DESARROLLO-MEXICO: Luz para la selva de Chiapas

El gobierno de México suministrará electricidad a los indígenas de la selva del meridional estado de Chiapas, donde un tercio de la población carece del servicio, pese a tratarse de la zona de mayor producción hidroeléctrica del país.

El presidente Vicente Fox declaró inaugurado este jueves el Programa de Electrificación para la Selva de Chiapas, que con una inversión de 24,5 millones de dólares extenderá el tendido eléctrico a la zona donde se refugia el rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Llevar electricidad a lugares antes ignorados forma parte del compromiso del gobierno en su lucha contra la pobreza y marginación de los pueblos chiapanecos, dijo este jueves Fox en la selva Lacandona de Chiapas, al presentar el plan eléctrico.

El programa beneficiará a 20.000 habitantes de 36 comunidades de la selva Lacandona, si bien 1,2 millones de los 3,5 millones de habitantes del estado no tienen acceso a la electricidad. En las zonas de selvas y cañadas, más de 60 por ciento de la población vive sin servicio eléctrico.

La energía producida en las centrales hidroeléctricas chiapanecas de Malpaso, La Angostura, Chicoasen y Peñitas, constituye casi la mitad del total generado en el país.

Aunque el estado es rico en cuencas hidrográficas y en petróleo, más de 30 por ciento de sus 111 municipios padecen pobreza y marginación alta o muy alta, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.

Organizaciones no gubernamentales recibieron el proyecto con suspicacia, pues lo enmarcan en el Plan Puebla Panamá (PPP), un acuerdo de desarrollo para México y América Central impulsado por el gobierno de Fox, al que critican como un intento geopolítico de controlar Mesoamérica.

La electricidad es positiva para los habitantes de la selva, pero en este contexto, sus beneficios podrían derivar en perjuicios, opinó Pedro Romero, de la no gubernamental Red de Acción Frente al Libre Comercio.

El PPP busca beneficiar a firmas transnacionales en la explotación de recursos naturales y acceso a mano de obra barata, sin considerar la cultura y los derechos de los pueblos nativos, según el Foro Mesoamericano, que agrupa más de 300 organizaciones civiles, sindicales e indígenas de México y América Central.

El PPP también es resistido por los insurgentes del EZLN, quienes sostienen que la única pretensión del proyecto —aún en etapa de planificación y búsqueda de financiamiento— es dejar a los pueblos nativos las ”migajas del desarrollo capitalista y neoliberal”.

El Plan Puebla Panamá fue presentado en marzo de 2001 por el gobierno de Fox como el mejor camino para rescatar de la pobreza a 64 millones de habitantes de nueve estados del sur y sudeste de México, entre ellos Chiapas, así como a los vecinos Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.

El propósito del plan es construir corredores viales y ferroviarios, gasoductos y líneas de tendido eléctrico comunes, y concertar programas conjuntos de comercio, turismo y desarrollo.

”El PPP es un proyecto geopolítico que busca construir en Mesoamérica un área de servicios e infraestructura, diseñada desde la lógica de empresas transnacionales, grupos oligárquicos y organismos financieros internacionales”, concluyó el Foro Mesoamericano en una reunión celebrada en mayo del año pasado.

El gobierno de Fox asegura que el plan respetará el medio ambiente y los derechos de los indígenas.

La selva Lacandona, donde el gobernante efectuó su anuncio, está inmersa en la pobreza y tiene graves problemas sociales y ambientales.

Hace dos años, habitantes de esta reserva natural secuestraron por una semana a funcionarios del gobierno para protestar por el estado de abandono de la zona.

La principal reserva tropical húmeda de América del Norte alberga la mayoría de árboles tropicales de México, 33 por ciento de los reptiles, 80 por ciento de las especies de mariposas y de 32 por ciento de las aves, del país.

Un siglo atrás, la selva de Chiapas ocupaba 1,3 millones de hectáreas, habitadas por 20.000 personas. Ahora su extensión no supera las 500.000 hectáreas y su población ronda las 300.000 personas.

La Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente advirtió que si no se pone freno a los asentamientos humanos y la deforestación, en 50 años la selva Lacandona será sólo un recuerdo.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza aún mantiene la reserva en la lista de los 10 sitios con mayor diversidad biológica de Mesoamérica. (FIN/IPS/dc/dcl/dv/en/02)

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