La seguridad alimentaria de Colombia se encuentra en peligro debido a la constante sustitución de cultivos tradicionales por coca, la concentración de la propiedad de la tierra, la importación de productos y la propia guerra civil, advirtieron asociaciones de campesinos.
El abandono del campesinado a su suerte por parte de los sucesivos gobiernos en los últimos años ha llevado a una crisis productiva sin precedentes, sostuvo el Consejo Nacional Campesino (CNC) tras nueve días de iniciada una protesta por tiempo indeterminado en todo el país.
Estudios sobre el sector agropecuario indican que en Colombia, donde más de 70 por ciento de sus 44 millones de habitantes viven en las ciudades, existen 13,3 millones de campesinos, pero más de dos millones de ellos no cuentan con tierra para cultivar.
Además, casi todos esos 11 millones de campesinos en actividad ocupan sólo 30 por ciento de las áreas cultivables, las de peor calidad, para producir 80 por ciento de los alimentos del país, mientras que las mejores tierras están concentradas en menos de cuatro por ciento de esa población, dedicados a la ganadería.
Así y pese a que se importan cerca de ocho millones de alimentos por año, unos siete millones de colombianos no tienen para consumir ni una sola comida al día.
Mientras, el conflicto campesino sigue su curso sin solución a la vista, más allá de algunos contactos de líderes de la protesta con representantes del gobierno del derechista Alvaro Uribe, que el 7 de agosto reemplazó a la administración del conservador Andrés Pastrana.
Precisamente, la ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, quien fuera responsable de la cartera de Comercio en el gobierno de Pastrana, consideró injusta la protesta porque el gobierno esta abierto al diálogo y sólo han transcurrido menos de dos meses desde su instalación.
Dirigentes del CNC explicaron que el levantamiento de la movilización depende de las respuestas del gobierno a los 20 puntos de un pliego de peticiones que ha comenzado a estudiarse con el ministro de Agricultura, Carlos Cano.
Representantes de las 10 organizaciones campesinas que integran el CNC indicaron que decidieron abandonar temporalmente sus tierras en los centrales departamentos Tolima y Huila, el meridional Cauca, y el noroccidental Santander para alertar del abandono estatal a ese sector clave.
Queremos inversión social, salud, educación y que se nos respete el derecho a la vida y al trabajo, dijo a IPS Marta Sánchez, de la Federación Nacional Sindical Unitaria Campesina, una de las organizaciones participantes en la protesta.
El Consejo Nacional Campesino diseñó un plan de lucha que incluye marchas a centros urbanos, bloqueos de tránsito en carretera y ocupación de oficinas estatales vinculadas a la agricultura.
Sánchez señaló que la intención de los campesinos es llamar la atención del país sobre el empobrecimiento del sector, que pone en peligro la soberanía alimentaria.
La situación del campesinado es muy crítica por la ausencia de políticas o subsidios que le permitan contar con préstamos a intereses bajos o que cubran las pérdidas causadas por el conflicto armado interno y los desastres naturales, manifestó la dirigente agraria.
La falta de precios de sustentación hace que el campesino se vea obligado a vender sus productos a precios bajos, que no satisfacen ni los altos costos de producción ni de transporte para llevarlos al mercado, añadió.
Los organizadores de la protesta sostienen, además, que Colombia carece de una política para resolver el problema educativo en el campo, donde hay carencia de escuelas y de bibliotecas.
La plataforma de convocatoria a la movilización indica que 70 por ciento de los campesinos son analfabetas, una situación que los hace cada día más dependientes del Estado. Los jóvenes del campo están ausentes de la educación debido a que están obligados a trabajar y producir para ayudar a la familia, puntualizan.
La calidad de vida de la población rural se ve afectada también en muchas regiones por la falta de energía eléctrica, de agua potable y por la falta de centros de salud.
El agrónomo Mario Mejía precisó que el deterioro del sector agrícola se inicia a comienzos de la década del 70, cuando pequeños algodoneros afectados por la caída de los precios pasaron a cultivar marihuana y poco a poco también coca, de la que deriva la cocaína, y adormidera, materia prima de la heroína.
Esa crisis de producción alimenticia, debido a la sustitución de plantaciones tradicionales por otras ilegales mucho más redituables, se incrementó con la apertura económica de los años 90.
En la década pasada se dejaran de cultivar 700.000 hectáreas de tierra debido a la importación masiva de alimentos, un retroceso que puede agravarse con la puesta en marcha en 2006 del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), según los líderes campesinos.
El ALCA amenaza la soberanía alimentaria de Colombia, pues aumentará la dependencia externa, el desplazamiento de campesinos y el conflicto social, apunta la convocatoria de la protesta.
El capital transnacional (…) somete a los productores agropecuarios a sus proyectos y 'megaproyectos' de inversión, (…..) desplazando campesinos e imponiendo los cultivos que le interesan (…) en función del mercado, señala el documento en el que se detallan los motivos de la protesta.
Los campesinos rechazan el ALCA convencidos de que en ese marco el país incrementará la importación de alimentos y la siembra de semillas genéticamente modificadas que no se vuelven a reproducir, entre otros aspectos. (FIN/IPS/yf/dm/if dv/02