Los últimos argumentos presentados a favor de una guerra contra Iraq por el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, chocaron con el rechazo de numerosos parlamentarios del gobernante Partido Laborista y de otros sectores políticos.
El informe divulgado el martes por Blair contiene escasas pruebas de la actividad armamentista de Iraq y no logró convencer a observadores independientes.
Dos horas después de que el informe fuera publicado en la red mundial informática Internet, un equipo de periodistas británicos en Bagdad se dirigieron a instalaciones identificadas por los autores del documento y no hallaron ningún elemento sospechoso.
El régimen de Saddam Hussein prepara una respuesta detallada y completa a las acusaciones británicas, declaró un portavoz oficial a la televisión iraquí. El informe de Blair está lleno de mentiras y el equipo de inspección (de la ONU) podrá en breve verificar que sus denuncias carecen de base, dijo el portavoz.
Analistas británicos pronosticaron que los argumentos del gobierno a favor de un ataque contra Iraq se desinflarán si el régimen logra refutarlas.
Cincuenta y seis de los 410 miembros de la Cámara de los Comunes pertenecientes al Partido Laborista expresaron de manera formal su oposición a un ataque contra Iraq basado sobre el informe de Blair. La Cámara tiene 659 integrantes.
Otros parlamentarios laboristas no se opusieron formalmente al respaldo británico al plan de ataque de Estados Unidos contra Iraq al margen de la ONU, pero le advirtieron a Blair que debería enfrentarse con una corriente de oposición dentro de su propio partido.
El pueblo británico percibe al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, como un hombre que no quiere tomar el volante mientras nosotros conducimos, sentados en el asiento trasero, al borde de un precipicio, dijo el parlamentario laborista George Galloway.
¿Cómo se sienten mis amigos laboristas diciendo que el candidato presidencial del Partido Demócrata, Al Gore, está equivocado, y que Bush no?, preguntó Galloway. Los laboristas estrecharon en los últimos años su tradicional vínculo con los demócratas estadounidenses, mientras Bush pertenece al Partido Republicano.
Mis amigos deben contestar por qué están junto a Bush y no junto al (jefe del gobierno alemán) Gerhard Schroeder, líder de los socialdemócratas alemanes, nuestro partido hermano en la Internacional Socialista, advirtió el parlamentario laborista.
Los que nunca adherimos al unilateralismo británico no estamos dispuestos tampoco a adherir al estadounidense, dijo el líder de la tercera fuerza parlamentaria, el Partido Liberal Demócrata, Charles Kennedy, cuyo sector cuenta con 53 escaños.
Mientras, el líder del Partido Nacionalista Escocés —con nueve escaños—, Alex Salmond, consideró que una campaña para cambiar el régimen de Iraq sin el explícito apoyo del Consejo de Seguridad sería tan tonto y dañino como el apoyo, encubierto pero amplio, que Occidente daba hace 20 años a Saddam Hussein.
Por supuesto, es posible que el primer ministro (Blair) y el presidente estadounidense (Bush) estén jugando a la cuerda floja, endureciendo su posición para lograr una solución pacífica. El problema es que no pueden saltar al vacío y llevarnos a todos nosotros con ellos, agregó Salmond.
El documento de 55 páginas presentado el martes por Blair al parlamento británico asegura que el régimen de Saddam Hussein ya identificó posibles lados débiles en el proceso de inspecciones y sabe cómo aprovecharlos. Equipo y documentos delicados ya han sido ocultos, advierte.
El informe sigue la línea dictada por Estados Unidos al marcar distancia entre una posible acción militar para derrocar a Saddam Hussein y la aceptación de las inspecciones de la ONU por parte del presidente iraquí.
La historia de las inspecciones de armas de la ONU se caracterizó por la persistente obstrucción ejercida por el régimen en Bagdad, que recurrió con frecuencia a amenazas físicas e intimidación psicológica para obstaculizar a los funcionarios internacionales a cargo de la tarea, indica el documento.
Analistas afirmaron que el informe de Blair es demasiado especulativo, pues indica que Iraq está casi con certeza buscando uranio y parece estar intentando adquirir una línea de producción de magnetos.
El documento indica que Iraq procura comprar 60.000 tubos de aluminio de los utilizados para enriquecer uranio pero que no hay conocimiento definitivo de que está desarrollando un programa de armas nucleares. Por otra parte, según el informe, Bagdad podría producir esas armas si pudiera conseguir insumos.
Los autores del texto también consideraron difícil de establecer si los misiles fabricados por Iraq podrían estar disponibles y que todas las afirmaciones que contiene el informe están limitadas por la necesidad de proteger a las fuentes.
Si las acusaciones contenidas en el informe son ciertas, eso significa que las sanciones de la ONU contra Iraq no fueron útiles, sostuvo el analista sobre asuntos de Medio Oriente del diario británico The Independent, Robert Fisk.
Si estas engañosas páginas se basan sobre 'probablemente' y 'si', no tenemos derecho a ir a una guerra. Si son todas ciertas, matamos a medio millón de niños iraquíes a causa del hambre que causaron las sanciones, sotuvo Fisk.
El documento difundido por Blair fue elaborado en conjunto por el Servicio Secreto de Inteligencia, el Comando de Comunicaciones del Gobierno, el Servicio de Seguridad y el Equipo de Inteligencia de Defensa de Gran Bretaña. (FIN/IPS/tra-eng/ss/raj/mj/ip/02