JAPON-EEUU: Elogios de Bush encubren presiones

El presidente de Estados Unidos, George Bush, elogió al primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, en dos días de visita al país, pero también lo presionó para que adopte decisiones difíciles, según especialistas en economía y política.

«Las principales cuestiones en la agenda de Bush fueron económicas y de seguridad, y Koizumi deberá afrontar grandes desafíos para satisfacer las expectativas estadounidenses en ambos terrenos», opinó el profesor de economía Haruo Shimada, de la japonesa Universidad de Keio.

«La cumbre dejó claro que Japón debe decidir hasta qué punto asumirá una alianza con Estados Unidos en asuntos de seguridad, cuya base son intereses, responsabilidades y valores compartidos, según Bush», sostuvo el diario Japan Times.

El presidente estadounidense dedicó la mayor parte de su visita, primera escala de una gira que incluye Corea del Sur y China, a proclamar que apoya a Koizumi, cuya popularidad ha caído mucho en los últimos meses, tras el bloqueo del programa de reformas económicas que había prometido en su campaña electoral.

«Confío en la estrategia de liderazgo de este hombre y tengo una buena relación personal con él», dijo Bush a periodistas, en referencia al primer ministro, antes de partir el martes hacia Corea del Sur.

Sin embargo, el diario japonés Asahi afirmó el miércoles en un editorial que la población del país no fue influida por los elogios a Koizumi, y que cuando el visitante dijo que «lo mejor para el mundo es que la economía japonesa sea robusta», debe entenderse que expresó fuertes dudas sobre sus perspectivas.

Estados Unidos considera que la salud económica del país es vital para la seguridad regional, porque su debilitamiento afectaría a otros países asiáticos y podría tener consecuencias desestabilizadoras, sostuvo un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores japonés según el Japan Times.

El prolongado estancamiento económico de Japón se caracteriza por un crecimiento en promedio del producto interno bruto (PIB) de sólo uno por ciento anual desde 1992, creciente desempleo, que llegó este año a 5,6 por ciento, el mayor nivel desde la Segunda Guerra Mundial, y un grave problema de deflación.

La deflación es una caída generalizada del precio de bienes y servicios, no debida a la disminución de costos locales de producción, que causa la contracción del PIB en términos monetarios y hace que la población posponga gastos, porque espera que el valor de su dinero siga en aumento.

Esa situación se vincula con un sistema bancario cargado de deudas incobrables que no se han registrado como pérdidas desde la crisis financiera de hace una década, para evitar una cadena de quiebras.

El valor de los préstamos incobrables superó el año pasado el total de capital en manos del sistema bancario, según datos oficiales.

Koizumi prometió transparencia en la situación contable de los bancos, desregulación de la economía, privatizaciones y reformas administrativas, pero poderosos grupos de interés que se verían afectados, incluso dentro del gobernante Partido Democrático Liberal, han impedido o enlentecido la aplicación del programa.

Las numerosas actividades de Bush en el país incluyeron un almuerzo con el emperador, un discurso ante el parlamento y una cena con Koizumi en un modesto restaurante, donde ambos gobernantes, vestidos de modo informal, fueron aclamados por el público.

El presidente dio un fuerte y prolongado abrazo al primer ministro antes de abordar el avión que lo llevó a Seúl.

Los vínculos bilaterales se hacen más profundos, a medida que exceden las relaciones económicas y abarcan cooperación en materia de seguridad, señaló el diario Yomuiri, el de mayor venta en el país.

Bush dijo en el parlamento que la alianza para la seguridad entre ambos países es crucial para la paz y la estabilidad en Asia- Pacífico.

El presidente estadounidense «desea que Japón implemente reformas cuanto antes», y es obvio que aprovechó su visita para presionar con ese objetivo, comentó el economista C.H. Kwang, del japonés Instituto de Investigación Nomura.

«A veces la presión externa ayuda a Japón a actuar», apuntó.

Sin embargo, Koizumi deberá realizar formidables esfuerzos para cumplir sus promesas de reforma, incluyendo la resolución de conflictos en su propio partido, y vencer la resistencia del Banco Central a facilitar la concesión de créditos para superar la deflación.

Los medios de comunicación locales destacaron que la visita de Bush aumentó la preocupación en el país sobre la posibilidad de que Estados Unidos privilegie sus relaciones con China, cuya economía ha crecido en forma acelerada en lso últimos años.

Japón debe lograr la recuperación de su economía, que aún es la segunda del mundo, y al mismo tiempo fortalecer su cooperación con Washington en materia de seguridad, para revitalizar la alianza con Estados Unidos, opinó el columnista Tetsuya Harada, de Yomuiri.

Bush expresó con calidez su agradecimiento a Koizumi por el apoyo brindado a la campaña militar estadounidense en Afganistán, en el marco de la «guerra contra el terrorismo», y afirmó que Japón había sido la primera escala de su gira asiática porque es «uno de los mayores y más auténticos amigos» de Estados Unidos.

Washington sabe que «Koizumi es un buen socio en la cooperación internacional contra el terrorismo. Gran parte de los elogios al primer ministro se debieron a eso», aseguró Shimada.

Sin embargo, un eventual aumento del apoyo japonés a la «guerra contra el terrorismo» exigiría que Koizumi revirtiera la profunda resistencia popular a fortalecer las Fuerzas Armadas, desde la traumática experiencia del país en la Segunda Guerra Mundial.

Por otra parte, el presidente estadounidense afirmó a fines de enero que Corea del Norte, Irán e Iraq forman un «eje del mal» que apoya a terroristas, y no sería fácil para Koizumi apoyar acciones contra por lo menos dos de esos tres países.

En el caso de Corea del Norte, eso se debe a la proximidad geográfica y a las posibles repercusiones regionales de un ataque estadounidense.

La emisora de televisión NHK señaló a su vez que Tokio ha cultivado estrechos vínculos con Teherán, en el marco de una estrategia diplomática que busca buenas relaciones con el mundo árabe, proveedor de más de la mitad del petróleo consumido en el país. (FIN/IPS/tra-eng/sk/ral/mp/ip/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe