Una agenda positiva destinada a construir un nuevo orden mundial y superar las desigualdades acentuadas en la fase actual de la globalización propuso la 29 sesión de la Cepal que se realiza esta semana en la capital brasileña.
La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) considera que la globalización tuvo una primera fase iniciada en 1870 e interrumpida por la primera guerra mundial, iniciada en 1914.
La reanudación del proceso, tras el fin de la segunda guerra mundial en 1945, no repitió la gran movilidad de capitales y mano de obra del primer periodo, pero frenó también las disparidades entre regiones y países.
La tercera fase, iniciada en 1973, volvió a acelerar el crecimiento de las desigualdades, el flujo de capitales y el comercio, pero mantuvo restricciones a la inmigración de personas. Esa situación se sintió con mayor intensidad en los años 90.
La única respuesta razonable a las asimetrías es modificar la globalización, ya que la mera resistencia ante procesos tan profundos es siempre, a la larga, derrotada, señaló el secretario ejecutivo de la Cepal, José Antonio Ocampo, al inaugurar este jueves la fase ministerial de esta reunión bienal.
La agencia regional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propuso mejorar las instituciones mundiales para atender tres objetivos, que son asegurar un suministro adecuado de bienes públicos globales, superar las asimetrías de orden económico y construir una agenda social internacional basada en los derechos.
Son ejemplos de bienes o servicios públicos globales la democracia, que incluye los derechos políticos y civiles, la paz, la seguridad, el desarme, la lucha contra la delincuencia y la corrupción, la sostenibilidad ambiental, la diversidad cultural y la estabilidad financiera global.
La intención de Cepal es reducir la inestabilidad y el riesgo de turbulencias financieras, proteger la biodiversidad y evitar el recalentamiento de la Tierra, que, como los demás bienes, representan beneficios para toda la humanidad.
Ocampo destacó que para corregir las asimetrías es necesario la adopción del principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, consagrado en la Cumbre de la Tierra, celebrada en 1992 en Río de Janeiro. El tratamiento igual a desiguales puede perpetuar y agravar las inequidades, aclaró.
La Cepal identifica tres asimetrías que dejan los países pobres y en desarrollo en situación de inferioridad aparentemente insuperable.
La primera es la alta concentración del progreso tecnológico en los países industrializados y su lenta e irregular difusión al resto del mundo. Otra es la mayor vulnerabilidad macroeconómica de los países en desarrollo, contando con recursos muy limitados para enfrentarlos.
La tercera desigualdad, distintiva de la actual fase de la globalización, es el mantenimiento de barreras a la circulación de la mano de obra, mientras se acentúa la movilidad del capital y el libre comercio. Los más perjudicados por esta causa son los trabajadores menos calificados de los países pobres.
La agenda positiva reclamada por Cepal requiere de una mejor institucionalidad que, en la visión de Ocampo, significa una red de instituciones complementarias a nivel global, regional y nacional, que respete la diversidad.
La actual institucionalidad, de pocos organismos de alcance mundial, limita el equilibrio en las relaciones internacionales, considerando las diferencias de poder entre las naciones.
Las reglas y mecanismos de funcionamiento de la Organización Mundial de Comercio y del sistema financiero internacional son las áreas donde más se siente la necesidad de cambios, dijo a IPS el secretario general de la Asociación de Estados del Caribe, Norman Girvan.
Este funcionario resaltó las vulnerabilidades específicas y más elevadas que sufren las pequeñas economías en la actualidad.
Las propuestas de Cepal se basan en un extenso texto analítico, denominado Globalización y desarrollo, que se extiende por 396 páginas del documento central presentado en esta 29 reunión del organismo creado por la ONU para estudiar y sugerir estrategias para América Latina y el Caribe.
El informe trata de las dimensiones económicas, financieras, sociales, ambientales, tecnológicas, comerciales y poblacionales del desarrollo de la región en el actual proceso de globalización.
La mayor paradoja de este proceso es la ausencia de una internacionalización de la política, observó Ocampo. Los problemas se mundializan, pero las decisiones políticas siguen siendo nacionales, lo cual deriva en un déficit de gobernabilidad global.
Sin embargo, la globalización es un fenómeno multidimensional, que no obedece sólo a un determinismo económico, sostuvo Ocampo.
El secretario ejecutivo de Cepal precisó que también existe una globalización de valores, como el respecto de los derechos humanos y los principios consagrados en las conferencias de la ONU sobre protección ambiental e igualdad de las mujeres. (FIN/IPS/mo/dm/dv/02