La crisis de Argentina tocó fondo y hay señales de control de su contagio en Uruguay y Brasil, aumque su impacto hará caer 0,8 por ciento el producto de América latina y el Caribe, señaló este jueves la Cepal.
José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), dijo que esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas con sede en Santiago de Chile prevé para 2003 un crecimiento del PIB (producto interno bruto) regional entre 2,5 y tres por ciento.
América Latina y el Caribe completará este año media década perdida, con una caída promedio del PIB por habitante de dos por ciento con relación a 1997. Desde la primera mitad del decenio de 1980 no se registraba una situación tan adversa, subrayó Ocampo.
Pese a diferencias entre países, la desaceleración económica es generalizada, con consecuencias mayores a las que tuvo la crisis de México de 1994 y posteriormente la llamada crisis asiática, comenzada en 1997 en Tailandia, explicó el economista colombiano.
En una concurrida conferencia de prensa, con un interés periodístico acrecentado por los remezones cambiarios y financieros de Uruguay y Brasil en esta semana, Ocampo presentó el informe de Cepal Situación y Perspectivas. Estudio económico de América latina y el Caribe, 2001-2002.
Luego de describir los factores determinantes del deterioro económico de la región en el primer semestre de este año, el secretario ejecutivo de Cepal arrancó generalizadas risas al término de su exposición, cuando dijo que quisiera terminar con algunas perspectivas positivas.
En ese sentido, señaló que los síntomas internacionales son de una recuperación tanto de la economía de Estados Unidos, pese a sus propias incertidumbres financieras, como de la Unión Europea, en especial de España y Francia, aunque con un ritmo más lento que el previsto.
Ocampo indicó que subsisten la incertidumbre sobre Japón, pero que ese país volverá a crecer en 2003, tras varios años de estancamiento económico.
En el plano regional, la previsión de que la caída de Argentina va a continuar no parece tener sustento, señaló el alto funcionario de Naciones Unidas, tras señalar que existen varias señales de que la crisis de ese país ha tocado fondo.
Entre esas señales, dijo que se ha frenado la caída del PIB, la recaudación tributaria se recupera, el peso argentino muestra una relativa estabilidad, tras su drástica devaluación a partir de enero, y el aumento de precios internos es inferior a la depreciación.
Argentina también acumula un fuerte superávit comercial, que favorece la recuperación de las reservas monetarias internacionales.
Con relación al contagio de Brasil y Uruguay de la crisis de Argentina, exacerbado en los últimos días, Cepal señaló que ese fenómeno se debe sobre todo a la especulación de los mercados, ya que ambos países tienen niveles de endeudamiento reconocidos como sostenibles.
Ocampo destacó las señales de fuerte apoyo internacional a Brasil y Uruguay de parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), que también parece acercarse por fin a un acuerdo con el gobierno argentino de Eduardo Duhalde.
El secretario ejecutivo de Cepal se manifestó de acuerdo con las críticas expresadas en la cumbre sudamericana, el 26 y el 27 de julio en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, respecto de la lentitud con que el FMI manejó las conversaciones con Argentina, contribuyendo así al agravamiento de la crisis.
Ocampo fustigó igualmente a la banca internacional por su hipersensibilidad, que se traduce tanto en estados de exuberancia irracional en el pasado, como de pánico irracional en el presente.
Somos la región del mundo más vulnerable a los giros en los mercados financieros internacionales, dijo.
Por ello, advirtió que la recuperación de la economía regional dependerá en gran medida de una nueva agenda, que junto a políticas de desarrollo productivo y social, esté orientada explícitamente a reducir las vulnerabilidades frente a los ciclos financieros externos.
Los mercados internacionales deben entender que el sistema más apropiado es la democracia, incluso para los propios mercados, señaló Ocampo ante una pregunta sobre las reacciones de la banca ante los procesos electorales de Brasil y Argentina y el rechazo popular a privatizaciones en Perú.
Deben ser los propios países, a través de sus instituciones, los que determinen qué mezcla de sector público y privado quieren, agregó, a propósito de las recomendaciones del FMI favorables a la desregulación y liberalización de las economías.
El informe de Cepal indica que en el primer trimestre de este año, el PIB regional cayó tres por ciento, y que la relativa recuperación que se espera para el segundo semestre permitirá limitar el retroceso en el ejercicio anual a 0,8 por ciento.
En 2001m el producto latinoamericano y caribeño creció apenas 0,4 por ciento, tras el registro positivo de 3,9 por ciento de 2000.
La mayor depresión de este año corresponderá, según las previsiones de Cepal, a Argentina, con una caída del PIB en torno de 13,5 por ciento. Uruguay tendrá una caída del orden de cinco por ciento, Venezuela de alrededor de 3,5 y Paraguay de uno por ciento.
Al margen de esos cuatro países de PIB deficitario, se espera el crecimiento entre 0,2 y tres por ciento en México y en el resto de los países de América del Sur: Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
En comparación con 2001, los únicos países que este año mejorarán su desempeño son Panamá, México, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Perú y República Dominicana.
El desempleo regional será este año del orden de 9,4 por ciento de la fuerza laboral, lo cual es una de las tasas más altas de la historia, subrayó Ocampo.
El secretario ejecutivo de Cepal agregó que habrá un aumento de la tasa ponderada de inflación, que estará en torno de nueve por ciento, frente a siete por ciento de 2001. (FIN/IPS/ggr/ff/if/02
