Dios es mi guionista, decía el estadounidense Cecil B. de Mille ante el éxito de sus superproducciones de tema bíblico, y los cineastas peruanos deben reconocer que la realidad social de su país es la principal fuente argumental de sus películas.
La realidad es el guionista más inspirado en Perú. Cinco de las siete películas nacionales en rodaje o recién exhibidas están inspiradas en el drama social de un país desgarrado por la violencia política o anonadado por la rampante corrupción puesta el descubierto en las esferas del poder.
Fertilizados por esa poderosa realidad, nacen numerosos proyectos cinematográficos, a pesar de la crisis económica, el estrecho mercado local y las conocidas dificultades para llegar al público internacional. Algunos, lógicamente, se frustran o interrumpen por falta de recursos.
Paloma de papel, la primera película de Fabricio Aguilar, está ambientada a fines de los años 80, cuando crecía la violencia política que iba a cobrarse 27.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos. Es la historia de un niño andino de 10 años que ve morir a su familia y es reclutado a la fuerza por los guerrilleros.
El filme empezó a tomar forma en 1997, pero su rodaje se postergó hasta 2001, cuando Aguilar obtuvo para su guión 30.000 dólares de un premio oficial para proyectos fílmicos, a los que se sumaron 12.000 dólares de la organización no gubernamental iberoamericana Ibermedia. El presupuesto requerido era de 150.000 dólares.
Es difícil trabajar sin dinero, hay que buscar técnicos que acepten cobrar cuando se acabe la película y se exhiba el filme. Y ni así alcanza. Después de un día de rodaje llegaba a mi casa y me daba cuenta de que no íbamos a poder filmar todas las escenas pautadas, de modo que reducía el guión, dijo Aguilar.
Esa forma de trabajar es castrante. Si no logramos el dinero necesario nos vemos obligados a acomodar el guión al dinero encontrado, señaló.
En Ojos que no ven, una obra en filmación del director Francisco Lombardi, el tema es la corrupción política de los años 90, cuando gobernaba Alberto Fujimori (1990-2000).
La historia se basa en los llamados vladivideos, realizados por orden de Vladimiro Montesinos, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional de Fujimori, para extorsionar a personajes que ignoraban que su presencia y conversación estaban siendo grabadas.
El régimen de Fujimori se derrumbó en setiembre de 2000, debido al escándalo causado por un vladiveo que registra el momento en que Montesinos soborna a un parlamentario opositor para unirlo al oficialismo.
Montesinos escapó a Venezuela, donde fue capturado, y ahora está detenido en una base naval peruana. En cuanto a Fujimori, destituido por el Congreso, se refugió en Japón, tierra de sus ancestros, que se niega a extraditarlo.
El proyecto de esta película surgió de una conversación que sostuve con la guionista, la escritora Giovanna Pollarolo, sobre cómo las revelaciones de los videos difundidos por la televisión hacían cambiar la perspectiva política del país día a día, explicó Lombardi.
Fue uno de los cambios masivos de perspectiva mas rápidos y alucinantes que se han producido en este país. Descubrimos un nivel de corrupción del que debimos percatarnos antes, pero que nadie quería ver porque era demasiado horrorosa, agregó.
Días de Santiago, de Josué Mendez, filmada en 16 milímetros y que sus realizadores deberán pasar a 35 milímetros, formato estandar de las salas de cine, se basa en testimonios de combatientes en la guerra de 1995 entre Perú y Ecuador por la posesión de inhabitables pantanos selváticos.
También figura en esta lista de producciones peruanas La espalda del mundo, un documental sobre la vida de niños picapedreros premiado en el festival de San Sebastián, norte de España, e interpretado y codirigido por los protagonistas de la historia.
El rodaje de El destino no tiene favoritos, cuyo guión fue distinguido por el Conacine, instituto de fomento del cine nacional, está paralizado hace casi un año, porque su director, Alvaro Velarde, no consiguió dinero para el proceso de laboratorio. Se trata de un retrato en clave irónica de los mecanismos de interacción en una sociedad culturalmente dividida.
El mismo tema, pero con discurso fílmico tremendista, juvenil, violento y en ritmo de rock, es el de Bala perdida , de Aldo Salvini, sobre el desencuentro cultural de un grupo de jóvenes de clase media alta de Lima con el submundo mestizo y lascivo generado por la irrupción masiva del turismo en la ciudad histórica de Cusco.
El documental La espalda del mundo, financiado por una organización española que encargó al cineasta Javier Corcuera exponer la situación de los niños en Perú, es descrito por su autor como una sombría fábula de la adultez prematura
La historia se basa en el trabajo infantil en las canteras de Carabayllo, una zona semirrural vecina a Lima, donde niños de ocho a 14 años trabajan rompiendo piedras a golpe de martillo.
El director decidió discutir el guión con los propios niños y con los padres de éstos. Consideré que no había que hacer una película sobre ellos, sino con ellos. La historia se convirtió en un juego compartido, cada propuesta lúdica podía dar paso a la siguiente escena, dijo Corcuera.
Guinder Rodriguez, de 11 años, es el protagonista de la película, un resultado que no lo asombra. Sólo tenía que ser yo mismo, explicó el niño.
La espalda del mundo ganó en 2000 el premio de la Crítica como largometraje documental en el Festival de San Sebastián, España, pero no fue exhibido en Perú sino hasta hace unos meses, en ocasión de un festival iberoamericano de cine promovido por la Universidad Católica de Lima. (FIN/IPS/al/ff/cr/02