Representantes de casi 300 empresas de Estados Unidos olvidaron las discordias ideológicas con Cuba para asistir a la feria agroalimentaria que se inaugurará este jueves en la capital de la isla, en procura de lucrativos acuerdos.
La muestra incluye desde animales vivos, como terneros de búfalo y una pareja de cerdos, cuya carne figura entre las preferidas del paladar cubano, hasta numerosos productos de marcas alejadas del mercado cubano por más de cuatro décadas de hostilidad entre ambos países.
Unos 1.500 productos estadounidenses procedentes de 33 estados, de Columbia, el distrito federal donde se encuentra Washington, y del estado asociado de Puerto Rico permanecerán en exhibición hasta el próximo domingo en Pabexpo, recinto ferial aledaño al Palacio de Convenciones de La Habana.
A esta feria-exposición, en la que participarán 288 empresas de Estados Unidos, asistirán 750 representantes de ese país, entre ellos el gobernador del septentrional estado de Minnesota, Jesse Ventura, y otros 12 altos funcionarios estatales.
Ventura, el tercer gobernador estadounidense que visita Cuba en más de 40 años, declaró a su llegada este miércoles que el momento actual es bueno para intercambiar.
Organizadores de la cita también informaron que más de 30 compañías y unos 100 visitantes proceden del sudoriental estado de Florida, donde vive el grupo de exiliados cubanos más adversos al gobierno de Fidel Castro.
La exposición agroalimentaria se abrirá al público el próximo domingo, el último día, y sólo se podrá acceder al predio por invitación, pues en caso contrario no habría forma de recibir a la inmensa cantidad de personas que se presentaría, explicó el presidente de la firma importadora Alimport, Pedro Alvarez.
La empresa estatal cubana Alimport está a cargo de las importaciones de Estados Unidos que se realizan desde noviembre, luego de que el presidente de ese país, George W. Bush, ofreciera ayuda humanitaria para paliar los daños causados el 4 de ese mes por el huracán Michelle.
El gobierno de Castro rechazó esa oferta, pero aceptó comprar a empresas estadounidenses alimentos y medicinas para afrontar las dificultades derivadas del fenómeno climático, que costó unos 1.800 millones de dólares de pérdidas materiales.
Esas importaciones sumarán alrededor de 140 millones de dólares a fin de este mes, cantidad que podría duplicarse a partir de los nuevos contratos que se firmen durante la bolsa comercial para el resto del año y primeros meses de 2003.
Nuestras importaciones de alimentos, de unos 1.000 millones de dólares en la actualidad, aumentarán y 70 por ciento podría provenir de Estados Unidos, ha calculado Alvarez en varios encuentros con la prensa en los últimos días.
Alvarez opinó que para las empresas estadounidenses es importante recuperar un mercado que está prácticamente en el patio de su casa.
La inmensa mayoría del pueblo y las compañías de Estados Unidos favorecen las relaciones normales entre los dos países, añadió.
Las transacciones inquietaron a empresarios de otros países con negocios en Cuba, ante la eventual pérdida de espacios en este mercado.
No le daremos la espalda a ninguno de nuestros amigos, aclaró, sin embargo, Alvarez, en tono tranquilizador.
Al respecto, fuentes oficiales han precisado además que no todos los productos del vecino país del norte resultan competitivos y siempre quedaría 30 por ciento de compras disponibles.
El embargo impuesto por Estados Unidos contra Cuba a comienzos de los años 60 prohibe toda relación comercial con esta isla de régimen socialista, pero una enmienda legislativa de 2000 abrió un resquicio que permite la venta de productos alimenticios y de medicamentos.
Según ese marco legal, las transacciones carecen de financiamiento y se realizan en un solo sentido, ya que permanecen prohibidas las exportaciones cubanas a Estados Unidos.
La feria agroalimentaria de La Habana se realiza mientras en Washington se incrementan los esfuerzos legislativos para aliviar en parte el embargo que pesa sobre la economía cubana.
En ese sentido, varias enmiendas sobre Cuba fueron incorporadas a la Ley del Presupuesto del Departamento del Tesoro y el Servicio Postal, entre ellas el cese de las restricciones para viajar a Cuba que pesa sobre los estadounidenses.
Un eventual levantamiento de esa restricción reportaría al gobierno de Castro importantes recursos financieros por vía del turismo y elevaría de inmediato su capacidad importadora.
El embargo, reforzado en 1996 por la llamada Ley Helms-Burton, causó a la isla el año pasado pérdidas por más de 233 millones de dólares, sólo en alimentos.
Un informe presentado por Cuba ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) especifica que casi la mitad de esos 233 millones de dólares corresponden al impacto del bloqueo en productos alimenticios incluidos en la canasta básica con subsidio estatal.
La falta de objeción por parte de la administración estadounidense a la venta de cierta cantidad de alimentos a Cuba no puede ser interpretada como una flexibilización de su política de hostilidad hacia el pueblo cubano, alertó el texto.
El proyecto de resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo estadounidense contra Cuba figura en la agenda de trabajao de la Asamblea General de la ONU, que se concretará a mediados de noviembre. (FIN/IPS/pg/fm/if ip/02