El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) comenzó a distribuir alimentos para los niños desnutridos de Zimbabwe, pero esta ayuda no basta y la comunidad internacional está renuente a aumentar su asistencia financiera.
Más de seis millones de personas, o la mitad de la población, padecen hambre en Zimbabwe, en una crisis atribuida a la sequía y al programa de reforma agraria promovido por el presidente Robert Mugabe.
La situación es terrible, porque en algunas zonas los alimentos suplementarios dejaron de ser suplementarios y se transformaron en la única comida de los niños, declaró Festo Kavishe, representante de Unicef en Zimbabwe.
En algunos casos, esos alimentos distribuidos para los menores de cinco años son compartidos por familias enteras.
Ya empezamos a notar evidencias de desnutrición, declaró a la agencia de noticias IRIN Carolyn McAskie, coordinadora suplente de Ayuda de Emergencia de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
El pasado mayo, 6,4 por ciento de los niños de Zimbabwe padecían desnutrición grave, 20 por ciento tenían un peso inferior al normal y 33 por ciento sufrían desnutrición crónica, pero las últimas estadísticas revelan un incremento de esas cifras, según Kavishe.
Los niños desnutridos graves son ahora siete por ciento, los de bajo peso, 24 por ciento, y la desnutrición crónica también aumentó, informó el funcionario.
Todavía no recibimos ninguna noticia de muertes por inanición, pero a menos que obtengamos más apoyo de los donantes, eso no tardará en ocurrir, advirtió.
Esta semana, Unicef recibió 600 toneladas de maíz, una comida básica en este país de Africa austral, para alimentación suplementaria.
Tenemos problemas para obtener fondos, pero por suerte conseguimos algo de los organismos humanitarios de la Unión Europea, y también de Italia, señaló Kavishe.
Los donantes deben separar los aspectos humanitarios de los políticos en Zimbabwe… Los más afectados son las mujeres y los niños, y en eso queremos concentrar nuestra atención, agregó.
La comunidad internacional en general ha retirado su apoyo financiero a Zimbabwe debido a la corrupción imperante en el régimen de Mugabe, que permanece en el poder en base a elecciones fraudulentas, y a la expulsión de los granjeros blancos de sus tierras.
Mugabe defiende su programa de reforma arguyendo la necesidad de corregir una injusta política colonial que llevó a que 4.500 granjeros comerciales blancos poseyeran más de 70 por ciento de las tierras de Zimbabwe, que son las más fértiles.
El gobierno está ubicando en las haciendas desalojadas a miles de familias negras que no tenían tierras, pero en muchos casos los nuevos ocupantes carecen de los conocimientos necesarios para continuar con la actividad agrícola y esto podría agravar la situación alimentaria del país.
James Morris, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), urgió a los donantes a incrementar su ayuda a Zimbabwe.
Hasta ahora, este país sólo ha recibido 82 de los 285 millones de dólares solicitados por la ONU para paliar la crisis alimentaria.
Cada día es una lucha por la supervivencia, y sólo se puede prever un agravamiento de la situación en los próximos meses, previno Morris, quien también es enviado especial del secretario general de la ONU, Kofi Annan, para la crisis humanitaria en Africa austral. (FIN/IPS/tra-en/lm/mlm/dv/02