Los trabajadores rurales reciben los salarios más bajos de Zimbabwe y padecen las consecuencias de la peor crisis económica del país, la sequía y la violencia que caracteriza la reforma agraria del gobierno.
Aunque sus empleadores son los más ricos del país, los trabajadores agrícolas perciben un salario mensual de ocho dólares en el mercado de cambio paralelo (45 dólares, según el valor oficial), mientras el Consejo de Consumidores reclama un salario mínimo de 270 dólares.
La nación de Africa austral atraviesa la peor crisis económica de su historia, con un desempleo de 60 por ciento y una tasa de inflación anual de 112 por ciento.
Los labradores soportan además las violentas invasiones de tierras encabezadas por los veteranos de la guerra de independencia leales al gobierno.
Esta semana supuestos veteranos de guerra golpearon con mangos de hachas al hijo del matrimonio de agricultores negros Ian y Kerry Kay, en su granja de Marondera, 80 kilómetros al este de Harare, la capital, y mataron a golpes al guardia de seguridad, Darlington Vikaveka.
Varios trabajadores denunciaron que un grupo de supuestos veteranos de guerra y partidarios del gobernante Frente Popular- Unión Nacional Africana de Zimbabwe (ZANU-PF) los atacaron esta semana con palos y piedras en la granja Mutemwa, también en Marondera.
Uno de los hombres que escapó a Harare, aseguró que los veteranos los acusaron de votar a favor de la oposición en las elecciones del 9 y 10 de este mes, en que resultó victorioso Robert Mugabe, quien se mantiene en el poder desde 1980, año de la independencia.
Llegaron a las dos de la madrugada y nos golpearon mientras nos decían que somos culpables de que los agricultores blancos permanezcan en sus fincas, dijo un labriego que no quiso dar su nombre.
Otra trabajadora, embarazada de seis meses, también fue castigada con palos y troncos. Sentí dolores en el vientre. Temo por mi bebé, dijo la mujer.
Más de 70.000 trabajadores agrícolas fueron desplazados por veteranos de guerra y seguidores del gobernante ZANU-PF antes de las elecciones presidenciales.
Pero según la Unión de Agricultores Comerciales (CFU), conformada principalmente por productores de origen europeo, las denuncias de violencia continúan en todas las zonas agrícolas del país.
En el último año y medio fueron asesinados 10 agricultores blancos y seis negros, según el CFU.
Las autoridades y los veteranos negaron las acusaciones. El gobierno sostiene que el opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) —que desconoció por manipulado el resultado electoral— está empeñado en una campaña para vincularlo con la violencia en zonas rurales.
La propiedad de la tierra es uno de los asuntos políticos centrales de Zimbabwe. La población blanca —menos de uno por ciento de los 13 millones de habitantes— poseía hasta hace dos años más de 70 por ciento de las mejores tierras agrícolas, cuando se puso en marcha la reforma agraria.
La semana pasada, Harare publicó una lista de 388 granjas que serán confiscadas como parte de la reforma, incluyendo las propiedades de la opulenta familia sudafricana Oppenheimer, que posee importantes inversiones mineras en Africa austral.
El anuncio se produjo poco después que la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth) resolvió suspender por un año a Zimbabwe a raíz de los informes negativos presentados por sus observadores electorales.
Harare asegura que comprará más de 80 por ciento de la tierra en manos blancas para reubicar a los campesinos negros sin tierra. (FIN/IPS/tra-eng/lm/mn/dc/lb dv/02