AMBIENTE: Alaska y Antártida se derriten rápidamente

Los glaciares de Alaska y la capa de hielo de la Antártida se derriten más rápidamente y provocan un aumento del nivel del mar mucho mayor de lo previsto hasta ahora, advirtió la revista Science en su última edición.

Los científicos probablemente revisarán al alza sus estimaciones sobre el ritmo del incremento del nivel del mar y la entrada de agua dulce en los océanos luego de la publicación en Science de dos nuevos estudios sobre el efecto del cambio climático en Alaska y la Antártida.

”Descubrimos que los glaciares adelgazan mucho más rápido de lo que se creía en el pasado”, declaró Anthony Arendt, jefe del equipo de investigadores de la Universidad de Alaska en Fairbanks que realizó uno de los estudios.

Los glaciares de Alaska, el estado de mayor superficie de Estados Unidos, adelgazaron lo suficiente para aumentar en 0,14 milímetros por año el nivel del mar entre mediados de los años 50 y de los 90, y un promedio de 0,27 milímetros al año en la última década, según los investigadores.

Ambas cifras son significativamente mayores que los parámetros utilizados hasta ahora para predecir el aumento del nivel de los océanos.

El informe sostiene que sólo los glaciares de Alaska provocaron casi 10 por ciento del aumento del nivel del mar en los últimos 40 años.

Además, esas masas de hielo, que abarcan apenas 13 por ciento de la superficie total de glaciares montañosos del planeta, causaron la mitad del aumento del nivel de los océanos provocado por glaciares, debido a su proximidad a la costa, agrega el informe.

Un segundo estudio, realizado por científicos de la Universidad de Columbia, se concentró en la reducción de la salinidad del mar de Ross, un mar antártico del océano Pacífico, en los últimos 40 años.

Los investigadores, dirigidos por Stanley Jacobs, del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty, concluyeron que el derretimiento de la capa de hielo del oeste de la Antártida es la principal causa de la entrada de masas de agua dulce en el Pacífico sur.

Anteriormente, los científicos creían que el incremento de las lluvias y precipitaciones de nieve eran responsables del fenómeno.

Ambos estudios aumentan la preocupación por el impacto en los océanos del recalentamiento del planeta, atribuido por la mayoría de los científicos a la emisión excesiva de ”gases de invernadero” que se desprenden de la quema del petróleo, el carbón y otros combustibles fósiles.

Nuevas teorías de oceanógrafos sugieren que el aumento de la presencia de agua dulce en los océanos no sólo aumentaría el nivel del mar, amenazando con sumergir islas y áreas costeras, sino que trastornaría e incluso revertiría las corrientes océanicas, que regulan el clima en los continentes.

La corriente del Golfo, por ejemplo, aumenta la temperatura en la región del Atlántico norte en muy poco tiempo.

El desprendimiento este año de una masa de hielo de la Antártida del tamaño del estado de Rhode Island, así como el hecho de que la década de 1990 fuera la más caliente de todo el siglo XX y 2001 el segundo año más caluroso de que se tenga registro, agravaron la preocupación del público en Estados Unidos y en el exterior.

La decisión del presidente George W. Bush de retirar a Estados Unidos del Protocolo de Kyoto, que prevé la reducción gradual de las emisiones de gases de invernadero, le valió incesantes críticas.

Esas críticas arreciaron luego de la publicación a fines de mayo de un informe de la Agencia de Protección Ambiental, según el cual las emisiones de dióxido de carbono son las principales responsables del calentamiento de la atmósfera terrestre.

Así mismo, el cambio climático resultante ”muy probablemente” afectará las fuentes de agua alimentadas por nieve, ahogará olas de calor y hará desaparecer ecosistemas enteros en Estados Unidos en las próximas décadas, pronosticó la Agencia.

Tres cuartos de los votantes estadounidenses, entre ellos 65 por ciento de los que se consideran simpatizantes del gobernante Partido Republicano, coincidieron con la afirmación de que la pasividad ante el recalentamiento del planeta es ”irresponsable e imprudente”, según una encuesta de opinión publicada la semana pasada.

Los nuevos estudios publicados en la revista Science seguramente estimularán el debate, porque no sólo confirman la realidad del calentamiento terrestre sino también modelos climáticos que atribuyen ese fenómeno a la creciente concentración de gases de invernadero en la atmósfera.

Esos modelos predicen que las regiones polares se calentarán con más rapidez que el resto del planeta.

Aun aumentos aparentemente insignificantes del nivel de los océanos pueden tener un grave impacto sobre la vida humana, porque más de 100 millones de personas viven a un metro sobre el nivel del mar.

”Aunque se espera cierto aumento para las próximas décadas, cuanto mayor sea y más rápido ocurra, mayor será el impacto sobre la población humana”, advirtió Benjamin Preston, investigador del Centro Pew de Cambio Climático Mundial, de Washington. (FIN/IPS/tra-en/jl/mlm/en/02

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