MEXICO-EEUU: La guerra del río Bravo

La persistente sequía en la cuenca del río Bravo y el mal uso del agua de ese curso ha llevado a México a no poder cumplir con un tratado en la materia firmado en 1944 con Estados Unidos, que ahora amenaza con recurrir a los tribunales.

Autoridades de los dos países pasaron en las últimas semanas del diálogo diplomático a las amenazas de acciones legales para encausar el uso binacional del agua del río Bravo, que marca 64,1 por ciento de los 3.200 kilómetros de frontera común.

México debe casi 2.000 millones de metros cúbicos de agua a su vecino, según los términos del Tratado de Aguas y Límites, y los gobernadores de los estados del norte del país se niegan a pagar por la escasez de ese recurso en sus territorios.

Ante ello, John Cornyn, procurador de justicia del estado de Texas, en la frontera con México, anunció el 12 de este mes la integración de un equipo de abogados para buscar la forma en que obligará a México a cumplir los compromisos.

Cornyn aseguró que Texas ha acumulado pérdidas por más de 2.000 millones de dólares y 20.000 empleos han desaparecido a causa de la negativa de México en cumplir con lo establecido en el tratado de 1944.

Sin embargo, los gobernadores de los septentrionales estados mexicanos sostienen que ante todo están las necesidades de los agricultores de la zona e, incluso, algunos de ellos piden declarar nulo el Tratado de Aguas y Límites mexicano- estadounidense.

El gobierno mexicano de Vicente Fox prometió que defenderá los intereses de los habitantes de esa región fronteriza, pero al mismo tiempo comunica a Estados Unidos su intención de cumplir con las obligaciones asumidas.

El asunto ha sido abordado en varias oportunidades en los dos últimos años en reuniones bilaterales.

El acuerdo entre México y Estados Unidos para compartir el agua pasó prácticamente desapercibido hasta 1992, pues había recursos suficientes para utilizar por ambas partes. Sin embargo, en 1993 comenzaron las sequías y con ellas los problemas.

”Los últimos años se caracterizaron por la sequía extrema, lo cual afectó a todos los usuarios de la cuenca binacional del río Bravo, pero en especial al sector agrícola que consume 80 por ciento del agua disponible en la zona”, dijo a IPS Jaime Tinoco, delegado de la estatal Comisión Nacional de Agua de México para la Frontera Norte.

A diferencia del sur de Estados Unidos, donde los sistemas de riego y procesamiento de agua son adecuados, en el norte mexicano se desperdicia mucho agua y a todos los niveles, por lo cual el impacto de la sequía es mayor, reconoció el funcionario.

Tinoco añadió que la sequía y el mal uso que se ha dado al agua pusieron a México en una situación difícil frente a su vecino.

Fox declaró que defenderá los intereses agrícolas y pecuarios del norte del país, aunque aclaró que esa zona deberá dar un mejor uso del agua.

En muchas regiones del norte de México aún se cultiva con sistemas de inundación, un método que los expertos consideran atentatorio contra los recursos hídricos cada vez más limitados.

Pero las autoridades y los expertos reconocen que nos son halagüeñas las perspectivas para que este país supere su problema de abastecimiento de agua en el norte y cumpla el tratado sobre la materia con Estados Unidos.

La sequía mantiene a las 137 presas de riego más importantes de México en el nivel de agua más bajo de la historia, con apenas un promedio de 27 por ciento en su capacidad de almacenamiento.

Además, los metereólogos vaticinan que la sequía continuará en el norte del país durante varios meses o incluso años.

Para agravar aún más el panorama, el gobierno no tiene el dinero necesario para modernizar los sistemas de captación y distribución del agua, hoy propensos al desperdicio.

La Comisión Nacional del Agua advirtió que se necesitan en los próximos cinco años inversiones por más de 520 millones de dólares para garantizar el riego a las diversas zonas agrícolas y pecuarias del país.

Las inversiones en abastecimiento y distribución de agua, no sólo para riego sino también para las ciudades y otros centros urbanos, fue de apenas 370 millones de dólares en los últimos cuatro años. Y ello con grandes esfuerzos.

”El reto que plantea la frontera norte en materia de agua es muy grande y requerirá de inversiones considerables, que sólo será posible obtener con la participación de todos las áreas del gobierno, los usuarios y de la ayuda del sector privados y de los organismos internacionales”, expresó Tinoco.

Mientras, el problema sobre el uso del agua del río Bravo continúa agravándose y pronto podría llegar a los tribunales. (FIN/IPS/dc/dm/en ip/02

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