El gobierno de Nigeria intenta detener el tráfico de mujeres, niños y niñas estableciendo mecanismos de control con los países vecinos, elegidos por las organizaciones criminales como rutas seguras rumbo a Europa.
Más de 50.000 jóvenes nigerianas trabajan como prostitutas en Europa y Asia y más de 3.000 mujeres vendidas al exterior fueron deportadas en los últimos tres años, según cifras oficiales.
El ministro de Estado para Asuntos del Interior de Nigeria, Mohammed Shata, y el embajador de Argelia, Abdulkadir Mesdoua, se reunieron este mes en Abuja, capital nigeriana, en busca de medidas para detener a los traficantes que utilizan la ruta argelina hacia el norte.
Las autoridades migratorias de Argelia destinan muchos recursos para repatriar a ciudadanos nigerianos víctimas del tráfico y desean pedir al gobierno nigeriano que nos asista en ese sentido, dijo Mesdoua.
Doce adolescentes de entre 15 y 18 años fueron arrestadas la semana pasada en esta sudoccidental ciudad de Lagos, cuando procuraban viajar a Europa.
Dos de las jóvenes realizaban trámites en el aeropuerto de Lagos para dirigirse a Europa a través de Marruecos, cuando fueron vistas por la policía, dijo el oficial policial de la terminal aérea Hezekiah Dimka.
La pista condujo a un hotel cercano, donde otras diez jóvenes aguardaban la hora de partida de su avión. Poco después fue detenida una mujer que figuraba como responsable de las adolescentes, en Benín, capital del sudoccidental estado de Edo.
Según la prensa nacional, proceden de Edo la mayoría de los casos de tráfico de mujeres, niños y niñas en este país de 108 millones de habitantes.
La detenida admitió en su confesión que encabeza una organización delictiva y que envía a las muchachas a otra mujer en Marruecos. Además admitió haber sido deportada de Alemania y de Italia en 2001. Esto prueba que ha estado en el 'negocio' por mucho tiempo, dijo Dimka.
Nos aseguraremos de que esta gente no cause más vergüenza a Nigeria, agregó.
El ministro del Interior, Sunday Afolabi, asombró a millones de televidentes en marzo cuando presentó ante las cámaras de televisión a tres hombres acusados de traficar con adolescentes de ambos sexos a través del desierto del Sahara, junto a doce de sus víctimas, rescatadas por las autoridades.
Cobramos 1.000 dólares por mujer y 700 dólares por hombre que llevamos a través del desierto de Argelia hasta Italia, dijo ante las cámaras Emeka Ohiri, uno de los delincuentes.
A las adolescentes se les promete empleo en Libia, Italia o Israel como camareras, modelos de alta costura o niñeras.
La captura de los traficantes fue posible porque el Servicio de Migraciones intensificó los controles fronterizos, lo cual le permitió recuperar pasaportes nigerianos y jamaiquinos y licencias de conducir falsificados, sellos de control de varias embajadas y fotografías.
El tráfico de personas es la esclavitud moderna y un grave problema social, dijo Afolabi. El ministro pidió a los 16 estados de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental, en particular Níger, Benín y Chad, que no permitan el ingreso de nigerianos indocumentados.
Procuramos crear programas educativos para las familias acerca de los peligros del tráfico de personas, dijo una fuente gubernamental.
Varias organizaciones no gubernamentales han establecido centros para rehabilitar a las mujeres que son deportadas desde Europa.
No sólo rehabilitamos a las víctimas, también les otorgamos instrumentos para su independencia económica, pues la pobreza es la razón de este delito inhumano, afirmó el fundador del no gubernamental Idia Renaissance Project, Eki Igbinedion. (FIN/IPS/tra-eng/to/mn/dcl/hd pr/02