MEXICO-EEUU: Muerte en la frontera

Más de 20 emigrantes mexicanos mueren cada mes en su intento por ingresar a Estados Unidos, un antiguo drama que los dos gobiernos prometen frenar con acuerdos bilaterales o mayores controles fronterizos, pero sin éxito hasta ahora.

Datos recopilados por los consulados de México en Estados Unidos indican que entre 1995 y mayo de este año fallecieron ahogados, deshidratados o por algún otro tipo de accidente o agresiones unos 2.000 emigrantes indocumentados.

”Es canijo (duro) pasar al otro lado, pues la migra (los agentes fronterizos estadounidenses) está en todos lados, pero si ya te arriesgas, ni modo”, contó José Cruz, un carpintero mexicano de 23 años que estuvo a punto de morir al pretender cruzar la frontera.

Los presidentes Vicente Fox, de México, y George W. Bush, de Estados Unidos, acordaron en febrero de 2001 trabajar en conjunto para lograr una frontera segura, limpia y productiva, además de avanzar hacia la regularización de los flujos migratorios.

El paso ilegal e inseguro de emigrantes mexicanos hacia el vecino país del norte se mantiene de manera constante, pese a algunos avances, a la firma de acuerdos como la Asociación Fronteriza Estados Unidos-México y a la promesa de constituir una ”frontera inteligente”.

El año pasado murieron cerca de 200 personas en el arriesgado intento por ingresar sin la documentación necesaria a Estados Unidos.

Organizaciones humanitarias y académicos de México advirtieron que las muertes continuarán con alzas y bajas periódicas mientras Estados Unidos mantenga su estrategia policial dirigida a frenar la inmigración.

Hoy baja el número de muertos, pero mañana subirá si Washington insiste en poner la frontera bajo cerrojo, sostuvo la directora de la Fundación de Asistencia Rural en el estado estadounidense de California, Claudia Smith.

Estados Unidos y México comparten una frontera de 3.200 kilómetros en la que se registran alrededor de 300 millones de cruces al año por viajeros, de ida y vuelta.

En esa zona, una de las más vigiladas del mundo, hay muros para impedir el paso de personas, detectores de movimientos y unos 10.000 agentes que realizan patrullajes por aire y tierra las 24 horas del día.

Fox propuso el año pasado a Washington, sin éxito, regularizar la situación de los casi cinco millones de emigrantes mexicanos indocumentados que viven en Estados Unidos, con el fin de que la frontera dejara de ser un escenario de muerte.

El mandatario mexicano no ha logrado que se apruebe tampoco su sugerencia de ampliar la cantidad de visas para sus compatriotas en Estados Unidos, establecer un programa de trabajadores huéspedes allí y otro para alentar el desarrollo económico en las regiones mexicanas expulsoras de población.

En mayo de 2001, cuando murieron 14 emigrantes mexicanos en el fronterizo desierto estadounidense de Arizona, Fox y Bush prometieron hacer hasta lo imposible para evitar nuevos fallecimientos.

Sin embargo, las negociaciones en curso no aseguran que acaben las muertes en la frontera, advirtieron estudios realizados por el Colegio de la Frontera Norte, institución académica de México dedicada al estudio de los flujos migratorios.

”Así será siempre, para ir a trabajar en Estados Unidos hay que arriesgarse a terminar en un cajón (ataúd)”, dijo el carpintero José Cruz, quien prometió que ”en algún momento futuro” intentará nuevamente ingresar a Estados Unidos.

Cruz fue abandonado en 2001 junto a otras tres personas por un pollero (traficante de personas) en una zona desértica de Estados Unidos, alejada de los férreos controles fronterizos.

Una patrulla encontró a tres de ellos desmayados cuando ya habían caminado más de 10 horas, debido a los altos niveles de deshidratación que sufrían, mientras que la cuarta persona del grupo de viaje ya había fallecido.

Cada día, miles de mexicanos intentan el mismo periplo que Cruz y sus compañeros de aventura, en especial por las zonas menos vigiladas, lo cual hace el viaje más peligroso aún.

Alrededor de 1,5 millones de mexicanos lograron sumarse a la población de Estados Unidos en los últimos cinco años y sólo uno de cada cuatro que emigraron regresaron a vivir en México, indica un estudio del estatal Instituto Nacional de Migración.

En Estados Unidos viven unos 20 millones de mexicanos de nacimiento o ascendencia, constituyendo así uno de los grupos sociales más números de ese país.

Por la línea fronteriza cruzan además de mexicanos, cientos de personas de otras nacionalidades que utilizan este país de puente para llegar hasta Estados Unidos.

Una investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México indicó que el tráfico ilegal de emigrantes, de México a Estados Unidos, produce ganancias anuales a los traficantes de personas de entre 250 y 300 millones de dólares.

El canciller mexicano, Jorge Castañeada, admitió el 12 de este mes que las negociaciones con Estados Unidos sufren retrasos y dificultades, derivadas de los atentados del 11 de septiembre contra Washington y Nueva York. Sin embargo, aseguró que pronto habrá avances significativos.

”Cada día que pasa (sin llegar a un acuerdo) significa un día perdido y la prolongación innecesaria de problemas que pueden y deben ser resueltos por ambos países”, como la muerte ”innecesaria e intolerante” de más indocumentados, expresó Castañeda. (FIN/IPS/dc/dm/pr/02

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