(Arte y Cultura) ITALIA: Los Borgia bajo una nueva luz

Las peripecias del papa Alejandro VI (1492- 1503) y de sus hijos César y Lucrecia Borgia son revisadas a través de obras de arte y reliquias, en una muestra inaugurada el 3 de este mes en el palacio Ruspoli de Roma.

La exposición ”Los Borgia. El arte del poder”, que permanecerá abierta hasta el 23 de febrero del año próximo, es resultado de siete años de investigaciones de obras de arte, joyas y armas, algunas jamás exhibidas ante el público.

Se reconstruye así la historia de la familia Borgia, ”ni mejor ni peor que otras”, según Felipe Garín, uno de los responsables de la exposición.

El papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia), con sus cuatro hijos y su séquito de amantes, fue sobre todo un espléndido representante del renacimiento. En 1493 dictó la bula ”Inter caetera”, que repartía América entre las potencias coloniales de España y Portugal.

El recorrido por las obras de Tiziano, Botticelli, Pinturicchio, Andrea di Bartolo, Benvenuto Cellini y de otros artistas célebres se transforma de hecho en un viaje al arte renacentista.

Más de 40 museos italianos, españoles, belgas, portugueses, ingleses, franceses y austríacos cedieron piezas para la muestra.

Entre las más importantes se cuentan cuatro frescos de Pinturicchio, a quien Alejandro VI encargó la decoración del Castel Sant'Angelo, a un lado del Vaticano, transformado bajo su papado en una fortaleza.

Allí están también armas nunca antes vistas por el público, algunas de las que, rociadas con veneno, volvían mortal una herida superficial.

Se ven asimismo objetos, documentos, cerámicas del periodo de máximo esplendor de los Borgia, quienes ejercieron enorme influencia en la historia de Italia y toda Europa.

Borgia es la forma alterada del apellido español Borja, una familia valenciana que dio dos papas: Calixto III (1455-1458) y Alejandro VI, nombrado en 1492, el año en que Cristóbal Colón llegó a América.

El personaje central es Rodrigo (1432-1503). Violento y devoto, gran estratega y hombre frágil, fue elegido papa gracias al ejercicio de la simonía (compra de los votos de los cardenales) habitual por entonces, con el nombre de Alejandro VI.

”Fue definido como el peor papa de la Iglesia Católica, y hay que decir que es absolutamente mentira”, dijo la experta en arte Carla Alfano.

”Alejandro VI fue un hombre de su tiempo, Lucrecia (su hija) no envenenó a nadie. Las cosas que hacían eran normales en aquella época y también las hicieron sus antecesores y sucesores”, sostuvo.

”El asesinato de enemigos, los prelados con esposas e hijos y el nepotismo son elementos naturales de la vida en los siglos XV y XVI”, manifestó.

La muestra, articulada en torno a nueve secciones, comienza ubicando a los Borja en su Valencia natal, para pasar enseguida al mundo de Alejandro VI, marcado por hechos históricos, como el descubrimiento de América.

La exhibición recorre la vida del papa español a través de obras excepcionales, como un retrato suyo sobre cuero, obra de Juan de Juanes.

La exposición procura recrear con rigor ese mundo en sus aspectos políticos, artísticos, religiosos y culturales, con el fin de divulgar una realidad muy rica y compleja, caracterizada por dramas, pasiones y luchas por el poder, explicó Alfano.

El itinerario concluye en una sala dedicada a la célebre Lucrecia (1480-1519), mecenas como su padre de artistas y literatos. Pero el hermoso rostro de sus retratos es fruto de la fantasía, pues ”los únicos atendibles son los reproducidos en algunos medallones”, según Alfano.

Lucrecia se caso tres veces. Para festejar su último matrimonio, con Alfonso d'Este, su padre concedió por decreto un carnaval de cuatro meses a los romanos.

De acuerdo a Alfano, uno de los factores que alimentaron la leyenda negra de los Borgia fue el hecho de que las habitaciones de Alejandro VI permanecieron cerradas por el Vaticano durante 400 años.

La leyenda describía esos cuartos como un ”templo del vicio”, decorados con frescos eróticos y retratos de las concubinas del papa. Nada resultó cierto.

A fines de 1800, cuando finalmente se abrieron, causaron admiración por su belleza y por los frescos que Pinturicchio había pintado en varios muros.

Es cierto que la fama de lujuria de los Borgia no fue producto de la casualidad. Pero en sus tiempos, espiritualidad y carnalidad iban de la mano y el voto de castidad era apenas una declaración de buenos deseos que casi nunca se cumplían, explicó Alfano.

Los sacerdotes ”mantenían una concubina para mayor gloria de Dios”, precisó el historiador Stefano Infessura.

Los monasterios de Roma se habían transformado ”casi todos en verdaderos prostíbulos, donde las mujeres más hermosas pertenecían al papa y a los cardenales”, añadió. (FIN/IPS/jp/dcl/ic/02

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