La misión de paz de la ONU en Sahara Occidental podría abandonar ese territorio el 30 de abril, advirtió el secretario general del foro mundial, Kofi Annan, alarmado por las «sombrías» perspectivas del conflicto entre los independentistas y Marruecos.
Annan dijo al Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el 19 de este mes que la situación «es desoladora», pues ni Marruecos ni el Frente Polisario lograron solucionar el problema de Sahara Occidental, cuya independencia fue proclamada por los insurgentes en 1975.
«Este juicio sobre la situación es pesimista, pero realista», aseveró Annan, quien responsabilizó a Marruecos y al Frente Polisario (Frente Popular por la Liberación del Saguiat Al Hamra y Río de Oro) de negarse a negociar una solución pacífica y de no colaborar con la ONU.
El conflicto en Sahara Occidental comenzó en 1975, cuando Marruecos se anexó el territorio tras el retiro de España, la potencia colonial.
El Frente Polisario, organización política que tomó las armas para liberarse de España, entró en guerra con Marruecos y Mauritania cuando unidades militares de esos dos países ocuparon el territorio.
Las tropas independentistas derrotaron a Mauritania en 1979, pero la guerra con Marruecos se prolongó hasta la tregua alcanzada con la intervención de la ONU en 1991.
Después del cese del fuego, la ONU envió una misión para supervisar un referendo en que los saharauis dirimirían entre la independencia y la incorporación a Marruecos.
Pero diferencias entre Rabat y el Frente Polisario en torno del padrón de votantes impidieron la realización de la consulta popular, y en junio de 2001 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una «solución política» a la crisis formulada por el ex secretario de Estado (canciller) estadounidense James Baker.
La propuesta de Baker permitiría a la población de Sahara Occidental elegir su propio gobierno local, con sus órganos ejecutivos y legislativos autónomos, que se ocuparía del presupuesto territorial y de la infraestructura básica.
Pero Argelia y el Frente Polisario rechazaron el plan y renovaron su compromiso con el referendo por la autodeterminación como única solución al conflicto.
Annan y Baker consideran que el Consejo de Seguridad tiene cuatro opciones ante la situación actual, según informó el secretario general de la ONU al Consejo de Seguridad el día 19.
Estas alternativas son reanudar los esfuerzos para realizar el referendo, revisar el plan de autonomía de Baker teniendo en cuenta las preocupaciones expresadas por ambas partes, explorar una posible partición de Sahara Occidental o poner fin a la misión de la ONU en el territorio.
«Mi enviado personal cree que, aunque hay señales de que Argelia y el Frente Polisario aceptarían la partición del territorio, sería inútil continuar (por este camino) porque el gobierno de Marruecos no quiere discutir este enfoque», sostuvo Annan.
Para dar al Consejo de Seguridad tiempo para tomar una decisión, Annan solicitó la extensión de la misión de la ONU, que cuenta con 203 observadores militares y 25 policías civiles, hasta el 30 de abril. La misión expirará el 28 de este mes.
En reacción al informe de Annan, el gobierno de Marruecos acusó el día 19 a Argelia de pretender la creación de un estado bajo su protección en el territorio disputado.
«La propuesta de Argelia sobre la partición de nuestras provincias saharianas tiene la finalidad de crear un micro estado bajo la protección argelina», dijo el representante permanente de Marruecos ante la ONU, Mohamed Bennouna, a la emisora televisiva marroquí TVM.
El diplomático subrayó que Marruecos rechaza por completo la propuesta de partición formulada por el presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, en una reunión con los separatistas y el enviado de Annan a Sahara Occidental, en la meridional ciudad estadounidense de Houston.
Argelia aspira a asegurarse un pasaje al océano Atlántico con su propuesta de partición, a la que el gobierno marroquí atribuye «sentido expansionista», dijo Bennouna.
Mientras, Marruecos gana respaldo europeo en su pretensión de ejercer derechos soberanos sobre el territorio, que contiene importantes recursos pesqueros en sus costas, así como reservas de fosfato, otros minerales y posiblemente petróleo.
Rabat autorizó a varias compañías occidentales a buscar gas y petróleo en Sahara Occidental, una medida que aumentó la tensión con el Frente Polisario.
Una delegación del Parlamento Europeo encabezada por la francesa Catherine Lalumiere realizó este mes declaraciones favorables a Marruecos y criticó implícitamente al Frente Polisario y a Argelia por su oposición al plan Baker, propuesto por la ONU y aprobado por Marruecos.
«Aquellos que se oponen al plan Baker no quieren una solución rápida al conflicto», dijo Lalumiere a la prensa en Rabat, tras visitar la sede del Frente Polisario en Sahara Occidental.
Marruecos había obtenido el respaldo silencioso del presidente de Francia, Jacques Chirac, quien durante una gira por el Magreb en diciembre pasado se refirió a Sahara Occidental como «las provincias meridionales de Marruecos», una expresión usual de la corona marroquí. (IPS/FIN/tra-en/na/sm/lp/mj/ip/02


