FUTBOL: Se habla italiano, inglés o español

La Copa Mundial de FIFA Corea del Sur-Japón muestra la creciente fuga de jugadores talentosos hacia Europa, que concentra más de 70 por ciento de los futbolistas que participarán en el torneo a iniciarse este viernes en Seúl.

Expertos latinoamericanos comparan el éxodo de los mejores futbolistas de la región con la fuga de cerebros hacia Estados Unidos y Europa. Inglaterra, Italia y España se llevan a los jugadores más cotizados.

La Academia de Ciencias de América Latina calcula que 1,1 millones de científicos de la región emigraron a Estados Unidos y Europa en los últimos 40 años, un fenómeno que se acentuó en las dos últimas décadas.

Pero la creciente emigración de futbolistas no afecta sólo a América Latina y al resto del mundo en desarrollo, sino también a algunos países del Norte industrial. En efecto, 18 de los 23 jugadores de la selección de Francia, el actual campeón mundial, actúan en el extranjero, y Dinamarca tiene 21 futbolistas de su equipo nacional en el exterior.

El gran imán es Europa, donde juegan 70 por ciento de los 736 futbolistas que participarán en el campeonato organizado por la FIFA (Federación Internacional del Fútbol Asociado) en Corea del Sur y en Japón.

El reglamento del torneo admite un máximo de 23 futbolistas por cada uno de los 32 países participantes.

Ha crecido la cantidad de jugadores que se desempeñan fuera de sus países de origen respecto de torneos mundiales anteriores, pues este año llega a 48 por ciento, cinco puntos porcentuales más que en Francia-1998 y 18 más que Estados Unidos-1994.

La concentración es más acentuada si se consideran sólo las cinco ligas más importantes de Europa. Alemania, España, Francia, Inglaterra e Italia acogen 350 de los mejores futbolistas del mundo, es decir 47,5 por ciento de los que fueron seleccionados para representar a sus países de origen en la Copa Mundial 2002.

Esa situación es particularmente sufrida por Camerún e Irlanda, que tienen los 23 jugadores de su selección nacional contratados por equipos extranjeros, seguidos de Senegal, con 22, y por Argentina y Dinamarca, con 21 cada una.

Sin embargo, hasta las potencias futbolísticas europeas pierden su más calificado ”pie de obra”, a la par que reciben.

Francia, que atrae destacados futbolistas de todas partes, ha ”exportado” 18 de los 23 jugadores seleccionados, incluso su principal ídolo, Zinedine Zidane, cedido el año pasado al club español Real Madrid por más de 60 millones de dólares.

En el deporte ”gana quien importa y no quienes exportan”, porque estos renuncian a la calidad que permite desarrollar un mercado del espectáculo, comentó a IPS Isabela Nunes Pereira, economista y autora de una tesis de maestría sobre gestión del fútbol para la Universidad Federal de Río de Janeiro.

El fútbol cobija en el mundo negocios calculados en 250.000 millones de dólares anuales. Pero a Brasil le toca sólo uno por ciento de esa cifra, mucho menos de lo que le correspondería si se toma en cuenta que es el único país que participó en todas los campeonatos mundiales y triunfó en cuatro, lamentó Pereira.

Eso está vinculado al hecho de que Brasil es ”el mayor exportador mundial de jugadores desde los años 50”, sostuvo la experta.

En los dos últimos años salieron de este país cerca de 1.500 futbolistas profesionales, según registros de la Confederación Brasileña de Fútbol.

A ello ha que sumarle las transferencias realizadas de manera ilegal, como son los casos de muchos adolescentes de quienes se espera un futuro brillante en el terreno de juego e incluso ”niños de 12 años”, observó Pereira.

Muchos pequeños clubes brasileños se convirtieron en centros de caza de talentos para equipos europeos, que les pagan por ese servicio.

La preocupación en formar atletas para el juego europeo, donde prevalece la fuerza sobre la habilidad, conspira contra el estilo brasileño y latinoamericano de juego, señalan especialistas.

Es lo que está pasando también con los países africanos, que empiezan a destacarse. No podrán desarrollar su propio fútbol si todos los talentos surgidos son inmediatamente contratados por clubes europeos, apuntan.

Pereira indicó que la exportación, es decir, la venta de patrimonio como fuente de ingresos, refleja una gestión desastrosa y debilita más aún a los clubes locales, en especial si pasa de alternativa coyuntural a una ”solución” permanente.

En proporción al tamaño de la población nacional, es posible que otros países exporten más que Brasil, incluso por su fragilidad económica.

Un ejemplo de ello es lo que ocurre con Argentina, una de las selecciones favoritas para ganar la Copa este año, que tiene un elenco prácticamente ”extranjero”, con 21 jugadores emigrados. La crisis que vive Argentina favorece la intensificación del éxodo.

Sin embargo, el fenómeno de la emigración futbolística también afecta a Holanda y a los países nórdicos de Europa, pese a su desarrollo económico.

Escapan a esa tendencia solamente las ligas con fuerte mercado, como Inglaterra, Italia y España, o de escasa tradición futbolística, como Arabia Saudita, China, Costa Rica y Ecuador.

Un ejemplo para desarrollar la economía deportiva es Inglaterra, cuyo fútbol sufrió en los años 80 una crisis sin precedentes, con estadios vacíos, peleas entre los hinchas, clubes endeudados y sin capacidad administrativa, precisó Pereira.

Pero la liga inglesa logró recuperarse y es actualmente una de las más fuertes del mundo en términos económicos, en demostración de los resultados de una buena gestión.

La hegemonía de los equipos europeos, amparados en el poder económico y en el mercado ya desarrollado, creó un desequilibrio aparentemente imposible de corregir.

¿En qué otra región podría pagarse cerca de 10 millones de dólares anuales a los mejores jugadores, como Zidane, el británico David Beckham, el argentino Gabriel Batistuta o el uruguayo Alvaro Recoba? (FIN/IPS/mo/dm/cr/02

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