CUBA: Atrás, ni para tomar impulso

Para atrás, ni para tomar impulso, dice un refrán muy repetido en Cuba, que ilustra el espíritu de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) que el miércoles concluyó una larga campaña de reafirmación socialista.

La asamblea votó por unanimidad de presentes una reforma constitucional para establecer el carácter ”irrevocable” del socialismo en Cuba, cuya población tuvo tres días de asueto para seguir en la televisión la sesión parlamentaria extraordinaria.

El gobierno afirma que cualquier reforma de corte capitalista sería ”una vuelta al pasado” y, por ende, a una ”forma de vida peor” a la que se tiene desde el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959.

El sistema político cubano no impide el ”perfeccionamiento” ni la búsuqeda de un ”sistema superior” como el comunista, aclaró el presidente Fidel Castro el miércoles de noche.

La reforma aprobada en la víspera vuelve inconstitucional el Proyecto Varela, señaló Manuel Cuesta Morúa, secretario general de la opositora Corriente Socialista Democrática. Se trata de una iniciativa respaldada por más del 10.000 firmas que fue presentada en mayo al parlamento por organizaciones de oposición.

El Proyecto Varela establece libertades de asociación, expresión, prensa y empresa, y una amnistía para presos políticos, además de la convocatoria a elecciones generales. Debe su nombre a un sacerdote católico, héroe de la independencia de Cuba, y sus promotores desean que sea sometido a plebiscito.

Cuesta, quien cree que la oposición debe ”ser más realista a la hora de proponer cambios”, destacó a IPS la contradicción entre el carácter ”no retroactivo de las leyes” y la posibilidad de que la reforma de este miércoles invalide la anterior iniciativa opositora.

El Proyecto Varela ha sido ignorado hasta ahora por el parlamento y el gobierno considera que las organizaciones que lo patrocinan responden a directivas de Estados Unidos.

”Cuba no volverá jamás al capitalismo”, según el texto votado por el parlamento. ”La respuesta que esta Asamblea da hoy es qué haremos nosotros cuando la generación que hizo la revolución y la comanda hoy, cuando la generación de Fidel, de Raúl (Castro, ministro de Defensa) ya no esté entre nosotros”, dijo el canciller Felipe Pérez Roque.

Pérez Roque refutó así la teoría, bastante difundida dentro y fuera de Cuba, del ”final biológico” de la revolución cubana, que sobrevendría tras la muerte de Castro y del ascenso al poder de su hermano Raúl, segundo en la dirección del Estado.

La ley votada también señala que ”las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera”. O sea, de Estados Unidos.

Más de 150 diputados, de los 601 que integran el parlamento unicameral, intervinieron en la sesión extraordinaria.

La reforma constitucional para declarar irrevocable el régimen socialista fue propuesta este mes por organizaciones de masas y, según el gobierno, respaldada con nombre, firma y número de carné de identidad por más de ocho millones de personas, un proporción superior a 99 por ciento de los electores registrados.

La prensa, controlada por el gobierno, calculó que nueve millones de personas, de una población de 11,2 millones, participaron el 12 de este mes de marchas realizadas en las principales ciudades para apoyar la reforma constitucional y en contra del presidente estadounidense George W. Bush.

Académicos consultados por IPS advirtieron que el permanente conflicto con Estados Unidos ”define el curso de la política interna” de Cuba.

Ningún diputado hizo referencia en los tres días de sesiones de la asamblea al Proyecto Varela, pero la mayoría de los oradores se refirieron a Bush y a su ”Iniciativa para una Nueva Cuba”, presentada el 20 de mayo.

Además de atacar directamente a Castro, Bush condicionó a reformas políticas y económicas el levantamiento del embargo que pesa sobre Cuba desde hace cuatro décadas.

Ahora, para sustentar su voto a favor de la reforma constitucional, Castro concentró su intervención en las relaciones entre La Habana y Washington y en las actividades ”subversivas” de los diplomáticos estadounidenses en la isla.

El presidente advirtió que podría ser cerrada la Oicina de Intereses de Estados Unidos en Cuba, si los diplomáticos que la dirigen mantienen su apoyo a los disidentes cubanos.

En esa eventualidad, el gobierno de Castro también anularía los acuerdos bilaterales firmados para permitir la radicación de una cantidad concertada de cubanos en Estados Unidos. (FIN/IPS/da/ff/ip/02

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