AMERICA LATINA: Alto impacto económico de congestión de tránsito

La congestión del tránsito urbano se ha transformado en un verdadero flagelo para las grandes ciudades de América Latina, con un fuerte impacto sobre el producto interno bruto (PIB), asegura un estudio de Cepal.

La operación de los vehículos que circulan en las ciudades de más de 100.000 habitantes consume alrededor de 3,5 por ciento del PIB regional, según el informe de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

Los autores del estudio, Ian Thomson, jefe de la Unidad de Transportes de Cepal, y Alberto Bull, consultor de esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas, calcularon que el valor social del tiempo consumido en exceso a causa de la congestión equivale a otro tres por ciento del PIB latinoamericano.

”En cuanto a costos de la congestión, sus efectos perjudiciales caen sobre todos los habitantes de las urbes, ya que deterioran su calidad de vida en distintos aspectos, como mayor contaminación acústica y atmosférica, e impacta sobre la salud mental”, dijeron Thomson y Bull.

Los atascos, ”tacos” o ”atochamientos” en las ciudades latinoamericanas alargan la duración de los viajes en autobuses, con los consiguientes atrasos de los pasajeros en la realización de actividades laborales o educativas, y encarece además las tarifas del transporte público, agregaron los expertos.

La investigación señala que en 1992 en la red vial de Sao Paulo se registraba congestión aguda en 28 kilómetros en las mañanas y en 39 kilómetros en las tardes. En 1996 los kilómetros afectados habían aumentado a 80 en las mañanas y a 122 en las tardes.

Santiago de Chile, una de las urbes más contaminadas de la región junto a Sao Paulo y la ciudad de México, vio aumentar de 22 a 32 minutos la duración de un viaje de 10 kilómetros en un vehículo motorizado entre 1991 y 1997.

La Cepal advirtió que, dada la complejidad del problema, las soluciones son difíciles de diseñar e, incluso, indica que ”mantener un poco de congestión es conveniente”, pues los costos para eliminarla por completo pueden alcanzar niveles muy onerosos.

”La idea es mantener la congestión bajo control, y para lograr esto se requiere que las autoridades locales tengan una visión renovada que les permita mejorar su capacidad y calidad de respuesta”, según Thomson y Bull.

La transformación de las congestiones de tránsito en un flagelo se debe principalmente al aumento explosivo del parque de automóviles en las ciudades latinoamericanas en la última década del siglo pasado.

El fenómeno obedeció a que los ingresos reales de las personas aumentaron y los precios de los automotores tendieron a la baja. ”De esta forma, tener un automóvil dejó de ser un sueño inalcanzable y se transformó en un hecho consumado para muchas familias”, explicaron los expertos de Cepal.

No obstante, en los países industrializados, que tienen mayores tasas de número de automóviles por persona, la congestión y sus problemas anexos, como la contaminación, tienen menor impacto que en América Latina.

La explicación, según Thomson y Bull, no radica sólo en la mejor infraestructura vial de esos países, sino fundamentalmente en ”la marcada propensión (de los latinoamericanos) al uso intensivo del automóvil para todo tipo de fines”.

”También existen factores subjetivos, como el estatus, ya que en América Latina el automóvil todavía es considerado no sólo un medio de locomoción sino un indicador de la ubicación de su dueño en la sociedad”, agrega el estudio.

Entre sus recomendaciones, los autores llaman a un esfuerzo multidisciplinario para enfrentar la congestión de tránsito a largo plazo, con medidas de aplicación más inmediata, como la de alcanzar un mejor equilibrio entre la propiedad y uso del automóvil, dando mayor prioridad al transporte público.

En Santiago de Chile se anunció este jueves, como parte de un renovado plan de descontaminación, el mejoramiento progresivo del parque de autobuses, con el retiro este año de 540 unidades que no cumplen con las normas ambientales.

El intendente (autoridad del Poder Ejecutivo) de la Región Metropolitana, Marcelo Trivelli, señaló que hasta fines de 2003 se planea retirar 2.700 autobuses con más de 10 años de uso.

Guillermo Díaz, director de la Comisión Nacional del Medio Ambiente en la región capitalina, explicó que se pretende disminuir progresivamente las emisiones tóxicas del transporte público, responsable en la actualidad de 21 por ciento de la contaminación de Santiago. (FIN/IPS/ggr/dm/if en/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe