AGRICULTURA-INDIA: Transgénicos avanzan pese a los fracasos

Las advertencias de expertos en seguridad alimentaria y el fracaso de algunos cultivos no fueron suficiente para que el gobierno de India dejara de alentar la siembra de semillas transgénicas producidas por empresas extranjeras y laboratorios locales.

Los granjeros ya han cosechado frustraciones. La producción cayó en los tres mayores estados algodoneros, el central de Madhya Pradesh y los occidentales de Maharashtra y Gujarat, donde se sembraron semillas de algodón Bt, desarrollado por la multinacional Monsanto.

El algodón Bt contiene genes de la bacteria Bacillus thuringiensis, que mata a la larva ”bollworm”. El Comité de Aprobación de Ingeniería Genética (CAIG) del Ministerio de Ambiente y Bosques avaló su uso en marzo, autorizó su uso pese a las recusaciones pendientes en la Corte Suprema de Justicia.

El meridional estado de Karnataka, en cambio, prohibió la venta de las semillas Bt.

Autoridades de Monsanto dijeron a IPS que las pérdidas en las plantaciones se debieron a las sequías que siguieron a las lluvias no estacionales.

Pero informes de prensa atribuyeron el fracaso de la cosecha en los distritos de Bhavnagar, Surendranagar y Rajkot, en Gujarat, a ataques de la larva bollworm, lo que demostraría la ineficacia del producto modificado.

El presidente del Movimiento Popular Regional Visarbaha, Kishori Tewari, pidió al gobierno federal que compense los 100 millones de dólares que perdieron los granjeros en ese estado de Maharashtra por utilizar semillas Bt.

Mientras, el gobierno de Gujarat encomendó a la Universidad de la Agricultura del estado la elaboración de un informe detallado sobre el ataque de la larva bollworm en 18.000 hectáreas sembrados con semillas de algodón Bt.

Un peligro adicional es que el aceite que se extrae de la semilla del algodón se utiliza en India para cocinar y para pastar el ganado, lo que aumenta la posibilidad de que los genes introducidos mediante manipulación ingresen a la cadena alimentaria humana.

A pesar de las críticas, el gobierno central autorizó la siembra de otra semilla transgénica, esta vez para el cultivo de la llamada hierba de oro, variante del repollo muy popular en India.

A estas semillas también se le incorporaron genes del Bacillus thuringiensis, y fueron desarrolladas por el Instituto Indio de Investigación Agrícola, con sede en Nueva Delhi, considerado uno de los principales centros académicos del mundo en su ramo.

Al igual que el algodón Bt, la principal ventaja de la hierba de oro Bt es la reducción del uso de pesticidas, según científicos del Instituto.

El científico R.C Bhattacharya explicó que ”la planta de hierba de oro genéticamente modificada mostró en el laboratorio gran resistencia contra su más peligroso enemigo, la palomilla dorso de diamante”, una larva que destruye cada año más de 1.000 millones de dólares en cultivos de repollo en todo el mundo.

Pero el dinero invertido en desarrollar la semilla es una mala inversión, puesto que la hierba de oro no es importante para la seguridad alimentaria de India, según el director del Foro sobre Biotecnología y Seguridad Alimentaria, Devinder Sharma.

Lo que sí constituye un peligro real es que los genes Bt ingresen en la cadena alimenticia a través de varios productos modificados genéticamente (como el tomate, el tabaco y la berenjena) sin que se conozcan sus posibles consecuencias para la salud y en el ambiente, señaló Sharma.

”Incluso los productos modificados que no están destinados al consumo humano pueden terminar en nuestra cadena alimenticia”, advirtió el activista.

Pero la preocupación más inmediata de los opositores a la ingeniería genética es la intención de la CAIG de aprobar un plan de siembra a gran escala de mostaza modificada por la compañía Aventis/Proagro y promovida por Proagro PGS/India, subsidiaria de la firma belga Hoechst Shering AgrEvo.

”La resistencia de esta variedad de mostaza es inferior a la de las ya existentes en India, y hay informes sobre los altos niveles de contaminación genética que produce en plantaciones vecinas”, dijo el coordinador de la organización no gubernamental Campaña Genética, Suman Sahai.

Los ambientalistas también temen la posible introducción de genes de Bacillus thuringiensis en productos como la papa y el arroz, a iniciativa de los principales laboratorios de los estados de Himachal Pradesh, en el norte, y Meghalaya, en el nordeste.

Sahai y otros activistas exigieron a la CAIG que haga públicos los resultados de las obligatorias pruebas científicas de alimentos y de seguridad alimentaria realizadas hasta ahora.

”El gobierno parece ansioso por complacer a las compañías trasnacionales para ganar dinero, no importa si eso supone la ruina de los agricultores de este país”, señaló Campaña Genética en un comunicado.

La organización divulgó el comunicado luego de que el Consejo Indio para la Investigación Genética presentara un estudio que demostraba que el polen de flores modificadas genéticamente se trasladaba por el aire hasta 200 metros, cuando la distancia recomendada es de 50.

Semanas atrás, la Unión Europea prohibió las importaciones de miel de Canadá porque los exportadores de ese país no pudieron garantizar que el producto estuviera libre de polen de vegetales genéticamente modificadas prohibidas en los países europeos.

Cuando el CAIG aprobó el algodón Bt, subrayó que también era utilizado con éxito en China. Sin embargo, el Instituto de Ciencias Ambientales de Nanjing informó que esas semillas, con las que se cultiva 35 por ciento de la producción algodonera china, originaron otras pestes.

China aún no se ha decidido a comercializar otras 46 clases de productos genéticamente modificados por miedo a que supongan un riesgo para la salud humana.

Los activistas indios también se oponen al cultivo de tabaco transgénico diseñado por el Instituto Central de Investigación para el Tabaco en el meridional estado de Andhra Pradesh. (FIN/IPS/tra-eng/rdr/js//rp/en dv/02

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