PETROLEO: Entre la guerra y la presión ambientalista

La amenaza inmediata de guerra en Iraq y otra más lejana, la presión ambientalista, no impidieron que prevaleciera el optimismo este jueves, en la última jornada del XVII Congreso Mundial de Petróleo, realizado en Brasil.

La demanda de petróleo crecerá 1,9 por ciento cada año hasta 2020, cuando ese combustible aún responderá por 40 por ciento de la matriz energética mundial, advirtió el presidente de refinado y mercadeo del grupo francés TotalFinaElf, Jean-Paul Vettier, quien tomó proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE).

El consumo mundial se elevará así de los 76 millones de barriles diarios actuales a casi 120 millones en 2020, calculó Alí Rodríguez, presidente de la Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), una de las mayores empresas de América Latina.

Esas previsiones fueron fortalecidas por la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, que finalizó el miércoles en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, después de 10 días de negociaciones con escasos avances.

En la Cumbre de Johannesburgo no prosperó la propuesta de Brasil para establecer que los países aumentaran a 10 por ciento la participación de fuentes renovable en su consumo energético hacia 2010.

El rechazo de la iniciativa brasileña fue un claro triunfo de la industria petrolera y de los países productores de crudo, que se opusieron a la medida junto con Estados Unidos.

Ese resultado implica que los cambios energéticos serán más lentos de los que deseaban los ambientalistas, frustrados por la Cumbre, al igual que algunos gobiernos latinoamericanos y europeos que apoyaron la fijación de metas que contribuyen a la mitigación del efecto invernadero que recalienta la Tierra.

De todas formas, la demanda de crudo crecerá a un ritmo menor que durante el periodo anterior de crisis petrolera, de 1973 a 2000, cuando la expansión anual fue de 2,2 por ciento, según la AIE.

Por otro lado, las fuentes renovables registrarán un aumento más acelerado, de cuatro por ciento al año, seguidas de 2,7 por ciento del gas natural, un combustible menos contaminante que el petróleo.

El problema es que la mayor expansión de las energías alternativas y limpias tiene una incidencia menor en la lucha contra el cambio climático, porque su utilización representa apenas 2,2 por ciento del consumo mundial en la actualidad.

Pero en el XVII Congreso Mundial de Petróleo, realizado entre el domingo y este jueves en Río de Janeiro, también se escucharon voces de preocupación por la posibilidad de un ataque de Estados Unidos contra Iraq.

Los precios internacionales del petróleo vienen oscilando mucho en los últimos días al ritmo de las noticias que acercan o alejan la inminencia del ataque estadounidense.

A modo de ejemplo, el discurso belicoso del presidente estadounidense, George W. Bush, provocó el miércoles un aumento de dos por ciento en el precio del crudo tipo Brent del mar del Norte, que se cotizó a 27,10 dólares el barril de 159 litros en el mercado de Londres.

Sin embargo, el presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el nigeriano Rilwanu Lukman, aseguró que el conflicto no provocará una explosión de los precios del crudo. Las exportaciones iraquíes serían rápidamente sustituidas.

La OPEP, que reúne a Argelia, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Libia, Irán, Iraq, Nigeria, Qatar, Indonesia y Venezuela, mantiene una oferta de 21,7 millones de barriles diarios.

Este grupo podría ampliar su producción en siete millones de barriles diarios, un millón de los cuales sería aportado por Nigeria, sostuvo Luckman.

También la empresa Saudi Aramco está en condiciones de elevar de siete a 10 millones de barriles diarios su oferta diaria, según indicó el presidente de la firma de Arabia Saudita, Abdallah Jum'ah.

A su vez, Venezuela agregaría 1,5 millones de barriles a la producción actual de 2,5 millones, informó el ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez.

La intención expresada por esos dirigentes es impedir un alza exagerada de los precios y no aprovechar la eventual guerra para aumentar ganacias, así como tampoco emplear el petróleo como arma política.

El precio ideal en el mercado petrolero debe estar en torno a los 25 dólares por barril, según la OPEP, que concentra tres cuarto de las reservas conocidas de crudo en el mundo y 40 por ciento de la producción.

Mientras, los problemas ambientales y sociales constituyeron una nueva preocupación para la industria petrolera. De modo paralelo a este congreso Mundial se realizó un seminario, denominado la Arena de Responsabilidad Social, en el que participaron empresarios, ambientalistas y expertos.

Las compañías petroleras están condenadas y deberían ”encarar con altivez su muerte”, sentenció el cantante y compositor brasileño Gilberto Gil, al hablar en su calidad de presidente de la Fundación Onda Azul, una organización no gubernamental muy activa en defensa del ambiente.

El petróleo ”no es una fuente limpia, ni sostenible”, por eso el próximo congreso mundial del sector debería concentrar su discusión en fuentes renovables y en la transición a un nuevo cuadro energético, afirmó Benedict Southworth, coordinador de la Campaña de Energía de la organización internacional Greenpeace.

”La transición ya empezó”, respondió Irani Varella, director de Servicios de la estatal brasileña Petrobrás, argumentando que esa firma dejó de ser exclusivamente petrolera y se convirtió en una empresa de energía, con inversiones en fuentes renovables, como eólica y biomasa.

Petrobrás está dispuesta a asociarse con los ambientalistas en la búsqueda de soluciones para la contaminación que provocan los combustibles fósiles, pero eso requiere ”respeto mutuo”, advirtió Varella. (FIN/IPS/mo/dm/if en/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe