COLOMBIA: Ahora sólo hablan las armas

Las medidas de excepción impuestas en Colombia, el fortalecimiento de sus Fuerzas Armadas y la fuerte ofensiva guerrillera marcan el recrudecimiento de la guerra civil en la primera semana de gobierno de Alvaro Uribe.

La declaración del estado de conmoción interior, a estudio aún de la Corte Constitucional, fue la primera reacción de Uribe ante la ola de atentados del 7 de este mes, que se hicieron sentir hasta en las cercanías del parlamento, donde se realizaba la ceremonia de cambio de gobierno.

Comenzó una nueva etapa de la guerra civil de más de 40 años, con el endurecimiento de las posiciones del gobierno frente a la guerrilla tras el fortalecimiento de la capacidad del aparato estatal”, dijo a IPS Armando Borrero, ex asesor de seguridad presidencial.

También el analista político León Valencia entiende que, en la nueva coyuntura, los guerrilleros izquierdistas desplegarán al máximo su capacidad militar y ”se la van a jugar duro para mostrar su capacidad” de fuego.

Una muestra de ello fue el ataque con bombas del día 7, atribuido a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una de las cuales impactó en un muro de la Casa de Nariño, la sede de gobierno ubicada al lado del edificio del Congreso legislativo en Bogotá.

El recrudecimiento del enfrentamiento armado interno tras la asunción de Uribe, que dejó un saldo superior a 100 muertos en sólo una semana, se combina con la severa crisis económica y el consecuente aumento de la pobreza.

”Bogotá era la joya de la corona”, pero medio millón de desempleados sólo en el sur de la ciudad ha llevado ”a una dramática crisis de hambre”, apuntó Valencia.

El peligroso cóctel se completa con el hecho de que 25 por ciento de los dos millones de habitantes de Bogotá están ”relativamente armados”, añadió.

El nuevo ministro del Interior, Luis Londoño, justificó la declaración de estado de conmoción interior en la necesidad de enfrentar la ola de terror ”provocada por grupos armados cada vez con mayor capacidad destructiva”.

La medida limita los derechos de circulación y a difundir noticias, exige permiso para realizar manifestaciones y faculta al presidente a autorizar a las Fuerzas Armadas, en algunos casos sin orden judicial, a detener personas por el sólo indicio de que cometieron delito, entre otras potestades excepcionales.

En ese marco, el gobierno estableció a partir de octubre el pago de un impuesto de 1,2 por ciento sobre el patrimonio de personas y empresas con bienes por al menos 57.000 dólares, y anunció el reclutamiento de 100.000 nuevos policías y soldados.

De esa manera Uribe refuerza la estructura de las fuerzas de seguridad, en la misma línea de su antecesor, Andrés Pastrana.

El fortalecimiento de las Fuerzas Armadas comenzó al mismo tiempo del inicio del frustrado proceso de paz con las FARC, que Pastrana puso en marcha inmediatamente después de asumir el cargo en agosto de 1998.

El aparato militar estatal colombiano pasó en los últimos cuatro años de un pie de fuerza de 70.000 soldados a 140.000, mientras que las brigadas móviles de contrainsurgencia del ejército se duplicaron y las de la marina de guerra se multiplicaron por 25.

También se incrementó la flota aérea del ejército, que llevó la dotación de helicópteros para transporte de tropas de 60 a 154 y de 4 a 16 la cantidad de helicópteros de combate tipo Black Hawk.

Armando Borrero sostuvo que hay ”un ambiente favorable” en el empresariado para apoyar la inversión militar, pero el sector productivo atraviesa dificultades y ”hay preocupación” acerca de si otra reforma, que recaiga en el sector formal, ”pueda ser recesiva y disminuya los pocos márgenes de reinversión”.

El ex asesor de seguridad presidencial precisó, además, que en América Latina sólo ”Colombia y Brasil han aumentado su establecimiento militar” en los últimos años, al contrario que el resto de la región donde se ha reducido el gasto de defensa”.

En tanto, también las FARC incrementaron sus acciones de guerra tras la ruptura el 20 de febrero de las negociaciones de paz con el gobierno. El promedio de combates entre la guerrilla y el ejército pasó de dos a siete cada día luego de que se desactivara la mesa de diálogo.

Fuentes militares informaron que se registraron 13 combates en distintos puntos del país el día 7, mientras que el operativo de seguridad desplegado para la transmisión de mando dio como resultado el decomiso de 30 grandes arsenales de explosivos en centros urbanos.

El parte de guerra del último cuatrienio dado por el saliente comandante de las Fuerzas Armadas, general Fernando Tapias, da cuenta de 22.000 guerrilleros dados de baja, entre ellos 67 ”cabecillas de estructuras importantes”.

Borrero, sin embargo, descarta que se repitan ataques de la guerrilla al ejército como los ocurridos en 1998, cuando varias guarniciones fueron asaltadas y centenares de soldados tomados de rehenes.

A partir de entonces se planteó la urgencia de una ”reingeniería” de las Fuerzas Armadas, a lo cual contribuyó la ayuda militar contemplada en el Plan Colombia, el programa antidrogas de Pastrana que cuenta con un fuerte componente militar de ayuda estadounidense.

Aunque el Plan Colombia se concibió para la lucha antinarcóticos, el Congreso de Estados Unidos permitió este año que esa asistencia fuera también utilizada en la guerra contrainsurgente, precisó Borrero.

Washington aprobó hace tres años un programa de ayuda de 1.300 millones de dólares con destino al componente militar del Plan Colombia, cuyo costo total es de 7.500 millones de dólares.

Además, el Congreso estadounidense aprobó una semana antes del cambio de gobierno en Colombia un paquete de gastos para su lucha antiterrorista, que incluye una porción para Colombia.

El embajador de Colombia en Estados Unidos, Luis Moreno, quien fuera confirmado en su cargo por Uribe, puntualizó que ese país entregará hasta fines de 2003 unos 20 millones de dólares para fortalecer la inteligencia y el entrenamiento de tropas colombianas.

La decisión de Washington está en consonancia con la inclusión en su lista de organizaciones terroristas de las FARC, del también rebelde Ejército de Liberación Nacional y de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia. (FIN/IPS/yf/dm/ip/02

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