La Fiscalía de Colombia maneja la hipótesis de la complicidad de guerrilleros y narcotraficantes en el asesinato del arzobispo católico de la ciudad de Cali, Isaías Duarte, quien había denunciado la financiación de algunas campañas políticas con dinero de la droga.
El fiscal general, Luis Osorio, dijo este lunes a la radioemisora Caracol que tenía previsto reunirse en los próximos días con Duarte, muerto el sábado.
El arzobispo había señalado antes de los comicios parlamentarios del 10 de este mes la supuesta presencia de dinero del narcotráfico en la campaña electoral y se proponía ampliar su denuncia ante el fiscal.
Duarte, de 63 años, fue baleado por desconocidos en la suroccidental Cali cuando terminaba de oficiar la ceremonia del matrimonio de 100 parejas.
Según el Fiscal, no se descarta que el narcotráfico en unión con algún grupo rebelde hubiera tenido participación en el asesinato. Pero puntualizó que no agregará más comentarios hasta tener bases sólidas.
Osorio informó que la oficina a su cargo había recibido un documento de Duarte para fundamentar las denuncias que había realizado a medios de comunicación sobre corrupción en la campaña electoral.
El arzobispo asesinado también había criticado con dureza dos secuestros masivos perpetrados en 2000 por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), un grupo guerrillero con el que el gobierno mantiene conversaciones de paz.
También se había pronunciado públicamente contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal organización guerrilla, por el secuestro el año pasado del sacerdote Guillermo Correa, y contra a los paramilitares de derecha por su participación en masacres contra la población civil.
La policía detuvo a cinco personas y dispone del retrato hablado de los presuntos autores materiales del asesinato del arzobispo, que será sepultado este martes.
La Conferencia Episcopal católica, que reúne a cerca de 80 obispos, afirmó este lunes que los asesinos de Duarte buscan sembrar el caos y el desconcierto en la sociedad colombiana.
El presidente de la Conferencia Episcopal, Alberto Giraldo, exhortó a los colombianos a comprender que son una sola familia, que debe mantener la esperanza y la solidaridad.
Américo Incalcaterra, delegado encargado de la Organización de Naciones Unidas en Colombia, dijo al repudiar el asesinato que la violencia ha alcanzado en este país extremos de alta peligrosidad.
El arzobispo de Bogotá, Pedro Rubiano, indicó a IPS que el asesinato del prelado forma parte de una serie de actos violentos contra quienes no hacen sino cumplir con los deberes de su oficio.
Rubiano señaló que en febrero también fueron asesinados tres sacerdotes y dos auxiliares en dos atentados atribuidos a guerrilleros, en los departamentos de Nariño (sur) y Antioquia (nordeste).
Se trata de actos demenciales y diabólicas, contra las cuales deben estar unidos todos los colombianos, afirmó el arzobispo.
Nueve sacerdotes católicos fueron asesinados en los últimos 13 años, advirtió la Conferencia Episcopal.
El Papa Juan Pablo II se refirió a la muerte de Duarte en su misa dominical en el Vaticano. El arzobispo de Cali «era un pastor generoso y valiente (…) su propia vida fue el pago por la defensa de la existencia humana», dijo el Papa.
El asesinato fue también condenado por varios candidatos a las presidenciales del 26 de mayo. Horacio Serpa, del opositor Partido Liberal, la principal fuerza parlamentaria, opinó que Duarte fue muerto a causa del coraje con que denunció la violencia.
El arzobispo asesinado era un hombre extraordinario, comprometida con la causa social y con la búsqueda de la convivencia, afirmó Serpa.
Para Alvaro Uribe, disidente del Partido Liberal y favorito en las encuestas, con la muerte del arzobispo Colombia pierde un gran revolucionario de la educación.
La muerte de Duarte obliga a modificar la percepción de los colombianos sobre la violencia, que debe ser enfrentada con autoridad permanente, dijo Uribe, quien propone «mano dura» contra las organizaciones armadas.
Noemí Sanin, del gobernante Partido Conservador, expresó que los colombianos deben imitar a monseñor Duarte y buscar la salvación del país. (FIN/IPS/yf/ff/hd ip/02