AMBIENTE-ESPAÑA: Supermercado acusado de vender transgénicos

Activistas de la organización ambientalista Greenpeace se concentraron este jueves en la capital de España frente a un local de una cadena de supermercados a la que acusan de vender alimentos que contienen transgénicos.

La concentración pacífica frente a un supermercado de la cadena Alcampo, propiedad del grupo francés Auchan, tuvo el objetivo de exigir a esa firma el compromiso de que certificará que los productos que vende no derivan de cultivos genéticamente modificados ni han estado en contacto con éstos.

Greenpeace exigió a Alcampo-Auchan, entre otras cadenas, que firmen el compromiso, pero sólo Carrefour, también francesa, aceptó firmarlo.

Una portavoz de Alcampo dijo a IPS que su firma garantiza que todos los productos de su marca Auchan están libres de organismos genéticamente modificados y que cumplen estrictamente las normas vigentes en materia de calidad y seguridad alimentaria.

”Hoy es imposible demostrar que no haya habido contacto” de las mercaderías con organismos genéticamente modificados ”en ningún momento del proceso de producción”, añadió la portavoz de Alcampo. ”El rastro de los transgénicos desaparece durante la transformación de los alimentos”, explicó.

Uno de los carteles colocados por Greenpeace frente al supermercado Alcampo rezaba: ”Experimento transgénico. No lo compres”. Otro tenía dibujada una mazorca de maíz con forma de granada de mano y el lema ”Transgénicos: tú compras, la naturaleza paga”.

”La legislación de etiquetado actual no permite al consumidor elegir libremente los alimentos que compra”, dijo a IPS el responsable de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace, Juan Felipe Carrasco.

Amparándose en esa legislación, ”determinadas empresas están contaminando nuestra cadena alimentaria ya que, contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos, siguen vendiendo alimentos en cuya composición se encuentran ingredientes derivados de cultivos transgénicos”, agregó Carrasco.

Greenpeace publicó este mes la ”Lista Roja y Verde”, una guía que pretende paliar las deficiencias del etiquetado al ofrecer a una herramienta a los consumidores. En la ”lista roja” (con transgénicos) de la publicación figuran los productos de los supermercados Alcampo.

La Federación Industrial de Alimentos y Bebidas (FIAB) solicitó a sus asociados que no informen a Greenpeace sobre las materias primas que emplean, lo cual fue informado a la organización por fabricantes de alimentos sin transgénicos, aseguraron activistas.

”Es inaceptable que se niegue de esta forma a los consumidores el derecho básico de elegir una alimentación saludable y sin efectos negativos para el ambiente y para la economía de la mayoría de los agricultores del planeta”, comentó Carrasco.

Sin embargo, desde la publicación de la ”Lista Roja y Verde” cierto número de fabricantes decidió romper el silencio y envió a Greenpeace las garantías que se solicitaban para poder inscribir sus productos en la ”lista verde”, agregó el activista.

Los cultivos transgénicos son producidos mediante la adición a organismos vivos de material genético de otras especies, con el fin de modificar sus características originarias y lograr, por ejemplo, rapidez en el crecimiento para obtener dos cosechas por temporada y resistencia a los plaguicidas.

Pero algunos productos transgénicos puede causar a animales o seres humanos que los consuman resistencia a determinados antibióticos, según una investigación de la española Universidad de Zaragoza.

Los ambientalistas destacan los efectos negativos conocidos de los organismos genéticamente modificados, y exigen un mayor control y la aclaración en el etiquetado de esos productos de su carácter transgénico.

Greenpeace también dio a conocer un estudio secreto encargado por la Unión Europea al Euro Union Joint Research Centre, según el cual los transgénicos son una amenaza para la agricultura.

Esa tesis ha sido confirmada en la contaminación genéticas de cultivos de maíz y soja detectada en la nororiental comunidad autónoma española de Navarra.

La pureza de semillas o cosechas sería imposible de cumplir en la mayoría de los casos, porque aun las procesadas de manera convencional resultarían contaminadas con transgénicos, según el estudio revelado por Greenpeace.

La comercialización de los cultivos transgénicos incrementaría hasta 40 por ciento el costo de los cultivos convencionales, agrega el informe secreto.

En la manifestación de este jueves, un grupo de activistas, vestidos de rojo y verde, utilizaron bolas de esos colores para explicar a quienes entraban al supermercado que en sus manos está la posibilidad de elegir de forma crítica los alimentos que compran. (FIN/IPS/af/mj/en he/02

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