INDIA-PAKISTAN: Tensión puede causar primera guerra del agua

La tensión entre India y Pakistán puede convertirse en la primera guerra del agua del milenio si Nueva Delhi anula el Tratado de Aguas del Indo, por el cual ambos países, poseedores de armas nucleares, comparten seis ríos.

Nueva Delhi estudia la suspensión del Tratado como parte de un paquete de sanciones diplomáticas y económicas contra Islamabad, al que acusa de un ataque suicida contra una base militar el 14 de este mes en el septentrional estado de Jammu y Cachemira, que causó la muerte a 34 personas.

Por su parte, Islamabad amenazó con cruzar su ”umbral nuclear” si Nueva Delhi intenta bloquear los recursos hídricos compartidos.

Los dos vecinos de Asia meridional comparten las aguas del río Indo y sus cinco tributarios, Ravi, Beas, Chenab, Jhelum y Sutlej, que nacen en la cadena montañosa del Himalaya y constituyen una cuenca que abarca los territorios de Pakistán, India y la disputada zona de Cachemira.

El tratado es considerado en el ámbito internacional un ejemplo de resolución de una disputa entre países por la cuenca de un río.

Pero muchas cosas han ocurrido desde la firma del acuerdo en 1960, entre ellas dos guerras abiertas y una no declarada por Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana, por donde corren las aguas del Indo y que posee yacimientos de petróleo.

La parte de Cachemira controlada por India es disputada con Pakistán desde 1947, cuando Gran Bretaña dividió el subcontinente antes de abandonarlo.

Grupos separatistas armados, presuntamente respaldados por Islamabad, luchan desde 1989 por la autodeterminación de esa zona, en un conflicto que ya causó entre 30.000 y 60.000 muertes, según distintas fuentes.

Ambos países realizaron pruebas nucleares en mayo de 1998 bajo el argumento de promover una mayor seguridad nacional.

Tras el atentado suicida de este mes, India ordenó la expulsión del Alto Comisionado de Pakistán, Jehangir Qazi, y reforzó el contingente militar desplegado en la frontera común.

El Comité de Seguridad del Gabinete, encabezado por el primer ministro Atal Bihari Vajpayee, consideró el domingo la aplicación de medidas punitivas diplomáticas, económicas y militares más estrictas que las adoptadas tras el ataque en diciembre al parlamento en Nueva Delhi, perpetrado con un automóvil cargado de explosivos.

Luego de ese atentado suicida, Nueva Delhi retiró su alto comisionado en Islamabad, redujo unilateralmente las misiones diplomáticas en ambos países al nivel de vicecomisionado, suspendió el tráfico ferroviario y vial en la frontera y prohibió los vuelos de aviones civiles pakistaníes sobre territorio indio.

El envío de casi un millón de soldados a la zona limítrofe, considerado la mayor movilización militar desde la segunda guerra mundial, provocó una respuesta similar de Pakistán al otro lado de la frontera.

Pero India se abstuvo de perturbar el Tratado de Aguas, que sobrevivió las guerras de 1965 y 1971 entre ambos países, y el no declarado pero sangriento conflicto fronterizo de 1999 en la zona montañosa de Kargil, sobre la Línea de Control que divide la región de Cachemira entre ambos países.

Sin embargo, mientras India acusa a Pakistán de no hacer nada para impedir los ataques terroristas, y a medida que se agotan las opciones de castigar a Islamabad, los estrategas aconsejan ahora al gobierno indio la revisión del Tratado de Aguas, cuyas disposiciones, alegan, van en contra de sus intereses.

”La incongruencia de los ataques terroristas en India cometidos por fundamentalistas de la Jihad (guerra santa) pakistaníes mientras el agua fluye ininterrumpidamente a Pakistán nos golpea en el rostro”, dijo Jasjit Singh, ex director del Instituto de Estudios y Análisis de Defensa e influyente analista indio.

El Tratado de Aguas otorga a Pakistán el uso exclusivo de las aguas de los ríos Indo, Jhelum y Chenab, que corren desde el norte atravesando Cachemira, y a India los afluentes orientales, Ravi, Beas y Sutlej, que también llegan a Pakistán tras pasar por los septentionales estados indios de Punjab e Himachal Pradesh.

Si bien Singh admite que India no puede retirarse fácilmente de un tratado internacional en el que tomó parte el Banco Mundial, creee que podría aspirar a ”renegociar los términos para asegurarse una mayor parte de las aguas fluviales, y si eso falla, actuar unilateralmente”.

La propuesta de Singh tiene gran atractivo en el estado de Jammu y Cachemira, que deberá elegir una nueva asamblea legislativa en septiembre.

Varios gobiernos del estado, entre ellos el saliente del partido Conferencia Nacional, del ministro jefe Farooq Abdullah, acusaron a Nueva Delhi de olvidar sus intereses a cambio del uso exclusivo de las aguas que irrigan el fértil estado de Punjab, ubicado al noroeste, y llamado el granero de India.

Pakistán se enfrenta a India por dos proyectos en la cuenca del Indo. En 1985, Nueva Delhi inició la construcción de la represa Wular en el río Jhelum, con el fin de promover la navegación, pero Pakistán sostiene que la obra puede ser utilizada con fines militares.

Otro punto de discordia son los planes de creación de una represa hidroeléctrica en el río Chenab, a los que Pakistán se opone, aunque India sostiene que el Tratado de Aguas permite la construcción de obras de energía siempre y cuando no se altere el curso de los ríos.

”Gracias al tratado, no podemos usar las aguas del Chenab, el Indo ni el Jhelum para producir la electricidad que tanto necesitamos”, lamentó el ministro de Energía de Jammu y Cachemira, Syed Abdul Rashid.

Rashid citó estudios según los cuales el acuerdo impide al estado la explotación de 10.000 megavatios.

El ministro presentará un reclamo ante el gobierno central exigiendo su parte en las aguas del Indo, de las que se benefician los estados de Punjab y Himachal Pradesh.

Por su parte, la suroriental provincia pakistaní de Sindh acusa al gobierno de desfavorecerla, entregando a India el uso del agua de los ríos Beas, Ravi y Sutlej sin su consentiminento ni compensación.

La alta conflictividad en torno al Tratado de Aguas pone en evidencia que el mismo sólo pudo ser firmado bajo un espíritu de compromiso que hoy parece agotado. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/lp/mlm/ip/02

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