CHINA-JAPON: Diplomacia con mar de fondo

Ambiciones regionales enfrentadas y amargos recuerdos de la guerra parecen quedar atrás en medio de agitados intercambios diplomáticos entre China y Japón, que preparan el 30 aniversario de sus relaciones bilaterales.

Pero el potencial de conflicto todavía acecha detrás de este nuevo acercamiento, y la animosidad podría fácilmente superar la nueva atmósfera de amistad entre Beijing y Tokio.

El ex primer ministro y actual presidente del parlamento chino Li Peng, el segundo líder más poderoso de China, terminó esta semana una visita a Tokio en la que intentó disipar el temor a que el rápido crecimiento chino deje atrás a Japón, la segunda economía del mundo.

En respuesta a estos esfuerzos de conciliación, el primer ministro japonés Junichiro Koizumi declaró en forma pública que China no es una amenaza sino un motor de crecimiento para todo el mundo.

Koizumi comenzó este jueves una visita a China para asistir al Foro Económico Boao para Asia, en la sureña isla de Hainan, una versión asiática del Foro Económico Mundial. También se prevé que realice una visita oficial a Beijing más adelante este año.

El mandatario japonés, acompañado por su ministro de Economía, Heizo Takenaka, pronunciará este viernes un discurso en el foro Boao y luego se reunirá con su par chino Zhu Rongji.

Después de Li, otras dos figuras políticas chinas visitarán Japón esta primavera boreal: Zeng Qinhong, un asesor del presidente Jiang Zemin, y el viceprimer ministro Wen Jiabao.

Es en cierta forma simbólico que en un año de transición política para China, su poderoso vecino asiático reciba a estadistas pertenecientes a la generación saliente de líderes comunistas, así como a políticos que podrían conducir a China en los próximos cinco años.

Esta actitud no sólo refleja la continuidad de los esfuerzos para mantener en su camino las relaciones chino-japonesas, sino también la importancia que Tokio asigna a la cooperación bilateral económica ahora que China ingresó en la Organización Mundial del Comercio, el pasado diciembre.

Un cambio radical en el Partido Comunista chino tendrá lugar el próximo otoño boreal en su congreso quinquenal.

Se prevé que el congreso promueva a Zeng y Wen al todopoderoso Politburó, el máximo órgano de decisión en la jerarquía partidaria, y también que Wen Jiabao sea nombrado sucesor del primer ministro Zhu Rongji.

Por su parte, Li Peng renunciaría como presidente del máximo órgano legislativo en 2003, cuando el parlamento celebre su próxima sesión anual.

Al realizar su última visita de cortesía a japón, Li realizó una ofensiva de amabilidad, disipando temores de que China está en camino de sustituir a Japón como motor económico de la región.

La economía china todavía es pequeña y ”no será una amenaza”, dijo a dirigentes empresariales japoneses la semana pasada.

”China mantiene un crecimiento anual de siete por ciento, pero todavía está en medio de su proceso de industrialización”, observó Li.

Las relaciones bilaterales se tensaron el año pasado con motivo de las importaciones de hortalizas chinas baratas y la aprobación por Tokio de un texto escolar de historia que, según los críticos, minimizaba las agresiones bélicas de Japón a China.

La visita de Koizumi en agosto pasado a un santuario que honra a los japoneses caídos en la guerra, entre ellos varios criminales de guerra, también crispó los vínculos.

Aunque los últimos intercambios de visitas de alto nivel indican una disposición de ambas partes a mejorar y estabilizar sus relaciones, no todo está bien entre los dos vecinos asiáticos.

Las cuestiones de seguridad continúan obstruyendo los intentos por mantener calmos los vínculos bilaterales.

Mientras Li Peng paseaba por Japón la semana pasada, un destacado político japonés desató una controversia al declarar que Japón podría fabricar armas nucleares si China continuara acumulando poder militar.

”Si China exagera, el pueblo japonés se pondrá histérico”, advirtió el fin de semana Ichiro Ozawa, líder del opositor Partido Liberal japonés.

”Sería tan fácil para nosotros producir ojivas nucleares… Tenemos suficiente plutonio en nuestras plantas nucleares para producir varios miles de ojivas”, dijo.

Si bien estas declaraciones proceden de un político considerado polémico en su propio país, muestran el potencial de conflicto con China.

Tokio urgió en marzo a Beijing a revelar más información sobre su creciente gasto militar y expresó preocupación por los programas nucleares y misilísticos chinos.

China aumentará su presupuesto de defensa en 17,6 por ciento este año para modernizar el mayor ejército del mundo, después de haberlo aumentado en 18 por ciento el año pasado.

El verdadero presupuesto militar chino podría ser hasta cuatro veces mayor a los 20.000 millones de dólares que Beijing hizo públicos, advirtieron analistas de defensa.

La inquietud por este fortalecimiento militar hizo que Japón recortara sus préstamos en yenes a China. A fines de marzo, Tokio anunció que reduciría su ayuda oficial para el desarrollo de China en 25 por ciento este año, el mayor recorte desde que esa ayuda comenzó, en 1979.

Hasta fines del mes pasado, los préstamos japoneses a China totalizaban 20.000 millones de dólares, según cifras del Ministerio de Finanzas.

Esos créditos de bajo interés contribuyeron a financiar más de 170 proyectos de modernización en China.

Beijing es consciente de la fuerte oposición que tales préstamos provocan en Japón.

”La política está detrás del recorte de créditos”, tituló esta semana la publicación oficial china Business Weekly.

El canciller Tang Jiaxuan declaró al semanario que China comprende la necesidad de Japón de reformar sus programas de ayuda para el desarrollo, pero se opone a la vinculación de los créditos con cuestiones políticas. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/ip/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe