstante, comenzó a adquirir alimentos luego de una oferta humanitaria del gobierno de George Bush a raíz del huracán Michelle, que en noviembre causó a Cuba daños por 1.800 millones de dólares.
Hasta ahora se trata de transacciones sin crédito y en un solo sentido. Bajo condiciones de comercio normal, esas compras podrían ser mucho mayores, añadió González.
Las negociaciones comerciales realizadas durante los cinco días de exhibición dejaron contratos por casi 90 millones de dólares, cifra que en los próximos días podría rebasar los 100 millones con nuevos acueros, informaron fuentes cubanas.
Desde noviembre de 2001 hasta septiembre de este año, las compras cubanas de alimentos a firmas estadounidenses sumaron 140 millones de dólares, incluido el valor del flete, que en un alto porcentaje corresponde a buques de Estados Unidos.
A juicio de González, la exposición fue colofón de momentos de mucha presión en el congreso por suavizar el embargo, vigente desde 1962, pero reforzado en 1996 con la llamada Ley Helms- Burton.
En Washington se discuten actualmente varias enmiendas que implican el cese de algunas restricciones, entre ellas una que liberaría los viajes a la isla, pero el presidente George W. Bush ha dicho que vetaría cualquir intento de rebajar el embargo.
Para González, esas discusiones en el Congreso estadounidense entran en otra etapa, en las cuales no se podrán obviar los resultados concretos de esta feria, que benefician a un sector necesitado de nuevos mercados.
Esto no es más que una punta de lanza de lo que puede venir, el principio del fin del bloqueo, concluyó el experto. La relevancia política de la bolsa comercial estuvo marcada por la presencia frecuente en ella del presidente Fidel Castro, quien, según fuentes no oficiales, se reunió con varios expositores por separado.
En un futuro próximo no faltarán mercados, sino alimentos. Allanemos el camino al intercambio, suprimamos obstáculos, incrementemos el comercio.., subrayó el mandatario durante una cena ofrecida a los visitantes el sábado de noche.
Castro, enemigo jurado del capitalismo salvaje, celebró la seriedad, eficiencia y puntualidad de los suministradores y la calidad de los productos recibidos desde Estados Unidos.
Esperamos que la esmerada seriedad alcanzada prevalezca siempre en nuestras relaciones comerciales, hoy en una sola dirección y mañana en ambas direcciones, dijo.
Las importaciones cubanas de alimentos suman actualmente unos 1.000 millones de dólares anuales, con perspectivas de que en años próximos se eleven a 1.500 millones de dólares.
Un proyecto cubano de resolución contra el embargo estadounidense, que en noviembre será discutido en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, señala que la aplicación de esa política ha costado a la isla 70.000 millones de dólares.
El Centro de Promoción de Inversiones de Cuba recibió en 2001 a más de 539 empresarios estadounidenses interesados en invertir en sectores como la agricultura, transporte, alimentación, turismo y comunicaciones.
Ninguno de dichos intereses ha llegado a materializarse debido a la política de bloqueo, advierte el documento que será presentado ante la Asamblea General.
También terminaron en el fracaso los intentos de seis firmas de Estados Unidos de participar en Cuba en proyectos relacionados con la biotecnología. (FIN/IPS/pg/dm/02