La participación de los países en desarrollo en el comercio mundial aumentó en los últimos 30 años, pero los desequilibrios del sistema comercial les ha impedido sacar partido de las nuevas oportunidades de exportación, advirtió la Unctad.
Los países en desarrollo exportan cada día más productos industriales, pero la mayor tajada de beneficios queda siempre en poder de las naciones ricas, según una investigación de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
El informe concluye que no existe un vínculo automático entre el aumento de la exportación de productos industriales y el verdadero desarrollo, señaló el secretario general de la Unctad, Rubens Ricupero.
La agencia examinó también la marcha de la economía mundial en 2002 y observó signos de mejoría, aunque previno contra excesos de confianza y subrayó la importancia de una política coherente para lograr una recuperación sostenida.
En su Informe sobre Comercio y Desarrollo que entrega todos los años, la institución se ocupó, así mismo, de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales multilaterales y de las consecuencias de la integración de China al sistema multilateral de comercio.
Los datos del estudio demuestran que los países en desarrollo han tenido éxito en los tres últimos decenios al aumentar la participación de las manufacturas en el total de sus exportaciones, resaltó el secretario general de la Unctad, Rubens Ricupero.
En los años 70, el comercio de manufacturas representaba en esas naciones apenas 20 por ciento de sus exportaciones. Pero a fines de los años 90, esa participación había ascendido a 70 por ciento.
En contraste, las exportaciones agrícolas cayeron en ese lapso de 20 a 10 por ciento, apunta el informe de la Unctad.
Entre 1970 y 1999, la exportación de manufacturas de los países en desarrollo creció a un promedio anual de 12 por ciento, mientras que en todo el mundo sólo aumentó 10 por ciento.
De esa manera, la participación de ese grupo de naciones en las exportaciones mundiales de manufacturas pasó de menos de un cuarto a casi un tercio.
En el mismo periodo aumentó el comercio entre los países en desarrollo, que al finalizar la pasada década representaba 40 por ciento de las exportaciones totales del grupo.
La investigación de la Unctad detectó también, en un grupo de países en desarrollo, un aumento de las exportaciones de manufacturas que requieren un uso extensivo de tecnología, en particular de productos de rápido crecimiento en el mercado como artículos eléctricos y electrónicos.
Pero en su análisis del fenómeno, Ricupero redimensiona lo que a primera vista parecen resultados impresionantes.
Una observación más cercana del cuadro revela que desafortunadamente sólo unos pocos países en desarrollo disfrutan de éxito en la manufactura y exportación de alta tecnología y con empleo de mano de obra calificada, explicó el secretario de la Unctad.
Por el contrario, muchos países en desarrollo mantienen todavía una marcada dependencia de la exportación de productos derivados de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo, los dos elementos más abudantes en esas naciones, comentó Ricupero.
Y aunque algunos de esos países se han beneficiado con el aumento de la exportación industrial, ese ascenso no ha sido acompañado de un incremento del valor agregado, es decir, su participación en los ingresos devengados por la manufactura.
En cambio, la participación de los países industriales en la exportación mundial de manufacturas disminuyó de 80 a 70 por ciento, pero sus beneficios de valor agregado aumentaron. En cambio, sólo unos pocos países en desarrollo lograron incrementarlo.
Ricupero explicó que ese comportamiento se debe a que inclusive en el caso de manufacturas que requieren alta tecnología o mano de obra calificada, la participación de los países en desarrollo se reduce al aprovisionamiento de componentes de reducida calificación y bajo valor agregado.
En los casos de productos complejos ensamblados en países en desarrollo, la mayoría de las partes que verdaderamente contienen alta tecnología son insumos importados.
Buena parte del valor agregado beneficia a los productores de los países más avanzados, donde se producen esas piezas y componentes, y a las empresas transnacionales que organizan las redes de producción.
La conclusión primordial del informe en esta materia establece que no existe un vínculo automático entre el aumento de las exportaciones industriales y el verdadero desarrollo, sostuvo Ricupero.
La Unctad observó que para alcanzar los objetivos de progreso en las negociaciones de la Ronda de Doha dirigidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) se requerirán nuevos enfoques sobre la naturaleza y la finalidad de esas discusiones.
En ese sentido, se propone un nuevo equilibrio en las negociaciones de manera que los países en desarrollo obtengan su aspiración postergada de un mayor acceso a los mercados sin ver restringido su espacio político.
Ricupero resaltó que durante muchos años la Unctad fue el único foro que reclamó un sistema comercial más equilibrado.
Se trataba de un asunto polémico, pero ahora el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional también reconocen la existencia de los desequilibrios, añadió.
En el capítulo dedicado al pronóstico de la marcha de la economía mundial, la Unctad estima que en gran medida el futuro inmediato depende todavía de la recuperación de Estados Unidos.
La agencia recomienda estimular con firmeza la demanda en los principales países industriales a fin de impulsar la recuperación y despejar así los obstáculos que frenan el crecimiento y el desarrollo de las naciones del Sur.
Con relación a China, el informe analiza las probables consecuencias de su incorporación al sistema multilateral regido por la OMC y previene que pueden surgir dificultades en los sectores de ese país dominados por las empresas estatales y en la agricultura.
La liberalización de importaciones agrícolas chinas ofrecerá oportunidades de exportación a países asiáticos y también a naciones de América Latina y Africa, pronosticó la Unctad. (FIN/IPS/pc/mj/dv if/02