DESARROLLO: Desinterés ante Cumbre Mundial

La próxima Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable podría convertirse en una farsa, por la irresponsabilidad social de gobiernos del Sur y por la defensa de las grandes empresas que realizan los gobiernos del Norte, advirtieron grupos de la sociedad civil.

Esta falta de compromiso con el desarrollo y el ambiente se refleja en la incapacidad de los participantes de las reuniones preparatorias para alcanzar acuerdos con vistas la cumbre, que se celebrará del 26 de agosto al 4 de septiembre en la nororiental ciudad sudafricana de Johannesburgo.

El proceso de negociaciones preliminares para redactar un plan de acción está totalmente desorganizado, y la cumbre podría fracasar, señalaron organizaciones no gubernamentales (ONG).

La conferencia evaluará la situación mundial 10 años después de las resoluciones tomadas en Río de Janeiro durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, conocida como Cumbre de la Tierra.

¿Qué han hecho los países para implementar los compromisos asumidos en Río? ¿Qué estrategias han adoptado para la promoción del desarrollo sustentable? ¿Han ratificado los gobiernos las convenciones sobre biodiversidad, según prometieron hace una década? Estas son algunas de las preguntas a responder en Johannesburgo.

La Sexta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, celebrada en La Haya en noviembre de 2000, fracasó en parte porque el documento a discutir era demasiado largo y había muchos puntos en desacuerdo, dijo Daniel Mittler, del grupo ambientalista Amigos de la Tierra.

El origen de los desacuerdos, a juicio de las ONG, es que los países industrializados y aquellos pertenecientes a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) están más interesados en las ganancias que en la responsabilidad social.

Los gobiernos y las empresas privadas carecen de iniciativas y colocan en segundo plano al desarrollo sustentable y el cuidado del ambiente, según los activistas.

Australia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Arabia Saudita y Venezuela, estos dos últimos miembros de la OPEP, figuran entre los países más criticados por las organizaciones ambientalistas.

Los grupos ecologistas destacaron la paradoja de que Venezuela lidere el Grupo de los 77 países en desarrollo en las negociaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

”Estados Unidos y sus aliados bloquearon metas y cronogramas importantes insertados en el texto a negociar en la Cumbre”, declaró Amigos de la Tierra.

La organización sostuvo que los gobiernos ignoran el enojo de la opinión pública ante la mala conducta de las grandes empresas y puso como ejemplo la quiebra de la compañía estadounidense de energía Enron, que desató investigaciones judiciales.

La Sociedad para el Desarrollo Internacional urgió a las multinacionales a comprometerse a cumplir normas mínimas para alcanzar el delicado equilibrio entre los aspectos económicos, sociales y ambientales del desarrollo.

Pero sólo Suiza respondió al llamado de las ONG reunidas este mes en Nueva York, en reclamo de la primacía de los acuerdos ambientales multilaterales sobre las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Dos semanas de reuniones del comité preparatorio de las negociaciones de Johannesburgo apenas lograron avanzar en temas candentes como racismo, justicia ambiental, derechos de los pueblos indígenas, mujeres, seguridad humana y militarismo.

El mismo camino tomarán la cuarta y última reunión preparatoria de la Cumbre a realizarse en Bali, Indonesia, entre el 27 de mayo y el 7 de junio.

Las reuniones preparatorias permiten que los interesados, entre ellos las ONG, presionen para ver sus propuestas reflejadas en el texto del acuerdo final.

Las cumbres mundiales se convierten entonces en escenarios en que los dirigentes políticos dan su sello de aprobación al documento arduamente negociado.

Varios diplomáticos afirmaron que sus países han progresado desde la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, y que asegurarán el éxito de Johannesburgo.

Sin embargo, las ONG aseguran que los gobiernos están reduciendo los principios emanados de Río al dejar que los intereses privados se ocupen de aplicarlos.

La ONU también fue criticada por las ONG por permitir la participación de empresas privadas en programas sociales.

”El sistema de las Naciones Unidas debe ser transparente e independiente de los intereses de los grupos particulares”, dijo Patricio Zambrano, de la Organización de Estudiantes Latinoamericanos de la Universidad de Yale.

”Si las negociaciones de hecho se orientan hacia los intereses de las corporaciones transnacionales, la legitimidad de la Cumbre de Johannesburgo y de la ONU es cuestionable”, agregó Zambrano.

Pero esta afirmación es objeto de debate incluso entre grupos ambientalistas, varios de los cuales buscan involucrar a las grandes empresas en la promoción del desarrollo, en lugar de aislarlas.

Sin embargo, la preocupación por el grado en que las corporaciones deben influir en las políticas ambientales es casi universal. (FIN/IPS/tra-en/au/ml/aa/lp/mlm/dv en/02

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