Niños y niñas menores de 11 años de Costa Rica registran niveles muy bajos de plomo en la sangre debido a la erradicación del metal en la fabricación de gasolinas y envases de alimentos, impuesta desde 1995, sostuvo una investigación a la que Tierramérica tuvo acceso exclusivo.
El análisis de 100 niños costarricenses de zonas urbanas y rurales, efectuado en 2001 por la científica Martha Sánchez, arrojó una concentración promedio de 0,8 microgramos de plomo por decilitro de sangre (ug/dl), muy por debajo del límite establecido por la Organización Mundial de la Salud, de 10 ug/dl.
Este hallazgo es una buena noticia para la salud pública de América Latina, dijo Sánchez a Tierramérica.
La población infantil corre así menos riesgos de padecer los efectos de la contaminación por plomo, como anemias crónicas, daños neurológicos, baja estatura, sordera y alteraciones de conducta.
El último tramo de la investigación Patrón de descenso del plomo sanguíneo en la población costarricense, fue encargado a Sánchez por el Ministerio de Salud Pública con el fin de presentar los resultados ante la Organización Panamericana de la Salud.
En 1994, Costa Rica se propuso eliminar progresivamente el plomo en la fabricación de combustibles y al año siguiente prohibió la gasolina con plomo. Poco después se reguló el uso del metal en productos industriales como pinturas y se dispuso su erradicación de las soldaduras de envases para alimentos.
Los estudios de Sánchez permiten constatar que toda la población registró una drástica reducción de plomo en la sangre en los últimos años.
En 1986, y por iniciativa propia, Sánchez estudió a 180 adultos de la población general y a 100 personas laboralmente expuestas (fabricantes de baterías, joyeros, linotipistas), y obtuvo un promedio nacional cercano a 17 ug/dl. Diez años más tarde, la media bajó a 3,8 ug/dl.
En 1996 fueron analizados 323 adultos de población general y 100 expuestos a las emanaciones del transporte (vendedores ambulantes, conductores de ómnibus), por encargo de las organizaciones ProEco y Swiss Contact.
La concentración de plomo en sangre se redujo aun en personas con estrecho contacto con los gases del transporte público, establece el estudio.
Esto coincidió con la gran campaña de eliminación del plomo, explicó Sánchez, quien recopiló y analizó la información en el hospital público San Juan de Dios, donde es jefa del laboratorio de investigación clínica.
Nuestra gran conclusión es que la eliminación del plomo favoreció la calidad de vida, indicó la especialista, cuyo trabajo será publicado por la Revista Salud Pública de México.
De acuerdo a la investigación, son pocos los grupos sociales en Costa Rica que aún sufren efectos vinculados al plomo, como algunas familias que lo manipulan directamente para fabricar baterías para vehículos.
*Publicado originalmente el 6 de octubre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (FIN/Tierramérica/nms/dcl/he/en/02