(Arte y Cultura) LITERATURA-CUBA: El desafiante Leonardo Padura

Escribir en Cuba implica riesgos y desafíos que, en lugar de obstáculos, pueden convertirse en verdaderos estímulos a la creatividad, según Leonardo Padura, uno de los novelistas locales más leídos en este país.

”Cuando el escritor se encuentra frente a la decisión de lo que puede decir o de lo que no puede decir, de lo que puede reflexionar o de lo que no puede, los recursos artísticos son los que lo salvan”, dijo Padura a IPS.

Autor de varios ensayos, cuentos y novelas, Padura logró con la literatura lo que durante años le fue casi imposible hacer como reportero de Juventud Rebelde, el diario de los jóvenes comunistas y segundo en importancia en Cuba.

En cualquiera de sus cuatro novelas policiales de los años 90, 3l escritor utiliza ese tipo de trama para ”interrogar la realidad”.

El lector tiene que darse cuenta de ”que no pretendo engañarlo para entrar en un contexto social, vital y humano, mucho más complejo, específicamente de la contemporaneidad cubana”, apuntó.

Así, aparecen las historias de corrupción, de represión homosexual o intelectual, la doble moral, la marginalidad y las drogas, así como ”la necesidad de encontrar un espacio de reflexión en un mundo que se hizo muy cerrado”.

Los asuntos abordados son inusuales en este país de régimen socialista, donde todos los medios de comunicación y también las editoriales están controladas por el Estado.

”Pasado perfecto”, ”Vientos de cuaresma”, ”Máscaras” y ”Paisaje de otoño”, escritas entre 1990 y 1997, labraron el camino para la expectativa que ha causado la aparición en Santo Domingo de la última obra de Padura, ”La novela de mi vida”.

Unos 70 ejemplares de la edición dominicana fueron vendidos en La Habana luego de que el volumen obtuviera el Premio Internacional de Novela 2001, que otorga la Casa de Teatro, institución cultural con sede en República Dominicana.

Este libro, mientras se espera la publicación en Cuba anunciada para este año, pasa de mano en mano y hasta puede alquilarse en dólares a libreros que trabajan por cuenta propia.

”Es una novela ambiciosa, la más ambiciosa que ha escrito Padura, y una de las más ambiciosas y complejas que ha intentado un escritor cubano, opinó el ensayista Jorge Luis Arcos.

”La novela de mi vida”, catalogada de proyecto ”complejo” por su autor, tiene como núcleo a José María Heredia (1803-1839), un hombre que nació en Cuba de casualidad y que apenas vivió en la isla, pero que es considerado el primer poeta cubano.

Paralelamente, el lector sigue el drama de los últimos años de vida de uno de los hijos de Heredia y las vicisitudes de un grupo de amigos que, ya a fines del siglo XX, busca obsesivamente ”los papeles perdidos” del poeta.

Entre ellos se encuentra Fernando Terry, quien optó por el exilio tras ser expulsado de su puesto de profesor en la Universidad de La Habana por conocer los planes de un amigo que pretendía emigrar del país de manera ilegal.

Terry regresa temporalmente a La Habana para buscar papeles que nunca aparecerán. En cambio, asegura Padura, ”encontrará otras verdades, otras certezas alrededor de su propia vida y de la vida en el país en los últimos 200 años”.

La novela es una reflexión sobre la formación de la identidad cubana y también sobre el exilio, la amistad, la traición y el poder, tanto en los tiempos de Heredia como en los más recientes de Fernando Terry.

Utilizar el siglo XIX es uno de esos recursos artísticos a los que ”por suerte” ha tenido que acudir Padura en su intento por hurgar en lo más profundo y conflictivo de la realidad cubana actual.

Por el contrario, ”es bastante frecuente en la novela cubana contemporánea que se escribe fuera de Cuba el discurso político directo”, muchas veces alejado de pretensiones literarias reales, opinó Padura.

El resultado de la ”libertad” de que disfrutan los novelistas del exilio ha sido, en muchos casos, ”una novela exactamente igual a la que se escribía en el país en los años 70, pero de signo político contrario”.

Si en aquella época, tras el triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro, ”se escribía una novela de reafirmación revolucionaria, ésta de ahora es una novela de reafirmación en contra”, añadió.

Por supuesto, cada caso es un mundo, pero a juicio de Padura lo que no se puede negar es la existencia de un exilio que por más de cuatro décadas ha sido uno de los signos característicos de la literatura, el arte y de toda la vida cubana.

”La familia cubana es una familia escindida y sus sentimientos han sido utilizados en función de la política por uno y otro bando, por una realidad y otra realidad. Los escritores o tratamos de reflejar esa realidad o la tenemos que vivir”, apuntó. (FIN/IPS/da/dm/cr/02

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