Los precios agrícolas caerán y los agricultores pobres del mundo sufrirán las consecuencias de los elevados subsidios previstos en la ley promulgada este lunes por el gobierno de Estados Unidos, advirtieron activistas y promotores del libre comercio.
Es un día triste para los agricultores del mundo. Esto es sin duda un paso atrás, dijo un funcionario del Banco Mundial que no quiso dar su nombre, respecto de la ley agrícola estadounidense que establece 180.000 millones de dólares en subsidios en los próximos diez años.
El Banco ha reclamado a las naciones ricas que desmantelen sus subsidios a la agricultura, pues atentan contra las exportaciones de los países en desarrollo.
Australia, Nueva Zelanda y otros países agropecuarios reaccionaron contra la ley. Argentina y Brasil anunciaron que llevarán el caso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Unión Europea —que mantiene elevados incentivos a su agricultura— advirtió que podría adoptar una medida similar.
La ley promulgada este lunes por el presidente George W. Bush prevé un incremento de hasta 80 por ciento en los incentivos a ciertos sectores, asegurando el mantenimiento de los ingresos a los cultivadores de trigo, maíz, soja y arroz.
La nueva legislación, que tuvo un rápido tratamiento parlamentario, refuerza los subsidios a la lana y la miel y establece nuevos para la leche, arvejas secas, garbanzos, lentejas y maní.
La ley deroga una legislación más restrictiva de 1996 y amplía la protección a casi todos los plantadores estadounidenses.
Cualquiera sea el monto de dinero que pongamos en manos de nuestros agricultores, los del resto del mundo quedan en desventaja. Estados Unidos ha pasado por encima de todo lo que reclamó en materia de libre comercio, opinó Neil Ritchie, del Instituto sobre Política Comercial y Agrícola.
La política agrícola de Bush puede conducir a una marcada caída de los precios internacionales, haciendo que las importaciones sean más baratas que los cultivos locales del Sur en desarrollo y, en definitiva, forzando a la quiebra a muchos agricultores, advirtieron analistas.
Casi 25 por ciento de los ingresos del sector agrícola estadounidense proceden de las exportaciones.
Al promulgar públicamente la ley Bush sostuvo que procura abrir los mercados internacionales a los productos agrícolas de su país, pero omitió referirse al acceso extranjero a los mercados estadounidenses.
Queremos vender nuestra carne, nuestro maíz y nuestras legumbres a la población de todo el mundo que necesita comer. Mi gobierno está trabajando duro para abrir mercados, afirmó el mandatario.
El gobierno estadounidense, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la OMC presionan desde hace tiempo a las naciones en desarrollo para que abran sus economías y desmantelen la protección arancelaria y no arancelaria para los productos de los países ricos.
Pero Washington ha hecho oídos sordos a los pedidos del Sur en desarrollo y de las instituciones multilaterales para que reduzca sus subsidios y permita un mejor acceso de las naciones en desarrollo a sus ricos mercados.
Si Estados Unidos dejara de proteger su producción de algodón, la más grande del mundo, los exportadores de algodón de Africa central y occidental podrían incrementar sus ingresos en 250 millones de dólares por año, según cifras del Banco Mundial.
Los subsidios al algodón que pagaron ocho de las naciones más ricas del mundo en la cosecha 1998/99 sumaron 5.400 millones de dólares, de los cuales más de 2.000 millones correspondieron a Estados Unidos, agregó el Banco.
En consecuencia los precios internacionales cayeron a casi un tercio del pico registrado a mediados de los años 90.
Los incentivos estadounidenses equivalen a un cuarto del total de su producción agrícola y son una descarada forma de proteccionismo, sostuvo la organización independiente Oxfam Internacional, en un informe divulgado en abril.
Por otra parte, la ley ocasiona un grave daño a la credibilidad de la nueva ronda de negociaciones para liberalizar el comercio mundial que la OMC puso en marcha el año pasado en la reunión ministerial de Doha, capital de Qatar.
Aunque la ley agrícola no ha dado muerte aún a la nueva ronda, hace menos creíble las pretensiones de desarrollo de la agenda de Doha, sostuvo el activista sobre comercio justo Chakravarthi Raghavan.
La decisión de Bush de poner en riesgo los avances en las conversaciones multilaterales de comercio y de sumar el costo de los subsidios al déficit de 100.000 millones de dólares del presupuesto estatal, debe vincularse a las elecciones que se celebrarán este año en Estados Unidos, apuntaron otros analistas.
Los estados eminentemente agrícolas de Georgia, Iowa, Minnesota y Missouri serán cruciales en las elecciones legislativas de este año, en las que el gobernante Partido Republicano espera recuperar el control del Senado, cuya mayoría está en manos del opositor Partido Demócrata, dijo Ritchie.
Durante la guerra fría, tanto Estados Unidos como (la disuelta) Unión Soviética procuraron alimentos baratos para su población. Pero el pequeño secreto es que los alimentos baratos terminan en disturbios sociales, concluyó Ritchie. (FIN/IPS/tra- eng/em/aa/dcl/if/dv/02