La suspensión de las exportaciones de petróleo de Iraq en apoyo a los palestinos tendrá un efecto efímero, y si otros países productores siguieran su ejemplo, la decisión afectaría a economías pobres y emergentes antes de alcanzar a Occidente.
En general, el riesgo es mayor para los importadores netos de petróleo con economías pobres y monedas débiles, señaló Michael Pineles, estratega de la firma neoyorquina de estudios financieros IDEAglobal para América Latina.
El presidente iraquí Saddam Hussein anunció el lunes la suspendión de las exportaciones de petróleo por un período de 30 días, o hasta que las fuerzas armadas de la entidad sionista (Israel) se retiren incondicionalmente de los territorios palestinos.
La decisión afecta a dos millones de barriles por día o cuatro por ciento de los suministros internacionales de petróleo, según cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Así mismo, se suma a los problemas de la industria petrolera venezolana, cuya producción ha sido dificultada por una huelga de gerentes y trabajadores. Venezuela es el cuarto exportador mundial de petróleo.
Los precios del crudo a futuro aumentaron seis por ciento en Londres, llevando al Brent del mar del Norte a su punto más alto en seis meses.
Analistas de energía y economía restaron importancia al efecto de la medida iraquí, aunque reconocieron que provocó ansiedad sobre el futuro de la producción de Medio Oriente, que alberga dos tercios de las reservas probadas de todo el planeta.
No es significativo, aseguró Pineles, en referencia al aumento en los precios del crudo el lunes. Los mercados de petróleo han estado en alza por bastante tiempo, agregó.
La iniciativa de Iraq recuerda a comienzos de la década de 1970, cuando países árabes recortaron sus exportaciones de petróleo y desataron una crisis mundial de energía marcada por escasez en Estados Unidos y Europa.
Las economías occidentales aprendieron de esa horrible experiencia y ahora están mejor preparadas para repentinas interrupciones del suministro, con enormes reservas estratégicas a las que pueden acudir si es necesario, señaló Matthew Freedman, economista de Economy.com.
El temor a que el aumento de los precios del petróleo estanque lo que muchos economistas interpretan como una incipiente recuperación económica de Estados Unidos podría decidir a Arabia Saudita, el principal exportador, y a otros miembros de la OPEP a incrementar su producción.
Tal medida compensaría la interrupción de las exportaciones de Iraq y Venezuela, señalaron observadores europeos el lunes.
Varios comerciantes y analistas entrevistados el lunes esperan que Arabia Saudita, Kuwait y otros miembros de la OPEP aumenten un poco su producción para mantener los precios estables.
Además, el aumento de los precios del crudo proveería el incentivo necesario para que productores independientes como Angola, Rusia y Noruega incrementen su producción, según observadores de la industria.
Irán y Libia anunciaron que se sumarían a la iniciativa de Iraq pero sólo si todos los productores árabes la respaldaran.
Aun si tuvieran éxito -lo que parece improbable, dado que Arabia Saudita y Kuwait advirtieron que no interrumpirían su producción-, Estados Unidos y Europa sólo sentirían el impacto después de las economías más pobres y débiles, previnieron analistas.
Los países que están más en riesgo son los del sudeste asiático, antes conocidos como tigres por su rápido crecimiento económico, que todavía están recuperándose de la crisis financiera estallada en Asia en 1997.
Esos países tienen amortiguadores muy débiles para absorber estos golpes, advirtió Anindya Chatterjee, estratega de IDEAglobal para Asia.
Han sufrido contracciones severas y recién comienzan a mostrar síntomas de recuperación económica. Parece que las exportaciones han tocado fondo, por lo tanto sólo puede aumentar. En un momento como este, un incremento en los precios del petróleo puede perjudicar mucho, explicó.
El aumento de los precios también haría subir los costos de producción y transporte de las exportaciones de países como Tailandia y Corea del Sur, es decir que afectaría la rentabilidad y por consiguiente las decisiones de inversión, dijo Chatterjee.
Occidente no es tan dependiente del petróleo como era en 1973, observó la consultora estadounidense Stratfor.
Lo contrario ocurre con gran parte de Asia y países como Brasil, importadores netos de petróleo cuyas reservas han menguado y cuya eficiencia de energía se ha estancado o deteriorado.
Iraq exporta petróleo en virtud de una excepción al embargo impuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1990 tras la invasión iraquí a Kuwait.
Las ganancias de las ventas se depositan en una cuenta de plica controlada por la ONU, cuyos fondos sólo se liberan para comprar alimentos y medicinas.
Funcionarios de la ONU confirmaron el lunes que el petróleo iraquí dejó de fluir hacia las terminales de exportación.
Estados Unidos y Europa son los principales clientes de Iraq, según la OPEP. Pese a la hostilidad de Washington hacia Saddam Hussein, Estados Unidos compra la mitad del petróleo exportado por Iraq para satisfacer nueve por ciento de su demanda interna.
Venezuela provee 15 por ciento de las importaciones de petróleo de Estados Unidos, según datos de Washington.
Pero las exportaciones venezolanas están detenidas debido a una creciente disputa dentro de la estatal Petróleos de Venezuela entre algunos gerentes y nuevos ejecutivos designados por el presidente Hugo Chávez.
Los 11 miembros de la OPEP representan 41 por ciento de la producción de crudo y 55 por ciento del petróleo comerciado internacionalmente, sostiene la organización en su sitio web, www.opec.org. (FIN/IPS/tra-en/ip/aa/mlm/if/02