FRANCIA: La larga sombra de De Gaulle

El presidente de Francia, Jacques Chirac, esgrime las amenazas de guerra de Estados Unidos contra Iraq para afianzar el peso diplomático de su país y su propia imagen como un nuevo Charles de Gaulle.

De Gaulle (1990-1970), un general que se convirtió en figura legendaria al liderar la resistencia francesa contra la ocupación alemana, se convirtió en presidente al finalizar la segunda guerra mundial, y fue reelegido en 1958 y en 1965.

Se enfrentó con frecuencia con Estados Unidos, al punto que en 1966 decidió el retiro de Francia del mando militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), alianza de defensa encabezada por Washington.

Chirac, que comenzó su carrera política junto a De Gaulle, declaró el 9 de este mes su oposición al plan estadounidense de lanzar una operación militar contra Iraq para derrocar al presidente Saddam Hussein.

Según el gobierno de George W. Bush, Saddam Hussein posee armas de destrucción masiva y está dispuesto a utilizarlas.

Pero Chirac advirtió que tal operación requeriría una resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que le dé legitimidad.

De ese modo, el presidente francés puso en el tapete el peso de su país en el órgano, del cual es miembro permanente con derecho a veto, al igual que China, Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia.

”Es una posición típicamente gaullista”, dijo el diputado del Parlamento Europeo Jean-Louis Bourlanges, de la Unión por la Democracia Francesa, partido centrista que no apoyó a Chirac en las elecciones presidenciales de abril pero sí en la segunda vuelta de mayo, contra el ultraderechista Jean-Marie Le Pen.

La postura de Chirac ”combina desconfianza hacia la hegemonía estadounidense, el fortalecimiento del papel para Francia en el mundo y una especie de solidaridad con el mundo en desarrollo, en especial con los países árabes y africanos”, explicó Bourlanges.

Chirac rechazó la doctrina de ataque preventivo en una entrevista publicada el día 9 por el diario estadounidense The New York Times. ”Se trata de una doctrina extremadamente peligrosa, que podría tener trágicas consecuencias”, dijo.

”Tan pronto como una nación reivindique el derecho de tomar acciones preventivas, otros países harán, naturalmente, lo mismo”, advirtió Chirac.

”¿Qué se le podría decir a China si tomara acciones preventivas contra Taiwan, con el argumento de que la amenaza? ¿O a India, si decidiera tomar acciones preventivas contra Pakistán, o viceversa? ¿O Rusia contra Chechenia o contra cualquier otro? ¿Qué podríamos decir?”, preguntó.

Sin embargo, Chirac defendió la acción preventiva si ”es tomada por la comunidad internacional, hoy representada por el Consejo de Seguridad de la ONU”.

La exhortación a tomar decisiones multilaterales es ”muy francesa”, según Bourlanges. El fallecido presidente francés François Mitterrand ”siempre insistía en involucrar a la ONU en toda decisión relativa al orden internacional”, explicó.

Chirac aclaró en la entrevista que el Consejo de Seguridad decidió impedir que Iraq poseyera armas de destrucción masiva, pero no que fuera necesario un cambio de régimen.

”Deberemos actuar cuando (el presidente iraquí) Saddam Hussein y su régimen constituyan un peligro para el exterior. Pero primero deberemos asegurarnos de que exista peligro. Si Saddam Hussein no es un peligro (para el exterior) y sólo es un problema para Iraq, entonces no es nuestro problema”, dijo.

Chirac también negó que el papel de los inspectores de armas de la ONU sea irrelevante en la decisión de atacar Iraq, como afirmó el vicepresidente estadounidense Dick Cheney.

”Si le decimos a Saddam Hussein y al pueblo iraquí que queremos atacarlos y que los inspectores, de todas maneras, no tendrán importancia (en esa decisión), es natural que ellos rechacen a los inspectores”, explicó.

El presidente francés utilizó otros asuntos internacionales para proyectarse como líder independiente y visionario, distanciado de la política de Bush.

En su discurso ante la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible concluida el 4 de este mes en la nororiental ciudad sudafricana de Johannesburgo, urgió a tomar acciones decididas contra la degradación ambiental y contra la pobreza, al pronunciar.

También exigió a Estados Unidos la ratificación del Protocolo de Kyoto contra la emisión de gases invernadero causantes del recalentamiento planetario, y adhirió a la creación de un impuesto a las transacciones financieras internacionales propuesto por el fallecido premio Nobel de Economía James Tobin.

La intervención de Chirac en Johannesburgo fue ”definitivamente inspirada por De Gaulle”, dijo el presidente del Centro Francés de Información sobre Desarrollo, Gustave Massiah.

El jefe de Estado ”quiso mostrar su autonomía ante Estados Unidos”, agregó. Como no afronta en lo inmediato desafíos electorales, pretende ”cultivar una imagen gaullista” en el país y en el extranjero, sostuvo Massiah, quien, de todos modos, cuestionó la inconsistencia de la plataforma de Chirac.

”El cree que puede defender una política reaccionaria dentro de Francia y defender una política totalmente diferente afuera”, explicó. (FIN/IPS/tra-eng/jg/ss/mj/ip/02

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