(Arte y Cultura) MUSICA-CUBA: Raperos cubanos sueñan con la fama

El éxito internacional de Orishas, grupo de raperos cubanos residentes en Europa, enciende la apetencia de fama de centenares de jóvenes que optaron en la isla del son y la rumba por el ”hip hop”, género musical propio de la comunidad negra estadounidense.

”Hay un gran mercado esperando por nosotros” y Orishas ”son un ejemplo. Acá han venido muchos productores interesados en el rap cubano”, dijo a IPS el director del grupo Alto Voltaje, Norlan Leygonier.

Las propias autoridades cubanas anunciaron en agosto la inminente creación de un organismo a cargo de promover y comercializar el rap nacional dentro y fuera de Cuba.

Para los cultores del hip hop, la creación de un sello discográfico propio ”sería un gran paso”, afirmó Leygonier.

Orishas conquistó a europeos y estadounidenses desde su primer disco (”A lo cubano”, 2000), gracias a la bien lograda fusión del rap con ritmos típicos de Cuba como el son, el guaguancó y la rumba.

El rap, una de las variantes del hip hop, se caracteriza por el recitado de la letra de las canciones sobre la base de músicas de otros artistas ya conocidos, en especial de géneros negros como el funk y el soul.

Los intérpretes de rap, que a fines de los años 70 pronunciaban sus discursos acompañados por discos de vinilo, se aprovecharon en los 90 de la tecnología digital, que les permitía cambiar el ritmo de las canciones originales o repetir uno o varios compases sin cesar.

Dos de los integrantes de Orishas proceden del grupo Amenaza, uno de los pioneros del rap cubano que comenzó a crecer con fuerza a mediados de los años 90.

”En ese momento aquello era un fenómeno totalmente nuevo… Muchos dudaron de la posibilidad de hacer rap en español” en Cuba, contó Hiram Riveri al periódico digital cubano La Jiribilla.

Ante la carencia de medios tecnológicos, la única opción posible ”era rapear (recitar) encima de los (discos) instrumentales americanos (estadounidenses) que nos caían en la mano”. ”No había otra forma de hacerlo”, añadió.

La mayoría de las bandas actuales —unas 500 sólo en La Habana— siguen, hasta hoy, trabajando de esa manera. ”Nos faltan muchas cosas, principalmente la tecnología adecuada. Pero el rap es nuestra vida y nunca hemos flaqueado”, dijo a IPS Alexander Pérez, otro integrante de Alto Voltaje.

Este grupo nació en 1997, aunque Leygonier y Pérez, amnbos de 25 años, aseguran haber comenzado a rapear desde antes. ”Al principio tuvimos problemas, hubo prejuicios, era algo nuevo”, comentó Leygonier.

Los textos de las bandas raperas suelen ser duras críticas de la realidad del país, lo que causa ocasionalmente malestar en esferas oficiales.

”A más de uno se nos ha cuestionado la identidad revolucionaria”, se quejaron algunos raperos. ”Contrarrevolucionario es el que pone bombas”, agregaron.

Leygonier aseguró que las canciones de Alto Voltaje contienen crónicas sociales, no políticas. ”Nosotros somos artistas y reflejamos nuestras realidad, pero siempre tratamos de ser constructivos, por fuerte que parezca el asunto”, asegura.

Alto Voltaje compartió escenario en la inauguración del octavo festival de rap Habana Hip Hop, en agosto, con el rapero Papá Humbertico, cuya actuación desató fuertes polémicas.

”Policía, policía, tú no eres mi amigo. Para la juventud cubana eres el peor castigo. Simplemente te digo, ¿cómo quieres que te respeten si tú no sabes respetar?”, rapeó Papá Humbertico.

Pero algunos versos más adelante, afirmó: ”Amo mi bandera, aquí nací y aquí me van a enterrar. Seguro puedes estar de que tengo bien claro el concepto de la Revolución Cubana”.

Los festivales de rap se realizan en La Habana desde 1995, patrocinados por la Asociación Hermanos Saínz, que reúne a jóvenes creadores, y el Instituto de la Música.

Luego de la actuación de Papá Humbertico, el presidente de la institución juvenil, Alpidio Alonso, afirmó a La Jiribilla que el rap es una ”cultura de resistencia” en todo el mundo, principalmente en su cuna, Estados Unidos.

”En Cuba existe una tendencia más comercial de ese tipo de música, pero nos interesa sobre todo esa zona del género más preocupada en reflejar la realidad social”, dijo.

Así mismo, consideró que ”la mayoría de las veces” el enfoque con que los músicos cubanos hacen sus críticas resulta positivo, aunque no excluyó que en algunos casos haya puntos de vista ”tremendistas o hiperbólicos”.

Alexy Soto, de 28 años, actúa solo, como Papá Humbertico, pero su línea es totalmente diferente. ”Yo hago rap para divertir. No quiero hacer crítica”, dijo Soto a IPS.

Sin embargo, algunos textos de Soto, un licenciado en Lengua Inglesa para quien ”es muy difícil” vivir del rap, no escapan a esa última tendencia, predominante en alrededor del 90 por ciento de los raperos cubanos.

Una de sus letras dice: ”Abre la puerta la vieja, que perpleja no me deja ni siquiera acercarme a ella/ Con cara de asco y decepcionada, abre los ojos y exclama ¡Virgen Santa, si es más negro de lo que pensaba, es azabache!”.

El racismo, que persiste en la sociedad cubana pese a decretos y políticas oficiales, es cuestión recurrente entre los jóvenes raperos, la mayoría de ellos negros y mulatos.

”Lo que yo cuento no me ha pasado a mí, pero conozco varios casos. Por eso escribí esa letra”, comentó Soto. En su opinión, al cubano ”le entra la música por los pies”, asi que lo mejor es salir de esa línea de protesta.

”En el terreno comercial, la competencia es muy dura. En Cuba hay muchos haciendo rap, pero falta una casa productora, un productor de calidad que moldee lo que estamos haciendo”, alertó.

El rap nació a mediados de los 70 en los barrios negros e hispanos de Nueva York, y fue adoptado luego por jóvenes contestatarios de otras ciudades estadounidenses, europeas, latinoamericanas y africanas. (FIN/IPS/pg/mj/cr/02

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