ECONOMIA-MERCOSUR: O'Neill distribuye calificaciones

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill, confirmó en su gira por el Mercosur que Uruguay tiene el aprecio de Washington por su política económica, que Brasil sigue en capilla y que Argentina debe escarmentar por haber suspendido sus pagos.

Washington ”quiere trabajar a través de las instituciones financieras internacionales para brindar apoyo a naciones que se comprometan en la aplicación de políticas económicas sustentables”, dijo O'Neill al término de su reunión de este miércoles con el ministro argentino de Economía, Roberto Lavagna.

Añadió que su deseo es que Argentina alcance ”lo más rápidamente posible” un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ofreció para el momento en que ello suceda el asesoramiento ”técnico” de su país.

El funcionario estadounidense afirmó que el gobierno de Eduardo Duhalde está dando ”pasos positivos” que lo llevan a pensar que Argentina ”podrá ponerse de pie”, tras la debacle económica que contagió a Brasil, Paraguay y Uruguay, sus socios en el Mercosur (Mercado Común del Sur).

Lavagna, más entusiasta que su interlocutor, indicó que el apoyo de Estados Unidos es fundamental para alcanzar un acuerdo con el FMI, que permita consolidar la política económica en curso y confirmar el crecimiento del producto interno bruto a fin de año.

O'Neill inició su gira por la región el domingo en Brasil, que presenta un rápido deterioro económico y en octubre elegirá nuevo gobierno, y el martes realizó una escala de cuatro horas en Uruguay, que un día antes recibió una ayuda directa de 1.500 millones de dólares de Washington para evitar el colapso financiero.

Brasil brega por conseguir la asistencia de 20.000 millones de dólares del FMI y de otros organismos multilaterales, para equilibrar sus cuentas y detener la continua depreciación de su moneda frente al dólar, que la llegada de O'Neill agudizó.

La visita a Brasil permitió a O'Neill recomendar ese país para la radicación de inversiones y manifestar el ”sólido apoyo” de Estados Unidos. Pero esas declaraciones resultaron insuficientes para los expertos, quienes entienden que las urgencias de Brasilia ameritan algo más concreto.

El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, fue contundente al señalar, a través de su vocero, Aleixandre Parola, que esperaba ”ansioso” el ”apoyo efectivo de Estados Unidos”, como lo hizo con Uruguay con el desembolso el lunes de un crédito puente de 1.500 millones de dólares.

Precisamente, esa asistencia directa de Washington a Montevideo, hasta que el FMI apruebe esta semana la ampliación del crédito de contingencias a 3.800 millones de dólares, permitió a Uruguay retomar el lunes la actividad bancaria paralizadas desde el 30 de julio por falta de liquidez.

Ese préstamo puente de Estados Unidos, de un monto inusual en relación al producto de Uruguay, fue justificado por O'Neill en las ”políticas financieras sanas” del gobierno de Jorge Batlle y a sus esfuerzos para cumplir con los requisitos del FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

O'Neill destacó en Montevideo las políticas ”firmes y sólidas” adoptadas por el gobierno de Batlle en los últimos días ante la crisis terminal del sistema financiero, provocada por la constante fuga de los depósitos, que disminuyeron casi 50 por ciento en lo que va de este año, según informó el propio Batlle.

”Uruguay ha impulsado también el libre comercio y manteniendo una inflación baja y ha tomado en los últimos días acciones firmes y ha hecho compromisos extraordinarios para mantener la salud del sector financiero”, añadió O'Neill.

Por su parte, Batlle agradeció el respaldo internacional y en especial a su par estadounidense, George W. Bush, por facilitar el crédito puente, que permite a Uruguay afrontar ”una de las más graves crisis de su historia como país independiente”.

¿Por qué Estados Unidos apoyó rápidamente a Uruguay y no a Argentina?, se preguntó ante IPS Susana García, una ahorrista argentina que participó de las protestas callejeras programadas en Buenos Aires ante la presencia del representante de Washington.

”Es difícil decirlo porque allí hay corrupción como acá, probablemente O'Neill vio que aquí fue demasiado el dinero que no fue donde debía ir”, arriesgó.

García se sumó a una de las dos protestas organizadas por sindicatos, organizaciones de desempleados y partidos de izquierda que marcharon por el centro de la capital argentina.

Respecto de las diferencias del tratamiento hacia Uruguay, O'Neill explicó que ”no todos los países son iguales”.

Aclaró, además que la asistencia a Montevideo no implica un cambio de la política de Washington a las economías en crisis de la región, como Argentina y Brasil.

O'Neill encontró a su llegada a Buenos Aires un país que muestra síntomas de una tenue recuperación en materia económica, comercio exterior, recaudación fiscal y estabilización política y social.

Duhalde advirtió a O'Neill que ”el momento de la ayuda es ahora”, para poder afianzar los pequeños logros de estos meses, gracias a la liquidación de exportaciones que mantiene estable la cotización del peso frente al dólar y la incipiente recuperación en la actividad agropecuaria e industrial.

La pretensión de Lavagna es poco ambiciosa. No espera dinero fresco para financiar el crecimiento, sino apenas un acuerdo con el FMI para reprogramar los 3.000 millones de dólares de deuda que vencen en septiembre y las obligaciones para el resto del año y 2003.

Mientras, un hombre desempleado, que se acercó a las puertas del comedor para niños que visitó O'Neill este miércoles en las afueras de Buenos Aires, también hizo su advertencia acerca de una eventual ayuda de Estados Unidos o de los organismos multilaterales.

”Si van a mandar dinero, ojalá aquí no se lo robe otra vez el gobierno, porque entonces es mejor que no lo manden”, recomendó.

Expertos y políticos coincidente en que las resistencias del FMI y Estados Unidos a ayudar a Argentina se deben a la fuga de capitales registrada especialmente en los dos años de gobierno de Fernando de la Rúa.

Los organismos multilaterales y Washington pretende someter a argentina a un tratamiento ejemplificador, una suerte de escarmiento por haber celebrado en diciembre con aplausos en el congreso la decisión de declarar el cese de pagos de la deuda externa a los acreedores privados. (FIN/IPS/mv/dm/if ip/02

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