La religión islámica se ha vuelto un refugio para la población de Iraq, azotada por dos guerras y 12 años de embargo económico, pero en lugar de controlarla, el gobierno optó por respaldarse en ella para afirmar su poder.
Las autoridades se valen ahora de la religión para presentar a Saddam Hussein como un líder musulmán, y no sólo como el presidente de Iraq.
Además, intentan aprovechar la nueva devoción popular para borrar las diferencias religiosas entre la mayoría chiíta (62 por ciento) y los sunitas, que totalizan 35 por ciento de la población y comparten su opción religiosa con los kurdos del norte.
Los chiítas se han rebelado contra el régimen en algunas ocasiones.
Iraq siempre ha sido un estado laico, y el (gobernante) partido Baath siempre ha sido un partido laico, subrayó Abdel Razzak el Hashimi, dirigente del Baath.
Sin embargo, ahora procuramos un mejor entendimiento de la religión como factor de unión del pueblo. Es muy importante cuando un país está bajo amenaza, para que el pueblo se una alrededor de un liderazgo y sus objetivos, declaró Hashimi.
Al menos una nueva mezquita se inaugura en Iraq cada 28 de abril, el día del cumpleaños de Saddam Hussein, que en ocasiones supervisa personalmente el diseño.
En 1999 se comenzó a construir la mezquita de Saddam, que será la mayor de Medio Oriente, planean los iraquíes.
Cada vez más iraquíes concurren a los templos, y cada vez más mujeres usan el velo islámico, en un país de tradición secular.
Precisamos apoyo y paz, por eso rezamos, dijo Wajed, un joven residente en Bagdad. Todo el mundo busca refugio en algo: algunos recurren al arte, yo recurro a Dios, manifestó.
Todo comenzó durante la guerra del Golfo, cuando Saddam Hussein agregó a la bandera iraquí la frase Allahu Akbar, que significa en árabe Dios es grande, y prometió liberar del dominio israelí a Jerusalén, una ciudad sagrada para los musulmanes, pero también para los judíos y cristianos.
El presidente, un musulmán sunita, continuó esas medidas con una Campaña de fe por la que volvió obligatorio el estudio del Corán en las escuelas y prohibió el expendio de alcohol en restaurantes.
Ahora, hay manifestaciones populares en Bagdad que reclaman al mandatario la liberación de Palestina. Saddam Hussein envía ayuda financiera a las familias de los militantes suicidas palestinos y a aquellas que han perdido algún miembro o su vivienda en enfrentamientos con las fuerzas israelíes.
Estas medidas le valen el apoyo de muchos palestinos y otros pueblos del mundo árabe decepcionados de sus propios gubernantes.
Nuestro líder siempre ha exhortado a su pueblo a volver a la religión y a los verdaderos valores, subrayó Abdel Ghafoor el Qaysi, vicerrector de la Universidad Saddam de Estudios Islámicos, de Bagdad.
Nuestro gran proyecto ahora es enseñar los dichos del presidente iraquí en las universidades, anunció.
Sin embargo, la sociedad iraquí sigue siendo laica en esencia. Los artistas pintan desnudos, algo impensable en otros países musulmanes, y muchas personas toman bebidas alcohólicas en su casa, si sus ingresos se lo permiten.
Aunque el número de mujeres que usan velo está en aumento, todavía son muchas menos que en Jordania o Egipto, naciones mucho más liberales que Arabia Saudita.
La religión es importante para mí, pero es bueno que no se le imponga a nadie, declaró Sahar Saadi, una mujer que hacía compras en la feria de Shorja, en el centro de Bagdad.
En privado, muchos iraquíes critican el enorme gasto realizado en la construcción de mezquitas y palacios presidenciales, mientras la mayoría de la población apenas puede sobrevivir.
La religión puede ser un refugio, pero los iraquíes parecen saber que no es la respuesta a todos los problemas, en particular si el régimen la utiliza como herramienta. (FIN/IPS/tra-en/kg/ss/mlm/ip-cr/02