Los presidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, y Eduardo Duhalde, de Argentina, firmaron este jueves en Brasilia acuerdos para recuperar el Mercosur, en un esfuerzo limitado por el escaso poder de ambos.
Además de las restricciones al Mercosur que impone la crisis económica de la región, a los dos mandatarios les quedan pocos meses de gobierno y sus probables sucesores, por lo menos en Brasil, tienen ideas discrepantes sobre el bloque que también conforman Paraguay y Uruguay.
Brasil elegirá a su nuevo presidente en octubre, mientras que Argentina fijó sus comicios presidenciales para marzo del año próximo.
Los acuerdos firmados en la visita de Duhalde establecen nuevas reglas para el comercio bilateral de vehículos y amplía el Convenio de Crédito Recíproco, lo cual permitirá reactivar el intercambio, que en 2002 retrocedió al mismo nivel de 11 años atrás, cuando se puso en marcha el Mercosur (Mercado Común del Sur)
Brasil y Argentina acordaron asimismo poner fin al conflicto comercial provocado por las medidas antidumping (comercio desleal) aplicadas por Buenos Aires al ingreso de pollos brasileños desde julio de 2000.
Los precios mínimos impuestos a ese producto serán revocadas dentro de 30 días por Argentina, mientras que Brasil retirará la queja presentada ante la Organización Mundial de Comercio, que comenzó a juzgar la cuestión el miércoles.
Los convenios bilaterales concluyen un largo proceso de negociación, entorpecidas por las turbulencias económicas en los dos países.
Argentina entró en recesión en 1998 para caer luego en depresión tras la liberación del tipo de cambio en enero y el consecuente derrumbe de su moneda, el peso, que había estado atado al dólar por más de 10 años en paridad uno a uno.
La debacle económica llevó a la renuncia del presidente Fernando de la Rúa en diciembre, al cumplir dos años de gobierno, para dar paso el 1 enero a Duhalde, designado por el Congreso legislativo para completar el mandato constitucional de cuatro años.
Mientras, la devaluación del real brasileño en enero de 1999, seguida de una severa inestabilidad cambiaria, provocó amargas quejas de las autoridades argentinas, en especial del entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo.
La firma de los acuerdos de este jueves ganan mayor peso justamente por tener lugar en esta coyuntura, comprobando que Argentina y Brasil son capaces de solucionar sus disputas comerciales en momentos desfavorables, señaló Cardoso.
La verdad es que gran parte de los conflictos bilaterales pueden ser superados más fácilmente ahora que ambos países adoptan el tipo de cambio flotante y sus respectivas monedas presentan cotizaciones similares respecto del dólar, permitiendo un intercambio sin el desequilibrio cambiario anterior.
Cardoso entiende posible que el Mercosur pueda adelantar la liberación total de su comercio, prevista para 2006. Por ahora, sectores sensibles, como el intercambio de automotores y de informática, siguen bajo reglas excepcionales.
El acuerdo para el comercio bilateral de automotores entre Argentina y Brasil limita las exportaciones de un país al doble de lo que importa del otro cada año. A partir de ese límite los vehículos son gravados como si fueran importados de fuera del Mercosur.
El régimen anterior, ahora revisado, establecía restricciones mas rígidas, permitiendo que las exportaciones excedieran las importaciones en sólo 15 por ciento el año pasado, porcentaje que se ampliaría anualmente hasta la liberación total en 2006.
El Convenio de Crédito Recíproco es clave para recuperar el comercio bilateral, pues ofrece garantías de pago a las exportaciones. La insolvencia de importadores argentinos es uno de los factores que trabaron las ventas brasileñas a Argentina, sumándose a la depresión económica en ese país.
El mecanismo estaba limitado a operaciones de 100.000 dólares y a un plazo máximo de 360 días, por decisión del Banco Central brasileño, que se negó a seguir asegurando los pagos.
Los presidente resolvieron que a partir de ahora la garantía se duplicará y estará a cargo del Tesoro Nacional y del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, un organismo estatal brasileño de fomento.
Sin embargo, el Banco Central de Brasil seguirá controlando las operaciones y acordará con su similar argentino nuevas ampliaciones dentro de seis meses, anunció el ministro brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Sergio Amaral.
Las decisiones son cruciales para restablecer el intercambio. Brasil exportó al país vecino en lo que va de este año sólo un tercio de lo vendido en 1998.
Duhalde agradeció el generoso apoyo brasileño frente a los organismos internacionales de crédito, mientras Cardoso confirmó su llamado a una ayuda efectiva por parte de esas entidades multilaterales a Argentina, pues, dijo, aún no hicieron todo lo que pueden en su favor.
A todo esto, el candidato oficialista a la presidencia de Brasil, José Serra, criticó el apoyo brasileño a Argentina y lo calificó de excesivo en términos de concesiones comerciales, en especial en el intercambio de automotores.
Las declaraciones de Serra al diario O Estado de Sao Paulo, publicadas el miércoles, causaron malestar en Brasilia durante la visita de Duhalde.
Serra, del gobernante Partido de la Socialdemocracia Brasileña, sostuvo que el Mercosur fracasó y que es una monstruosidad el tratado que convirtió el bloque en unión aduanera, pretendiendo hacer en cuatro años lo que la Unión Europea hizo en 40.
Señaló también que, en caso de ser elegido presidente, se apartará de esa unión, que implica una política comercial común.
Tampoco fueron bien recibidas por el gobierno de Cardoso las declaraciones del candidato del opositor e izquierdista Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva, que comparó a Argentina con una republiqueta, en un intento por diferenciar a ambas economías.
Pero Lula, quien encabeza todas las encuestas de opinión de votos, pidió disculpas a Duhalde y publicó en el mismo O Estado de Sao Paulo, en la edición de este jueves, un artículo defendiendo los avances en el Mercosur.
El presidente argentino aceptó las explicaciones de Lula, quien defendió la construcción de instituciones conjuntas y de convergencias en políticas industriales y agrícolas, además de un Banco Central y una moneda común del bloque. (FIN/IPS/mo/dm/if ip/02