CACHEMIRA: Extremista islámico revela cómo fue entrenado

El pakistaní Mohammad Abdullah, autor el 13 de julio de un atentado en el que murieron 28 personas, entre ellas 10 mujeres y ocho niños, dijo a IPS que fue instruido para matar a inocentes en la zona de Cachemira gobernada por India, a fin de ”establecer el terror”.

Abdullah, arrestado por fuerzas de seguridad indias en agosto, está preso en Jammu, capital de invierno (boreal) del estado de Jammu y Cachemira, y parece tener aún menos que los 17 años que declara.

El insurgente relató que fue entrenado durante meses en el área de Cachemira bajo control pakistaní, para realizar atentados eventualmente suicidas con el nombre de guerra ”Abu Talah”.

”No me hizo feliz (matar a esas personas), pero mis superiores en Pakistán dijeron que era necesario. No se trata de que el trabajo sea agradable, sino de ejecutar las órdenes”, afirmó el joven, proveniente de la oriental provincia pakistaní de Punjab.

India y Pakistán se disputan el territorio cachemiro desde la creación de ambos países hace más de medio siglo, y la violencia que ha causado más de 35.000 muertes continúa como marco de las elecciones en Jammu y Cachemira que comienzan este lunes.

Abdullah contó que cursaba el octavo grado escolar cuando fue reclutado por la organización extremista islámica Lashkar-e-Toiba (Ejército de los Puros), en la oriental ciudad pakistaní de Mudrike, cerca de la frontera con India.

Lashkar-e-Toiba es el brazo armado del grupo Markaz Dawa-ul- Irshad, fundado en 1987 con el propósito declarada de realizar estudios religiosos por el profesor Hafiz Mohammad Saeed, de la paistaní Universidad de Ingeniería y Tecnología de Lahore.

La mayoría de los miembros de ese grupo insurgente, que opera en Jammu y Cachemira desde 1993, son pakistaníes o afganos, y muchos de ellos combatieron en guerras civiles de Afganistán.

Saeed sostiene que la democracia es una amenaza occidental y que es necesario librar una ”jihad” (guerra santa) contra los enemigos del Islam.

El gobernante militar pakistaní Pervez Musharraf ilegalizó en enero a Lashkar-e-Toiba y otras organizaciones extremistas islámicas, en el marco de una campaña para impedir que esos grupos operen desde bases en Pakistán.

Musharraf prometió en junio a funcionarios estadounidenses que pondría fin a la infiltración de extremistas desde su país hacia Jammu y Cachemira, según el subsecretario de Estado (viceministro de Relaciones Exteriores) estadounidense, Richard Armitage, quien informó el mismo mes sobre ese compromiso a funcionarios indios.

La semana pasada, en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el gobernante pakistaní alegó que India puede frenar por sí misma esa infiltración, en caso de que exista, porque mantiene desplegados a un gran número de soldados en Jammu y Cachemira.

El sábado, el primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee respondió: ”Hay un límite para las mentiras”.

Abdullah afirma que recibió entrenamiento para acciones guerrilleras durante unas 10 semanas, incluyendo cursos sobre manejo de armas y explosivos, junto con otros 50 jóvenes, en la nororiental localidad pakistaní de Azca, cerca de Muzzafarabad, la capital de la parte de Cacheira administrada por Pakistán.

Según dijo a IPS, también asistió a clases de religión, en las cuales se reivindicó la necesidad de la ”guerra santa” para ”liberar” a los musulmanes cachemiros de la autoridad de los hindúes de India.

”Nuestro principal instructor, a cargo de todos los campos de entrenamiento, era Nasser Javed, un pakistaní que combatió en Afganistán en los años 80 contra la ocupación de la entonces Unión Soviética, y luego junto con (el movimeinto Talibán), que llegó a controlar la mayor parte del territorio afgano, señaló.

La historia de Abdullah y de otros insurgentes arrestados en Jammu y Cachemira fue el centro de un informe emitido el mes pasado por la televisión india, como preludio de las elecciones en ese estado.

Los instructores de Lashkar-e-Toiba aseguraron que las fuerzas de seguridad indias en Jammu y Cachemira asesinaban a miles de musulmanes, destruían sus hogares y violaban a las mujeres de sus familias, indicó el joven.

”Eso me llenó de ira, y la idea de acciones audaces en las montañas para poner fin a los abusos era muy atractiva”, comentó.

Según funcionarios del ejército indio, Abdullah cruzó en forma clandestina la Línea de Control, de 774 kilómetros, que divide las partes pakistaní e india de Cachemira, y con ayuda de otros agentes de Lashkar-e-Toiba llegó a las cercanías de la ciudad de Poonch, 250 kilómetros al norte de Jammu.

Abdullah y Mohammed Adnan, otro adolescente, fueron llevados luego en forma clandestina desde Poonch a Jammu, para realizar el atentado del 13 de julio con rifles de asalto AK-47 y granadas, y luego huir a la selva.

La policía india mató a tiros a Adnan el 2 de agosto, y Abdullah fue arrestado al día siguiente.

Funcionarios indios aseguraron que la infiltración de insurgentes en Jammu y Cachemira se lleva a cabo por las noches desde puestos militares fronterizos pakistaníes, y que guías locales reciben unos 200 dólares cada vez que apoyan una incursión.

El montañoso territorio que atraviesan los guerrilleros los protege de las fuerzas de seguridad indias hasta que llegan a regiones selváticas, indicaron.

Las unidades militares contrainsurgentes desplegadas por Nueva Delhi en Jammu y Cachemira cuentan con unos 40.000 soldados de la fuerza llamada Rashtriya (Rifles Nacionales), que en ocasiones actúan con refuerzos de otras dos grandes unidades del ejército asignadas a ese estado.

India mantiene a otros 700.000 soldados en posiciones cercanas a la Línea de Control y el resto de la frontera con Pakistán desde diciembre, cuando se produjo un atentado contra la sede del parlamento federal atribuido por las autoridades a Lashkar-e- Toiba.

A ese personal militar se suman unos 60.000 paramilitares y unos 50.000 policías, bajo mando unificado del ejército. (FIN/IPS/tra-eng/rb/rdr/js/ip/02

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