La marina de Estados Unidos prolongará durante todo septiembre los bombardeos en la isla puertorriqueña de Vieques, pese al rechazo de la mayoría de sus 9.400 habitantes que, concentrados en un cuarto de la isla, padecen desde hace 60 años los efectos de los ejercicios militares.
La última ronda de ensayos se inició el 3 de este mes, mientras Washington agudizaba su retórica de guerra contra Iraq.
Tres cuartos del territorio de 65 kilómetros cuadrados de Vieques, al oriente de la isla mayor de Puerto Rico, fueron progresivamente expropiados por Estados Unidos desde 1942, para destinarlos a bombardeos y ensayos de artillería.
Tengo cinco nietos y ellos y el resto de la familia tienen la sangre contaminada con metales pesados. La marina estadounidense está sembrando la muerte aquí, dijo a Tierramérica Myrna Pagan, artista viequense que sobrevivió al cáncer de útero, provocado según ella por los metales que liberan los bombardeos.
La contaminación con metales pesados (plomo y mercurio) es rampante, añadió Pagan, también activista contra la presencia militar en la isla.
Aunque los ejercicios cesaran de inmediato, los problemas sanitarios y ambientales perdurarán por muchos años, advierten activistas y expertos.
En algunos terrenos devueltos por Estados Unidos, hay lugares tan contaminados que no se puede construir pozos de agua a menos de dos mil 500 metros de profundidad. También está prohibido establecer allí escuelas o jardines de infantes, y éstas son restricciones impuestas por la propia marina en las actas de traspaso, dijo a Tierramérica el asesor legal del municipio de Vieques, Arnoldo Báez Genoval.
Los estruendos día y noche durante casi 200 jornadas por año, las casas que tiemblan y las grietas en los muros son los signos más notables.
Pese a que no hay estudios concluyentes, el epidemiólogo Rafael Rivera Castaño, ex residente en la isla, asegura que hay investigaciones en marcha que indican que la incidencia de cáncer en Vieques es 27 por ciento mayor que en la isla principal de Puerto Rico.
Las enfermedades respiratorias también son frecuentes. Tras 60 años de bombardeos, a menudo con munición de guerra, la mayor parte del suelo está envenenado y la dirección de los vientos lleva el polvo desde la zona de los ejercicios hacia la franja poblada, según los activistas.
Muchos en Puerto Rico —estado libre asociado a Estados Unidos— albergan esperanzas de que los ejercicios de este mes sean los últimos, entre ellos la gobernadora de la isla, Sila Calderón, quien manifestó su deseo de que los ensayos cesen para siempre.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se comprometió a mediados del año pasado a desmantelar la base de Camp García el 1 de mayo de 2003. Algo poco probable, en el marco de los renovados vientos de guerra que soplan en Washington.
El secretario de Defensa Donald Rumsfeld dijo el 16 de este mes que planifica continuar utilizando el polígono de tiro militar de la isla. Vieques es importante para nosotros, y pretendemos seguir operando, aseguró.
Sin embargo, los ejercicios terrestres son obsoletos y no se han puesto en práctica en una guerra desde que (el general Douglas) MacArthur estuvo en Corea en los años 50, dijo el activista estadounidense Robert Schwartz, ex capitán de marines y uno de los fundadores de la organización Economistas Aliados para la Reducción de Armamentos.
De visita en Vieques en agosto, Schwartz puso en duda que Camp García sea desmantelada el año próximo. Es una de las bases más grandes, y salir sería una derrota al poder que la Marina cree poseer, sostuvo.
Antes de que la guerra fuera la actividad dominante en Vieques, funcionaban cinco ingenios azucareros y varias fincas que cultivaban tabaco, cacao, piña y otros frutos. Después, toda agricultura desapareció, dijo Báez Genoval, del municipio.
Como tememos que la tierra esté contaminada, hemos comenzado un proyecto de cultivos hidropónicos (en agua). Estamos sembrando lechuga, espinacas y otras verduras, relató el funcionario.
Si no limpian antes el campo de bombardeo, es como no devolverlo, apuntó por su parte el presidente del Senado de Puerto Rico, Antonio Faz Alsamora.
Los juegos de guerra se cobran también víctimas directas. Las últimas fueron tres tripulantes de un avión militar que se precipitó al mar el 10 de este mes. Los activistas aseguran que en 60 años decenas han muerto por proyectiles mal dirigidos.
Sesenta y ocho por ciento de los ciudadanos se manifestaron por la desmilitarización inmediata de la isla en un referéndum celebrado el año pasado. Frente a la entrada principal de Camp García varias pancartas que repudian la presencia militar, se alternan con cruces de madera blanca con los nombres de los muertos.
A la memoria de los viequenses que han sido víctimas de los accidentes militares y la contaminación ambiental, rezan los carteles.
*Publicado originalmente el 21 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (FIN/Tierramérica/ld/dcl/ip/en/02